martes, septiembre 29, 2009

Humala ¿ya fue?

Lo que se entiende de los sondeos recientes es que el candidato estrella del 2006, habría pasado a ser uno más del montón, sin riesgos para el sistema, a pesar de recientes discursos de Alan García sobre la guerra contra los antisistema. ¿Será verdad?

Hace unos días la encuesta de opinión de Apoyo, nos sorprendió con un dato inexplicable. En la pregunta sobre intención de voto para todos los candidatos actualmente reconocibles, Ollanta Humala figuraba en el tercer lugar con 13%, detrás de Castañeda y Keiko Fujimori. Pero al hacer la misma pregunta sin incluir a Lourdes Flores, se producía un salto de Toledo desde el cuarto al tercer lugar con 17%, y una caída de Humala hasta el 7%. ¿Cómo se pueden perder votos propios por el reparto de los votos de otro participante? ¿Está el encuestador confundiendo sus deseos con las realidades?

Es un misterio. Como muchos otros que rodean a los actuales estudios de opinión. Por ejemplo: ¿hasta qué punto se está captando en las encuestas a la gente que por estos días ha estado presente en los mítines del candidato nacionalista en las provincias del interior de Cajamarca y Cusco?, ¿qué resultado obtendrían los otros candidatos de las encuestas, si en este momento empezaran a salir de Lima o de las capitales de departamento, que es donde trabajan los encuestadores? El tema es clave para saber cuál es el estado de ánimo del interior que ha sido el escenario de los mayores conflictos vividos bajo el actual gobierno. La presencia de Ollanta Humala y su propio y discutido grito contra los cabrones, ¿no está acaso indicando que como en el 2006 somos otra vez un país polarizado en el que las cosas se entiende de manera diferente?

Se puede coger el problema desde otro ángulo. En julio, el mismo grupo Apoyo publicó su “encuesta del poder” que se supone recogida en la elite del país (ejecutivos y gerentes de empresas importantes, funcionarios de primer nivel, mundo académico, etc.) y en ella los cinco primeros lugares, en orden descendente, eran ocupados por Alan García, Dionisio Romero, Luis Carranza, Ollanta Humala y Mario Vargas Llosa. Un año antes la lista incluía a Jorge del Castillo, que descendió varias posiciones, y en ella no figuraba el escritor que parecía ajeno a los temas del poder. Ollanta Humala ya estaba en el cuatro lugar, de donde no se ha movido, siendo el personaje político de fuera del gobierno mejor colocado. Algo más, la percepción del poder del comandante, no viene de ninguna simpatía, lo que se corrobora en otra pregunta de la misma encuesta en la que los entrevistados afirman que el poder que más quisieran hacer desaparecer es el de Ollanta, muy por encima de otros personajes digamos “más peligrosos”, como su hermano Antauro o el líder indígena Alberto Pizango.

¿Cuál es la relación entre las provincias ollantistas y el poder que las elites le otorgan, sin ocultar su malestar, al que fuera el candidato susto de la elección anterior? Hay una respuesta para ello. Y esa es que en los dos extremos polares de la política peruana existe una misma inquietud acerca de quién asumirá la representación de esa franja de la población que se ha estado expresando en la cadena de conflictos de los tres últimos años y que sin duda ha sido uno de los factores de poder real, como que ha logrado derogar, modificar y detener leyes, y ha incidido en los cambios de gobierno. Las provincias del sur, la sierra y la selva, fueron claves en la votación de Humala, especialmente en la segunda vuelta. Lo que estamos viendo es que sus adversarios siguen creyéndolo poderoso por tener ese respaldo, lo que ha empezado a conformarse en las primeras movilizaciones.

No debe olvidarse que en el 2005, poco después de su llegada de Seúl, el recién formado Partido Nacionalista se ubicaba entre 5 y 10% de las encuestas, hasta que empezó una sucesión de mítines en provincias que hicieron crecer la bola de nieve. No es posible todavía saber hasta qué punto la historia se repite. Pero lo que si es indiscutible es que las encuestas anticipadas y pre campaña como las que hemos estado viendo, sirven para imponer imágenes que normalmente están muy alejadas del resultado final, pero que sirven para co9nstruir interpretaciones actuales que son parte de la lucha política.

La pregunta que deberá resolverse en los meses siguientes es si vamos en camino a reeditar un escenario polarizado política, social y territorialmente como el que vimos en la elección anterior. Y si es así, habrá que apostar para saber quién estará finalmente al frente de cada uno de los polos.

27.09.09
www.rwiener.blogspot.com

2 comentarios:

Juan A. Cavero G. dijo...

Conforme pasan los meses y se acercan las elecciones, los voceros de la derecha se ponen cada vez más nerviosos ante la posibilidad de que un candidato anti-sistema llegue al gobierno. Al respecto fue sintomática su indignación por la forma en que calificó a Fujimori y a García el líder nacionalista. Particularmente, en el caso del delincuente de origen japonés a quien tratan con respeto, cual si fuera un estadista y no un condenado por la justicia. Llamarlo "cabrón" es poco, para todo el daño que ha causado al Perú. Y de igual manera, el mentiroso de Palacio.
Respecto a la coyuntura electoral, la derecha ve que, uno a uno, sus candidatos se van "quemando". Al caso de Simon, parece agregarse el de Flores, que si sigue asociada a Cataño, como ha hecho hasta ahora, terminará liquidando sus aspiraciones presidenciales. Castañeda no parece tener mayor atracción en provincias e igual Aráoz, y no hay ningún aprista mínimamente presentable. Al final, podría suceder una segunda vuelta (opción en la que pone todas sus esperanzas la derecha) entre Humala y Fujimori. Seguramente veríamos a Aldo eMe y demás plumíferos invocando el "mal menor", aunque esta vez les será bien difícil hacer tragar el sapo de votar por la hija de un delincuente, para "salvar la democracia".

Jomra dijo...

Salud

Solo una pequeña precisión: La segunda pregunta de intención de voto, «sin Lourdes», solo se preguntó a quienes dieron como primera opción a la PPCista, la propia ficha de los resultados de Apoyo lo pone («Base: 90 adultos que respondieron, que si mañana fueran las elecciones votarían por Lourdes Flores»), así que en la encuesta Ollanta no «pierde» votos cuando se quita a Lourdes, sino que gana el 7% de votos de esa candidata (que se distribuyen mayoritariamente entre Castañeda, Fujimori, Toledo y los votos en blanco).

En otras palabras, no hay misterio ni nada raro en la encuesta (esto no invalida para nada el resto del buen artículo, sobre todo cuando tenemos en cuenta que la encuesta está hecha con un muestreo de las quince ciudades más representativas).

Hasta luego ;)