Leo en la prensa que un obispo en Brasil ha excomulgado a la madre de una niña de nueve años que fue sometida a un aborto luego de quedar embarazada de mellizos tras ser violada por su propio padrastro. Junto con ella han sido sometidos al castigo divino los médicos que participaron de la operación y los directivos de la ONG feministas que impulsaron la decisión. No he encontrado en toda la noticia una referencia de que el violador y pederasta haya sido igualmente condenado por el púlpito.
Según se dice, otros sectores de la jerarquía eclesiástica han preferido guardar silencio frente a estos hechos. Con lo que al final tenemos que desde cierta perspectiva religiosa la niña de nueve años debió tener los bebes, así pusieran en riesgo su salud durante el proceso de gestación y el parto, y así resultase un absurdo condenarla a criar cuando ella todavía merece ser criada. Tal vez el señor obispo piense que las los inocentes embriones que empezaban a crecer dentro de la niña eran una obra de Dios, pero en verdad eran resultado de un acto diabólico y brutal, que casi no es considerado para la decisión inquisitorial.
Si lo pienso bien, no tengo en la memoria recuerdo sobre alguna vez que la Iglesia haya sido drástica y expeditiva contra el delito de violación. Por ejemplo el que cometen usualmente los ejércitos, con capellán acompañando los combates, en las zonas de ocupación, y que en el Perú fue la línea de conducta de la tropa que iba en busca de senderistas en lo que consideraba que era el “territorio enemigo”, es decir las comunidades de sierra y selva. Y no olvidemos que en los archivos de varias congregaciones están guardados los secretos de los curas violadores de niños. En resumen podría decirse que el ataque sexual a las mujeres es un pecado secundario. El pecado grave es que la mujer no quiera tener el hijo de la violencia y la humillación.
En el caso de la niña brasileña es mucho peor. Nueve años es la edad que me distancia de mi hermano menor. ¿Alguien puede creer que haya alguna fuerza, basada en el amor y otros altos valores, capaz de continuar el crimen de la violación a través de la obligación de convertirla en niña-madre?
En este día de la mujer quiero expresar mi solidaridad a la niña brasileña, a su madre, a las feministas y los médicos que lograron atenuar su sufrimiento, a las mujeres violadas y maltratadas, a todas las mujeres del mundo, y a los hombres que hacen esfuerzos reales por comprometerse con el proyecto de un mundo en el que las relaciones humanas sean diferentes.
08.03.09
www.rwiener.blogspot.com
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