domingo, abril 07, 2013

El intocable


Alan García ha planteado que las razones por las que la megacomisión de  Sergio Tejada lo está investigando se deben a que lo quieren poner fuera del proceso electoral del 2016 para dar paso a la “reelección conyugal”. La fórmula es vieja y le ha permitido desde hace muchos tiempo evitar explicaciones embarazosas o dar respuestas tan convincentes como que recibía el consejo de Dios para dictar los indultos a los narcos y pagaba las casas con el dinero de conferencias internacionales.

Ciertamente se podría formular la idea al revés: García usa su eventual candidatura y el supuesto miedo de Nadine a verse con él ante las urnas, para evadir responder sobre cuestiones muy concretas que están saltando a la vista a pesar de las visibles limitaciones de la investigación en marcha, sistemáticamente boicoteada por los fujimoristas y el pepekausa Enrique Wong.  Como siempre, el expresidente quiere que asumamos que la política es cómo la describe, dónde hacer obras es pasarse por encima los sistemas de control, convocar a sus amigos constructores y variar tanto las cifras que al final no pueda descubrirse cómo se pagó a cada quién.

O, por qué en más cinco mil indultos se escogió a algunos peces gordos, bajo el pretexto de reducir los excesos de población carcelaria. O cuál era su relación real con los chuponeos de BTR y cómo se manipuló la información que estuvo en manos de la policía y los fiscales para encubrir a los responsables. Eso nada tiene que ver con que García quiera volver a ser presidente, sino con la más elemental sanidad pública. Que ya es tiempo que Humala diga al Perú lo que hará con el indulto a Fujimori y si insiste en postular a su esposa, es una cosa, y otra muy diferentes los cargos que tocan a García Pérez y que dieron vida la megacomisión.  

Claro que al principio había otra vez frases sobre no hay problema de que me investiguen, quién no la debe no la teme, responderemos a lo que se nos diga, y otras. Pero ahora no. Lo que se ha visto es desesperación por acabar con el trabajo investigativo y un eco inmediato de los alfiles parlamentarios del expresidente y de los amigos de la prensa que ya empezaron a decir que no hay ninguna prueba para seguir molestando al pre-lanzado candidato. En el Perú la impunidad es la regla más preciada de la política.

Los que están en el bolo son intocables como García o Castañeda, y de Fujimori lo que hoy se dice es que tuvo cosas buenas y malas y, para algunos, que prevalecen las primeras, lo que quiere decir que se justifica el indulto así no esté enfermo. Quieren acostumbrarnos a una condición  en la que la vigencia política sea suficiente carta para hacer lo que le da la gana..    

07.04.13

1 comentario:

Anónimo dijo...

Raúl ,porque nadie se interesa por conocer la opinion de la embajadora de los EEUU en el Perú o del Zar Antidrogas sobre la conmutación de penas e indultos a narcotraficantes de alto vuelo?...EEUU invierte en la lucha antidrogas y este tipo de acciones debe de generar una investigación por parte de ellos también.