De la revocatoria para acá, la banda amarilla no ha cambiado
nada. En sus rasgos principales puede identificársele por los siguientes datos:
(a) su único programa es tener a un supuesto “buen
administrador que hace obras”, leer lo que presentan por escrito o tomar en
serio temas como el monorriel es una pérdida de tiempo.
(b) es un grupo cerrado de leales al candidato, que pasan de
un puesto estatal a otro, así tenemos actualmente como asesores pagados del
Congreso a Martín Bustamante, candidato a teniente alcalde de Miraflores, ex
presidente de EMAPE y SAT, director de EMSSA, asesor municipal; a Patricia
Juárez, candidata a teniente alcaldesa, funcionaria de la gestión municipal de
Castañeda; Jorge Zegarra Lévano (vinculado al caso Comunicore); Ítalo Quipe,
periodista de campaña; Chaida Valdés, candidata a regidora; sólo por poner
algunos ejemplos.
(c) están instalados en distritos estratégicos (por el alto
número de votantes), usando recursos económicos de fuente desconocida, para ir
haciendo pequeñas obras que les ganen el favor de la gente más pobre, afirmando
el criterio de que la ciudad se maneja desde alrededor de diez distritos donde
están “sus” votos, lo que se ensayó en la revocatoria con malos resultados.
(d) han construido una alianza con la mayoría de los
alcaldes distritales de Lima que aspiran a la reelección, que con independencia
de su procedencia política se han convertido bruscamente en “solidarios”, lo
que además les permite sortear las acusaciones de corrupción que pesan sobre
muchos de ellos. Existe la sospecha de que cada uno de estos compró el
“derecho” de entrar a la lista amarilla a alto precio.
(e) no tienen escrúpulos, en asociarse a las mafias urbanas
como las de La Parada y el transporte público, y en sostener sus acciones
violentas. En la lucha por el control de la Municipalidad, el presupuesto y las
obras de Lima, se valen de cualquier medio, incluido el boicot abierto a las
principales decisiones de la actual gestión municipal.
(f) están involucrados en graves actos de corrupción como el
caso Comunicore y otros, ante los cuales no han querido responder ni aclarar su
responsabilidad, defendiéndose con el argumento muy parecido al del fujimorismo
de que los atacan porque van adelante en las encuestas.
(g) tienen el apoyo directo e indirecto (campaña cerrada
contra Villarán) de la gran prensa, que se ha prestado para viabilizar su
estrategia de silencios calculados, apariciones fantasmales, entrevistas a su
gusto y cobertura del discurso y la marcha contra la decisión en primera
instancia del Jurado de Elecciones de Lima de excluirlo del proceso electoral.
Todo esto es el castañedismo que vimos en acción en el
municipio, en la campaña presidencial, en la revocatoria, y que aparece otra
vez sin nada nuevo que ofrecerle a los limeños. Habrá que esperar para saber si
vamos a ser capaces de tragarnos un guiso tan recalentado y de tan feos olores.
07.09.14
3 comentarios:
Heresi es un ladrón y está apadrinado por Alan García, igual que Castañeda. Los tres tienen el apoyo de la DBA y representan la misma porquería. Heresi no es nuevo: se ha reelegido dos veces en San Miguel donde no hizo nada, salvo pagar 7.000 soles mensuales a Luis Bedoya Reyes durante 7 años por un plan urbano inexistente.
por favor abran los ojos que aqui tanto Castaneda como Heresi son el regreso a la corrupcion. vean cual ha sido su trayectoria. la actual alcaldesa es humilde al reconocer que han habido errores (somos humanos) pero es honesta y tiene muy buen programa de mejoras para Lima que no pueden parar.
por favor abran los ojos que aqui tanto Castaneda como Heresi son el regreso a la corrupcion. vean cual ha sido su trayectoria. la actual alcaldesa es humilde al reconocer que han habido errores (somos humanos) pero es honesta y tiene muy buen programa de mejoras para Lima que no pueden parar.
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