lunes, septiembre 29, 2014

Hospital Rebagliati

Volví al Hospital Rebagliati en el que viví horas dramáticas hace dos años con un cáncer que no pudo vencerme. Llegué esta vez afectado por un proceso infeccioso y febril que ya lleva tres meses y que puede estar relacionado con la baja de mis defensas y el maligno clima que esta ciudad ha evidenciado desde hace algún tiempo.

El hecho es que para ingresar al piso de hospitalización tuve que pasar dos días en el área de Emergencia por ese extraño sistema que hace que los que vienen de servicios especializados, sean revaluados por el ya sobrecargado personal que debe a su vez atender a la gente que está afectada por enfermedades o accidentes graves y con riesgo para la vida, y ver casos como el mío que requieren de internamiento para descubrir por fin que es lo que me está afectando.

En la Emergencia a uno lo interrogan como si lo que estuviera en su historia clínica no explicara la causa por la que ha llegado a ese trance y le ordenan exámenes de sangre, orina o lo que sea, que deben justificar el internamiento. Es extraño que se haga todo eso, mientras la sala de espera está copada de pacientes que se retuercen de dolor, vomitan, piden ayuda, y les señalan que esperen ser llamados. Entretanto los biombos que cubren el espacio en el que se colocan las camas para internados en la propia Emergencia, se expande y le va robando sitio a la sala de espera, donde las horas pasan en una rotación interminable de dramas personales.

Pienso si en medio de los programas de inversión que Essalud anuncia con tanto entusiasmo no debería caber la creación de centros de emergencia muchos más amplios, equipados, cómodos para enfrentar la demanda de estos servicios, y si los aspectos de coordinación y admisión hospitalaria no debieran ser autónomos, recibiendo el flujo de pacientes de distintos orígenes, incluyendo por supuesto a los de la Emergencia. Dentro de eso, además, eliminar los internamientos prolongados en esta misma unidad. Tengo muy duro el recuerdo de mi madre que quedó anclada en una cama de la Emergencia de Rebagliati por varios días y cuando logramos conseguirle el internamiento, falleció.

El Seguro Social es una inmensa organización con un montón de flaquezas. Pero cuando uno está internado es como si pasara a otra dimensión. Las colas, las citas espaciadas, las malas caras de las técnicas y los administrativos, los médicos que a uno no le hablan, quedan básicamente atrás. ¿No puede hacerse algo por una reforma integral que implique hasta un cambio en la cultura de los trabajadores? No niego que muchos sean atentos y colaboradores. Pero a veces me sorprendo del poder que puede tener un guachimán en organizar los ingresos a los tópicos, responder a las preguntas de los pacientes y otras funciones para las que no parecen haber sido capacitados.

29.09.14

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Nada de “anónimo”, soy Ambrosio

Estimado Raúl:
Me alegra que estés finalmente atendido en uno de los pisos de hospitalización, “que las colas malas caras de las técnicas y los administrativos, médicos que a uno no le hablan, quedan atrás”. Espero recibir las buenas noticias que la infección esté superada con antibióticos acertadamente prescritos.
Ambrosio

La historia de horror de tus días en el “área de Emergencia” del Hospital Rebagliati; (que claramente debe ser declarada en “emergencia”), es una argumentación liberal a favor de la sanidad privada. Otro prueba que demuestra que el Gobierno no es capaz de organizar nada bien.

Anónimo dijo...

Lo que sucede en las Emergencias de los grandes hospitales de Essalud es lo siguiente: no hay capacidad resolutiva en la Red que comanda el Hospital Nacional. De esta manera, los pacientes abarrotan la Emergencia con casos que debieron haber sido resueltos en los establecimientos de la Red, constituyendo el dantesco cuadro descrito por Raúl Wiener. ¿Por qué no se fortalecen las Redes? Porque no hay decisión política en ese sentido, pese a que Essalud tiene los recursos necesarios para hacerlo. Lo que quiere la autoridad, es que la situación llegue a límites de casi desastre, para justificar la gran salida, el remedio de todos los males, de los neoliberales: la privatización de la seguridad social. Como siempre, dirán que la atención privada va a solucionar los problemas, siguiendo el camino de Chile y Colombia, donde la gente hace tiempo que está exigiendo políticas públicas en el sistema de salud, porque la privatización ha fracasado.

Anónimo dijo...

Hasta donde llegará el razonamiento delcabez hueca de ambrosio o el falso carabina de ambrosio, sólo para dar la contraria llega a estúpidas conclusiones, no hay vuelta que dar ya la media neurona que le quedaba no le queda ni un cuarto, que pena que lo internen en cualquier sanatorio con especialistas en neurología para que le restauren el cuarto de neurona que le queda.

Héctor Mejía dijo...

Espero que ya esté mejor de sus dolencias, Don Raúl, lo que cuenta del Rebagliati es una muestra de esos dos Perús de los que nos hablaba el domingo Alberto Adrianzén en su artículo en el diario Uno.
Uno el Perú de los servicios privados (de los caros, no de los baratos y tan calamitosos como los públicos) como educación, salud, seguridad, clubes exclusivos y guettos blancos como Asia, donde el que tiene plata (una minoria) puede disfrutar de un estándar de vida casi del primer mundo, y el otro el Perú de los servicios públicos como Essalud, donde la mayoria de peruanos tenemos que soportar servicios colapsados y la mas absoluta indiferencia por parte del estado, que no tiene la mas mínima intención de mejorarlos porque ellos y para quienes gobiernan tienen servicios privados.

Anónimo dijo...

Saludos desde Bruselas

Me alegra que el tratamiento esté en camino, Raúl. Espero que lo superes muy pronto.

Un fuerte abrazo,
CJ

Anónimo dijo...

"...el Perú de los servicios públicos como Essalud..."
Essalud no es una entidad financiada por el dinero público. Es financiada con los aportes de los asegurados. El Estado, ladrón, le debe dinero a Essalud. Igualmente, empresas privadas, a quienes Sunat (entidad recaudadora designada por el Estado) trata con guantes de seda, también le deben un montón de dinero a Essalud. Finalmente, de acuerdo a la basura de Constitución que nos rige, el Presidente de la República designa al Presidente Ejecutivo de Essalud. En conclusión, el robo perfecto. Así, la plata de los asegurados ha servido, por ejemplo, para que el boludo Fernando Belaúnde construya la autopista a Pucusana, de cuyo peaje ni un centavo recibió el Seguro Social (hoy Essalud).

Anónimo dijo...

El desmadre de ESSALUD se inició cuando el tío cocaleca o mudo de comunicores fue designado Presidente por el chino rata de lo que fuera el IPSS, con la recomendación de su compadre vladimiro montesinos en cuya gestión se incorporó el cambio de deudas de las grandes empresas mercantilistas que como empleadores tenían por el de sus bienes y servicios; es ahí donde la banda del susodicho mudo con su corte de "gerentes" llevados de EMAPE y liderados por martín bustamanete es que cometen todo tipo de fechorias y latrocinios para llevarse el patrimonio de dicha institución en carretilla, eso es una pequeña parte de la historia negra del grupo "solidario" del mudo, si "solidario"; pero para levantarse en peso todo lo que encontraron al paso de esa entidad del Estado; tal como después ya más avezados lo harían con la MLM, hasta con repetición, es por eso que ahora no saben que hacer si el tiro les sale por la culata, es decir no sabrán a donde recular si el tal "media luna" no le da una pequeña chambita a la medida del tío cocaleca o mudo de comunicore para pasar piola en uno de sus institutos donde pelan a los más ingenuos de nuestros compatriotas con el cuento que otorgan títulos "a nombre de la nación".