Yanacocha ha estado de moda en estos días. Sin imaginarlo,
el libro sobre las incongruencias tributarias de la empresa del oro que
escribimos con Juan Torres Polo, a fines del año pasado, salió a la luz pública
cuando la empresa del oro cometía una más, quizás la peor, de sus torpezas de
trato con la población campesina de la zona minera, al destruir la casa de una
familia que acababa de mostrar sus derechos de propiedad ante la justicia de un
terreno que mira a las lagunas de Conga.
El caso, además, trajo una crisis en el periódico cabeza de
la gran concentración y concluyó con el despido de un miembro de la familia
propietaria, por el director que ellos mismo habían puesto al que no le gustó
que se opinara sobre la prepotencia de los grandes mineros. En el libro está
explicado como el gobierno de Fujimori apañó a la minera para que engañara a
los campesinos sobre el valor de las tierras que compró ara el proyecto y como
el Estado lanzó una ley de expropiación para obligar a vender. La familia
Chaupe Acuña se resistió a esa vena y veinte años después, Yanacocha impulsa un
acto que más que económico y minero podría calificarse de cochina venganza.
Pero mientras esto ocurría, en Estados Unidos, el New York
Times, por algún motivo que desconocemos, ha reabierto el tema de la relación
entre el vicepresidente de Newmont (socio principal de Yanacocha) y Vladimiro
Montesinos, asesor principal del presidente Fujimori durante la década de los
90. El asunto también está relatado en las primeras páginas del libro, y tiene
una importancia fundamental porque demuestra que la empresa cajamarquina lleva,
como otros casos, la marca de los servicios secretos y de la manipulación de
instituciones (Vladimiro consiguió el voto dirimente de un vocal supremo que
decidió a favor de Newmont), y que no es una propiedad legítima surgida de los
juegos de mercado.
El punto que el libro ha agregado a las historias oscuras de
la minera del oro de Cajamarca, se centra en saber si después de todo el oro
sacado de Cajamarca, de los costos de contaminación y distorsión económica que
ha pagado la región, de los conflictos sociales con víctimas, de la corrupción
política en Cajamarca, etc., la empresa minera pagó los impuestos que debía
pagar al Estado y a la región generando dinámicas de prosperidad, pesar de todos los problemas. Este trabajo
parte de constatar que no hay correlación entre los ingresos que crecieron a
velocidad debido al auge de los precios y los impuestos pagados que se
distribuyen entre la caja fiscal y el canon.
En 2006, los ingresos eran 1´636,009,000 dólares y los
impuestos pagados 256,481,599 dólares. En el 2012, los ingresos subieron a
2,241,782,000 dólares (37% más que en el 2006) y los tributos fueron de
287,973,493 dólares (12% más que en el 2006). ¿Por qué la diferencia tan
crucial entre aumento de ingresos y valor de impuestos. El libro explica la
increíble “inflación de costos” de Yanacocha, que se traga las utilidades y los
impuestos, y que sólo puede corresponder a una manipulación estadística año a
año, salvo que se pudiera creer que los costos de la empresa minera también
hubieran sido de oro, es decir sujetas a especulación internacional.
El libro, también observa que los recursos de Yanacocha han
ido siendo trasladados sistemáticamente al proyecto Conga, y registrándose como
gasto de la vieja exploración minera. De esta manera, el Estado, la región y
todos los peruanos, estamos corriendo con los gastos del nuevo proyecto y con
sus pérdidas. Finalmente el libro
advierte las vías que usan los socios de Yanacocha para extraer utilidades no
registradas como tales: Newmont como pago de “gerencia” y Buenaventura como
royalty.
En resumen el libro concluye que Yanacocha no ha pagado lo
que debería pagar y que a todos los desarreglos que ha creado en la región y en
el país, hay que agregar que tampoco su contribución ha sido justa y solidaria
con el país con el que ganado tanto dinero.
17.02.15
1 comentario:
Nada de "anónimo", soy Ambrosio
No he comprado tu libro, todavía. Lo haré, Raúl
Por supuesto que tienen derecho a promoverlo, como un liberal. Esa parte está bien por más equivocado el libro esté.
¿Sabías que todos -hasta Marx- pueden ser liberales en sus mejores momentos?
El doctor Marx quiso a sus hijas; y a su mujer a pesar de que la engaño con la criada, siempre se portó bien con ella. En esos momentos estuvo envuelto en valores liberales.
Se portó mal Karl Marks con la criada que preñó al no reconocer a su hijo, el único varón que tuvo. Allí fue un cobarde, un señorito hipócrita burgués, miedoso del "qué dirán", o de su aristocrática mujer.
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