Desde hace unos días hay un pequeño debate, entre quienes no
creen que haya condiciones para la vacancia presidencial antes del 28 de julio
de 2016, y quienes pensamos que la hipótesis ha pasado de remota a posible, sin
que se pueda decir cómo las cosas van a ser. Hagamos un subrayado, si bien en
las calles ya hay gritos para que el presidente se vaya, en la clase política e
intelectual hay un aparente consenso acerca de que este sería el peor camino
posible.
Para afirmar que aquí nadie va cambiar el escenario esencial,
se argumentan dos cosas: que Humala está demasiado aislado y débil para
autogolpear como lo hizo Fujimori en 1992, y que los cuatro gatos del Congreso
no van a tener el coraje para ponerse de acuerdo en reemplazar al presidente en
funciones. Total un balance de suma cero. Entonces ¿qué va a pasar con el
movimiento del sur que está en pie de lucha y el gobierno no ha logrado
asustarlo con los militares?, ¿seguirá resistiendo el inicio de Tía María?, ¿el
gobierno levantará el estado de emergencia o lo extenderá a otros sectores que
están entrando en combate?, ¿acaso la gente está pendiente de lo que haga o no
haga el Congreso, o es más bien al revés que los partidos del Congreso tienen
un poco más de un ojo puesto en los conflictos sociales?
¿Y el gobierno qué ofrece? Su lista de pedidos de facultades
extraordinarias, dónde no hay una sola medida favorable a los sectores
populares y puro programa pro gran empresa. ¿Qué va pasar allí? Si la derecha
se allana, eso va a ser Pulpín a la quinta potencia, y si se niega a dar las
facultades, ¿cómo sigue la película? Se dice que el gobierno ha perdido toda
autoridad, pero lo que se viene puede ser peor que eso. ¿Y la oposición de
derecha y sus candidatos? Disgregados; el fujimorismo reclamando que el
gobierno se rinda en el sur, para recuperar la calma y enrumbar a las
elecciones. PPK, más o menos lo mismo. Pero el APRA quiere incendiar la pradera
para que Alan pueda evadir los procesos que se le vienen. Sin embargo Alan está
callado, podría decirse. Y esa es justamente la jugada, llevar todo al límite
para que regrese el ego colosal y de una salida al despelote.
Pero en estas circunstancias nadie tiene el control de todo
lo que va a pasar. He escrito hace poco que hay una conjunción maligna para
Humala: una ola social que sigue creciendo, una aprobación que se encuentra por
los suelos y una ofensiva de la derecha y los medios que ha destrozado la
credibilidad de la pareja y los ha dibujado como corruptos. Humala mismo,
además, ha otorgado poder arbitral a militares y empresarios, los que están
siguiendo el proceso para ver cuánto puede resistir el presidente y garantizar
las elecciones.
05.06.15
1 comentario:
Para los vargas llosas (garantes) y pseudos defensores de su "democracia", sólo para elegir a corruptos mimetizados, otorongos y demás alineados con la DBA, "no hay mejor forma de gobierno" por lo tanto que siga el gobierno de cosito hasta que lo boten a patadas después del 28.07.2016.
Publicar un comentario