Luego de tres votaciones, del forzado voto de los ministros
congresistas para darse confianza a sí mismos, y de la apelación al voto
dirimente de la presidenta de la Mesa Directiva, el presidente Humala con la clarividencia
de siempre recomendó “pasar la página”. Nada más había que extraer de una
crisis de una semana, que según él tampoco había sido crisis “porque su
gobierno había pasado esos días trabajando”. Ganamos, Castilla, habrá dicho,
hay que seguir adelante, que es lo que importa. Después de tantas declaraciones
hipócritas sobre la unidad nacional, la democracia, la gobernabilidad y la
responsabilidad, nos quedamos con lo que había.
Pero si algo le falta a nuestro comandante es el sentido
militar del cambio del curso de la batalla. Por supuesto que sigue siendo aún
el presidente, aunque con un respaldo nacional inferior al 25%, y puede contar
a su lado con una primera ministra que tiene su confianza porque, como se ha
visto estos días, es incapaz de hacer el más mínimo movimiento propio sin
consultarlo con su jefe, pero sobre todo tiene una fuerte alianza con la
CONFIEP y los grupos de poder económico que se han batido por el gabinete Jara,
como antes hicieron por el de Cornejo, y han puesto el grito bien en el cielo
cuando a un distraído Javier Bedoya se le ocurrió hablar de reemplazar a
Castilla sin cambiar la política económica.
El problema es que todo esto se engarzaba con una oposición
política fragmentada y desorientada que no encontraba la manera de colocarse
frente a un gobierno tan bien considerado por los empresarios, frente al cual
no tenían ninguna propuesta diferente, y al que sólo podían amagar con asuntos
como la llamada reelección conyugal o el confuso caso López Meneses, que no
armaban una alternativa. En ese escenario, Humala podía resolver los pocos
temas para los que podía requerir del Congreso, con el apoyo difuso de Perú
Posible. Esto se ha acabado, por lo menos en dos sentidos; en primer lugar en
el numérico, que como se ha visto en el voto de confianza para Ana Jara, ya
dejó de ser una conjunción sorpresiva como se percibió en abril, durante la
investidura de Cornejo, y se ha convertido en un poder real contra algo más
preciso que es la autosuficiencia del gobierno. Es casi seguro que se vengan
otras votaciones en las que esta tendencia se consolide y caigan ministros
empresariales como Mayorga, a pesar que Humala siga queriendo creer que aquí no
ha pasado nada.
En segundo lugar, en el sentido político de lo que acaba de
pasar, se debe entender que el gobierno respondió a la sangría de votos que
había sufrido por la izquierda, que ha dado origen a dos bancadas y a la
pérdida de una diferencia decisiva, ignorando el detalle, y dirigiendo todos
sus esfuerzos por conseguir aliados hacia el lado derecho. Eso es lo que se vio
en la secuencia de visitas a las bancadas, donde el interés era mostrar
apertura al PPC, el APRA y el fujimorismo, pero sobre todo en el contenido del
discurso en el que Jara apareció como una convicta neoliberal pro-empresa, que
parecía inspirada en editoriales del diario El Comercio. Todo indicaba que
apostaba a decirle a la DBA que estamos más cerca que nunca y a ignorar los
pedidos más bien tímidos de la incipiente izquierda del Congreso.
Si fue así, la jugada le salió bastante mal, porque
precisamente empezó a recibir dardos contra el sistema lobista que se muestra
en los cornejoleaks de parte de los partidos que han hecho mayor lobby en los
20 años anteriores, pero que ahora han visto el flanco abierto del gobierno. A
su vez el alargamiento insensato de la huelga médica y la actitud distraída de
la ministra cuya obsesión es el traslado de capacidades públicas en salud al
sector privado, ha despertado a supuestos opositores que antes criticaban al
gobierno por faltarle mano dura ante los conflictos sociales y que hoy se están
reacomodando en los flancos débiles del humalismo.
Para este gobierno, el Congreso siempre ha sido un espacio
de trámite, casi como entiende las elecciones. Logrado lo que busca, Humala se
siente libre de compromisos y capaz de cualquier cosa. Y si se observa bien,
algo que no está dispuesto a conceder es la capacidad de distribuir cargos.
Todo el régimen de estos tres años ha consistido en eso, en un presidente que
se pega cualquier bandazo, de Lerner a Valdés, o de ahí a Jiménez o Villanueva,
al giro tecnocrático con Cornejo o a la fiel escudera que hoy tenemos en la
PCM, luego de conversarlo en la alcoba con la presidenta de lo que todavía se
llama partido de gobierno. La pérdida de la mayoría numérica en el Congreso y
la mayor presión opositora que se viene puede reducirle seriamente el margen de
acción al presidente, pero el hombre todavía no ha calado lo suficiente lo que
esto significa y que la crisis que cree que no ha existido le puede volver con
fuerza en las siguientes semanas y meses.
Que un Congreso desprestigiado y carente de ideas se le
rebele al gobierno y este no tenga recursos políticos para enfrentar el desafío
dice mucho de las dificultades de Humala para la política y de la manera como
sus moldes militares ajustan mejor con la tecnocracia encabezada por Miguel
Castilla. La ausencia real de confianza en el gabinete Jara, que perdió dos
votaciones y “ganó” a la tercera, con las justas y con la ayuda de la
abstención calculada del PPC, Vitocho e Iberico, está alterando la relación de
fuerzas , pero el gobierno parece que no logra ni enterarse. Lo más probable
además es que la merma de parlamentarios oficialistas descontentos vaya
adelante en los siguientes meses. Algunos piensan que Humala va a estar metido
muy pronto en las tentaciones que acosaron a Fujimori en las vísperas del 5 de
abril de 1992. Pero el contexto es bastante distinto en términos de ansiedades
de la población, confianza en el gobierno y capacidad del presidente para tomar
grandes decisiones.
Humala, hasta ahora, ha demostrado que no puede negociar
acuerdos políticos serios con nadie, que maneja sus relaciones con partidos y
estructuras sociales de manera individualizada sobre la base de prebendas, que
traslada a sus adversarios la responsabilidad de “salvarlo”, etc. El punto es
si esta original manera de gobernar que recibe el tramposo nombre de
“pragmática” ya agotó sus posibilidades y estamos entrando en una ruta donde la
crisis política ya no será intermitente como hasta ahora. Lo interesante es
haber llegado a una situación al borde del abismo que podría conducir a un
entrampamiento profundo en un sistema de instituciones y liderazgos
desprestigiados, y uno ve la cara del presidente diciéndonos que para él no ha
pasado nada.
01.09.14
Publicado en Hildebrandt en sus Trece
3 comentarios:
Hoy, lunes 1 de setiembre se inicia, por fin, el juicio contra uno de los cabecillas de la organización criminal “los caballeros templarios de villa las mercedes”, el exministro aprista aurelio pastor valdivieso. El juez Jorge Barreto, familia, cuando no, del bufalo barreto, programó la primera audiencia para las 9 de la mañana donde se le empezará a procesar, a esta joyita, por el delito de tráfico de influencias por intentar cobrarle a la Alcaldesa de Tocache Corina de las Cruz la suma de 60,000 sesenta mil soles a cambio de "su ayuda e influencias" en el Jurado Nacional de Elecciones y Fiscalía para lograr su reposición como autoridad edil de Tocache.
El Ministerio Público ha solicitado para “jaque Pastor” una pena de cuatro años y medio de cárcel y su inhabilitación para ejercer la función pública de por vida. A su vez, Julio Rodríguez, abogado del exministro aprista, dijo que su patrocinado es inocente de los cargos y que no lo volverá hacer. El juez Barreto no debe olvidar que el abogado del colaborador eficaz N 001 de nombre Guillermo chanjan también lo denunció por ofrecerle US$250 mil para que su patrocinado cambie de versión en el caso ‘narcoindultos’. Y con todas esas el sábado pasado han empezado las amenazas en forma de llamadas y mensajes de texto a su celular contra corina de la Cruz, a fin de que desista de su acusación contra el exministro Aurelio Pastor por el delito de tráfico de influencias.
"Anteayer (sábado) me llamo un señor de nombre rodrigo franco el cual me amenazó diciéndome que deje todo como esta o me van a matar.", expresó De la Cruz. Por su parte, Pastor negó haber incurrido en ningún delito por que cuando se produjo la conversación no tenía cargo público y solo se desempeñaba como abogado.
Al respecto, el ex procurador Julio Arbizu señaló que no se necesita ser funcionario público para incurrir en el delito de tráfico de influencias.
"El delito de tráfico de influencias no es exclusivo de funcionarios públicos. Pastor incurre en el delito al invocar influencias de otras instituciones. Dicha invocación está penalizada", indicó Arbizu. Este es el principio del fin de toda la banda aprista, de toda esa gavilla de hampones ultraderechistas que tienen como jefe al capo alan sueltanarcos garcia perez el cual en el colmo de la sinverguenzura dice que es del signo libra y por eso, solo por eso los libró.
Estimado Raúl , sólo para recordar a los colisteros de vuestro blog que, más temprano que tarde si se dará la GRAN TRANSFORMACIÓN acabo de llegar del interior de la zona norte del pais y cada vez compruebo más que el sistema caduco neoliberal ya tocó fondo y sólo queda que se intensifique el afan de desenmascarar a unos cuantos trolleros gestores de las medias verdades de la DBA con su prensa mediática y concentrada.
El Presidente Humala no entiende ni jota de política, por eso piensa que ya ganó y que solo debe tirar para adelante, cuando lo cierto es que se va quedando cada vez mas solo y sus congresistas se le van a ir yendo, con lo que quedará cada vez mas débil para las sucesivas crisis que vendrán.
Punto final y merecido castigo para un traidor.
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