El tema del reloj de Ollanta me recuerda el de la camioneta que una empresa le prestó en la campaña electoral, para promover la marca. Eso llevó a una denuncia de “Expreso” y “Correo”, con una portada común con una foto del comandante y una bandera chilena de fondo, con el título de traidor a la patria. Días después, los directivos de Gildemeister indicaron que prestaron camionetas a todos los candidatos que destacaban en las encuestas.
Y este periodista de investigación logró conseguir copia del contrato, suscrito por Hernán Garrido Lecca y Gildemeister, de entrega de varias camionetas para el partido aprista, que había chillado contra el prochilenismo de Humala. ¿Acaso los medios sacaron a García, Flores u otros con la bandera extranjera? Obviamente, si hablamos del gusto por los relojes caros, sería injusto olvidar los del modelo aviador que apasionan a Garrido Lecca, ex ministro de vivienda y salud, y ex jefe de la campaña alanista. Los ratas, Rómulo León y Fortunato Canaán, sabían de su debilidad y consideraron llevarle uno de los más caros. Pero en el Congreso Garrido Lecca dijo que él tenía mejores, porque es un hombre de dinero que no necesita que le regalen. Sólo que salieron más audios y mails que confirmaron el obsequio. Pero esto no ha producido tanta bulla o campaña como la posibilidad de explotar un despistado comentario de Butters, aderezado por una foto de hace casi tres años convertida en primera página, que se refiere a Humala.
Es igual el tema de la ministra que quiere polemizar y que luego circula por los medios denunciando haberse sentido afectada en su condición de mujer, como si eso tuviera algo que ver con el monotema de los TLC que resume su gestión, orientada a firmar el mayor número de estos documentos, al margen de las concesiones que se hayan hecho a la otra parte, del momento en que se adopta el acuerdo y de las implicaciones políticas. El TLC con Chile, ciertamente tiene incontables motivos para ser sometido a un debate serio en el Congreso y en el país, pero el gobierno y su ministra lo impidieron, retorciendo la interpretación de la Constitución y las leyes, para imponer el hecho consumado. Entonces, ¿de qué debate están hablando ahora?
De hecho uno ve lo que está ocurriendo en estos mismos días en provincias, con muchos miles de personas movilizadas en el sur enfrentadas a la política del gobierno y al nuevo TLC, y entiende por qué el clima político se empieza a parecer al del año 2006. Los actores son casi los mismos. Y el método de destruir personas para derrotar ideas es igual.
15.03.09
www.rwiener.blogspot.com
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