Hoy ya nadie niega que hubo, lo que LA PRIMERA dedujo desde los primeros días y que algunos llamaron “hipótesis inverosímil”, una “filtración” desde Lima sobre el caso del espía Ariza que hasta entonces había sido tratado como alto secreto, que bien podría definirse como un sabotaje a la presencia del presidente en la reunión de la APEC en Singapur y a la programada cita con Michele Bachelet en dicha capital asiática. El primer ministro y el canciller coincidieron el domingo en admitir que Alan García fue “sorprendido”, por la noticia, es decir que tuvo que cambiar sus planes.
Obviamente ya no se sostenía la tesis de que el gobierno tenía todo bajo control y el presidente era el primero en enfrentarse con la “repulsiva republiqueta de la envidia”, porque si fuera cierto que había alguna coherencia entre la denuncia pública del espionaje y el plan de desarme que los ministros de García estaban promoviendo en Suramérica, así como con los encuentros que se venían con la presidenta chilena, entonces la versión de Santiago de que todo era un montaje iba a parecer real. En realidad el presidente fue golpeado en su amor propio y en el desarrollo de una política que seguro creía que podía aproximarlo al Nobel de la Paz.
Pero alguien tuvo la puntería suficiente para disparar al corazón, y capacidad para documentar a los medios y seguir soltando información hasta estos días, sin ponerse en evidencia. La versión oficial insiste que la “filtración” debe haber venido de algún escalón bajo del Poder Judicial, ya que la Policía y la Fiscalía tenían el asunto desde hacía varias semanas y no trascendió. Habría una coincidencia entre l fecha en que el caso entra al juzgado y la fuga de información. Pero hay dos patas que cojean aquí: la primera, que la fecha que interesa es la del viaje de García y no la del trámite administrativo, lo que otorga eminente carácter político a la movida. La segunda, que no hay motivo aparente en funcionarios de baja categoría en organismos de justicia para meterse en un lío gordo como este y causarle problemas al gobierno.
Cuando dijimos que todo lleva a pensar en una crisis gobierno-fuerzas armadas, sobre la política hacia Chile y la compra de armamentos, apuntamos lo que buena parte del país intuye y siente. Y que es lo que otros no quieren que pensemos, por las graves consecuencias políticas que conlleva aceptar que algo de eso está pasando.
23.11.09
www.rwiener.blogspot.com
3 comentarios:
Señor Wiener:
1. Pero pongamos las cosas en orden: se suponía que estábamos en una de las más grandes crisis de sistema desde el año 30, cosa que ha afectado a todas las economías del mundo, incluso a las más poderosas.
2. Aquí el manejo que se hizo fue el de ignorarla y decir que el Perú era el único país en el mundo que no la iba a sufrir (Alan prometió terminar el año con un 6% de crecimiento; ahora se anuncia un -1%).
3. Pero está visto que la ola también nos llegó, y a quienes más golpeó fue a los sectores menos favorecidos por la política de García: los manufactureros, exportadores y el agro peruano, la mayoría no vinculados a capitales internacionales.
4. Estaba claro que el modelo Neoliberal implantado por Fujimori y seguido por todos hasta el momento se inclinaba a favorecer a los grandes mineros y explotadores de recursos naturales. Pero este año la crisis parece que hizo despertar a los demás de su letargo.
5. No es creíble que los militares hayan actuado solos, sin saber que contaban con el respaldo de algún sector económico fuerte en el país. Eso se nota claramente por el silencio total que se ha decretado en toda la política local, incluyendo a los medios y a los periodistas independientes. Nadie investiga ni especula nada sobre el tema (salvo usted, en este caso).
6. Y eso se debe a que el golpe acusado por el gobierno ha sido de magnitudes respetables, en el que está involucrado una parte importante del empresariado peruano que, por lo visto, ha exigido reconsiderar el modelo.
7. Y ese debe estar pasando. García tiene que dar un viraje fuerte a su tendencia CONFIEP pues ya el sector minero ha perdido el respaldo militar, por lo que necesariamente tendrá que asumir las tesis de Humala (muy a su pesar). Con esto estamos ante un cambio radical que podría dar por resultado un gobierno futuro más cercano a esas tesis de capitalismo nacional.
Muchas gracias.
reflexiones interesantes. Las pensaré.
¿Una facción nacionalista dentro de nuestras Fuerzas Armadas?
Pero si este grupo existe, ¿dónde están los pronunciamientos (clandestinos, en este caso) que hayan expresado su disconformidad ante las numerosas muestras de entreguismo tanto del toledismo como del aprismo?
Que yo sepa, ningún militar en actividad ha dicho ni pío sobre la venta al capital extranjero de aeródromos y puertos, venta que requería, creo, de su opinión institucional. Tampoco han mostrado la más mínima indignación ante contratos que ceden nuestra soberanía aérea a los chilenos o que permiten a ciertas transnacionales saquear nuestro gas. Más del 70 por ciento de la selva está lotizada en beneficio de las petroleras. La sierra es, literalmente, zona liberada para la explotación minera: allí no se aplican leyes laborales ni ambientales ni tributarias. Y hasta el mismísimo ministro de defensa ha expresado su deseo de que bases militares estadounidenses se instalen en Perú… ¿Alguien ha escuchado alguna queja –oficial o clandestina- que provenga de nuestras instituciones armadas?
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