Si la explicación del corte de los servicios telefónicos, por más de una hora después del terremoto, fuese –como pretende la empresa española y su abogado Jorge del Castillo-, la superposición de llamadas de parte de todos los usuarios a la vez, querría decir que se festejó demasiado rápido el número de celulares que se han vendido en el Perú (12 millones) y que lo que hizo la compañía no fue ampliar la capacidad de sus servicios sino la eficacia de su departamento comercial. Eso de que si todos llamamos a la vez, no llama nadie, es un buen cuento para despistados, como Federico Salazar que hoy comentaba que si uno insistía unos quince minutos podía entrar alguna llamada.
Con muchos más usuarios de telefonía móvil que en el Perú, los españoles que vivieron el atentado de los trenes de Madrid se sirvieron de estos aparatos para relacionarse entre sí y afrontar la emergencia. Porque precisamente la telefonía electrónica está hecha para superar las limitaciones de la tradicional que podría pasar por el corte de las líneas alámbricas, caída de postes, colapso de centrales, etc. Y cuya capacidad de simultaneidad podría multiplicarse al infinito si se hubieran hecho las inversiones correspondientes.
No olvidemos que estamos viniendo de una renegociación del Contrato con Telefónica de España, en la que se supone que se contemplaron diversos aspectos y se burló entre otras cosas el compromiso electoral de eliminar la llamada renta básica. El gran logro de esa negociación fue duplicar los minutos de uso de los teléfonos públicos de monedero, cuando se introduce un sol, levantado como una maravillosa oportunidad de hablar diez minutos desde la calle, cuya demanda potencial tal vez alcance al 0.2%. Lo otro fue el adelanto del ajuste de tarifas que estaba previsto dentro del 2007 y la buena noticia de que la trasnacional seguía confiando en el Perú y su gobierno.
Todo indica que a la ministra que ya sabemos no se le ocurrió plantear el tema de las emergencias y el sistema telefónico. Aquí el crecimiento es vender más, no crear redes más sólidas de comunicaciones. Desarrollo es una “cifra macro” del PBI o las exportaciones, que oculta las insólitas utilidades que están recibiendo los ganadores del modelo. A nadie se le ocurre que son bienes públicos que elevan la calidad de vida, la seguridad, la intercomunicación entre los peruanos. Entonces todo colapsa y nos enteramos que la modernidad y sus artilugios no sirven para las emergencias.
16.08.07
www.rwiener.blogspot.com
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