A primera vista la izquierda es un mar de contradicciones,
con dos agrupamientos con inscripción, que podrían ir por separado a las
elecciones, y un número que va en aumento de combinaciones y nuevas
denominaciones que van más allá de la izquierda conocida y abarcan la
disidencia del nacionalismo, y que reclaman alguna forma de unidad para llegar
a representar una alternativa electoral diferente a las que nos han impuesto
los medios y las encuestadoras, para hacernos escoger donde todo es casi igual.
Las mesas de unidad a la que van casi todos los partidos y
sectores organizados, la proclamación de nuevos grupos como Sembrar de Verónika
Mendoza, el llamado hechos desde un agrupamiento de jóvenes dirigentes
políticos que ha tomado la denominación de #Merecemos Más, pueden interpretarse
como hacen algunos como aún mayor dispersión, o a la inversa como un llamado de
atención que refleja el sentimiento de las bases de acabar con el inmovilismo,
los cálculos de unos sobre otros y las conversaciones bilaterales que nunca
terminan.
Mi opinión es que estamos ante dos visiones de lo que está
en juego. En la primera hay personajes que se han hecho la idea de que deben
ser candidatos porque ya les toca o que tienen la oportunidad de hacerlo, y que
observan a sus potenciales aliados con la desconfianza del competidor. Claro
que tras esas aspiraciones hay diversas ideas en disputa: moderación y
radicalidad, apertura al cenero, regulación de la minería, balance de Humala,
etc. Pero lo que menos hay es ansiedad ante la posibilidad inminente de que la
derecha extrema arrase a la izquierda y el centro en la elección, con las
brutales consecuencias que eso contraería.
De ahí que me parece entender que hay otra mirada que se
insinúa en los nuevos pronunciamientos y que es la de pasar a hablar al país
sobre la naturaleza de la crisis actual que amenaza la democracia y los
derechos de todos, y a responder por encima de personas y juegos particulares.
Las mal llevadas discusiones sobre la unidad y la renovación generacional, se
resuelven en el hecho práctico de ponerse de cara al país, a los sectores
populares y a las bases de izquierda. El llamado es en tono dramático, porque
lo que no se resuelva ahora será imposible de remontar cuando se empiecen a vencer
los plazos electorales.
Quiénes estén cegados por el formalismo y estén imaginando
que esta elección se va a basar en quienes tienen inscripción y puedan pagar la
mejor campaña, y que después todo seguirá como hasta ahora, con sus ganadores y
perdedores, hasta la próxima ocasión, están ignorando la gravedad de la crisis
política, su perspectiva a empeorarse y las tendencias autoritarias que se
están engendrando. Merecemos más,
efectivamente, pero ante todo, merecemos determinación política de los que
aspiran a que este país no se rinda a los sectores cavernarios, su prensa
concentrada y manipuladora, y sus insaciables grupos de poder económico.
23.06.15
www.rwiener.blogspot.com
2 comentarios:
Nada de "anónimo", soy Ambrosio
Un nuevo día, otra frustración y nuevamente don Raúl tipifica la coyuntura política como crisis ("mutación importante en el desarrollo de otros procesos, ya de orden físico, ya históricos o espirituales"). Admite a medias que su tribu está con problemas, léase incapacidad de ganar elecciones porque los electores no les votan.
Según él, que la izquierda peruana sea un grupo minúsculo sin estudios, indisciplinados, egoístas niñacos incapaces de ponerse de acuerdo, además de engreídos, pues, es una "crisis", la que "amenaza la democracia y los derechos de todos".
Quienes amenazan la democracia y los derechos de todos desde los sesenta del siglo pasado es la izquierda troglodita peruana, emperrada en su proyecto totalitario marxista leninista. Nuevamente: la izquierda fue la que llevó al país a una guerra terrorista de más de cincuenta mil muertes, nunca pidieron disculpas por sus masacres, ni modificaron comportamientos tampoco maduraron o evolucionaron y, hoy, pretenden lo mismo.
En el último párrafo don Raúl advierte del peligro de "tendencias autoritarias que se están engendrando". Imagino que se refiere a su proyecto totalitario.
La pesadilla neoliberal criolla esta por terminar, ya se escuchan los clarines que anuncian una nueva alborada socialista, el pueblo mira con asombro como el cielo se tiñe de rojo y esto anima a la gente a salir de sus casas, a tomarse de las manos y a caminar erguidos rumbo al horizonte, unidos y abrazados, a recibir al progresismo puro y redentor que ya se asoma. La revolución es nuestro motor y la justicia social nuestro combustible, nada nos puede detener.
Si avanzo sígueme, si me paro empújame, si retrocedo mátame.
!!!EL PUEBLO UNIDO JAMAS SERÁ VENCIDO, REVOLUCIÓN AHORA¡¡¡
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