domingo, octubre 11, 2009

Ignorancia

En estos días leí a un ignorante llamar “ignorante” a Carlos Malpica Silva Santisteban. Lo hacía a propósito de un viejo concepto de los años 60, que usaba la expresión “taiwanizar” para referirse a países tapón que cedían soberanía ante los Estados Unidos en escenarios críticos de la guerra fría, a cambio de una ayuda continuada del imperio para reforzar sus economías, y que según el atrevido hubiera sido el destino más deseable para el país. Malpica no inventó el término, ni el concepto tuvo ninguna relevancia en su investigación sobre el Perú y los efectos de la dominación extranjera, que para nosotros fueron siempre una condición de mayor empobrecimiento y atraso.

Pero Carlos Malpica es el autor del libro con mayor número de reediciones y que junto a los “7 Ensayos”, son obra de consulta de numerosas generaciones. Nadie como el ingeniero Malpica describió la transformación del Perú oligárquico en el de la banca y las trasnacionales que hoy existe. Fue precursor de la reforma agraria y a la vez crítico de los aspectos errados de esta experiencia. Desnudó el mito de la ayuda exterior; la naturaleza entreguista de la política petrolera de Belaúnde y García; la crisis de la pesca; etc. ¿En qué puede comparársele el incomprendido autor diario de “chiquitas”, cuyo mayor mérito literario es haber convertido la columna del director de su diario en una extensión de las chiquitas, por dificultad para poder escribir más de cuatro líneas sobre el mismo tema?

Ignorante, dice el nieto que hace poco escribió que José Carlos Mariátegui se murió joven y lisiado sin saber lo que pasaba alrededor suyo, y que en el fondo no era sino un iluso romántico aislado en un escritorio, que nunca conoció el Perú. Y lo dice el que es capaz de proponer que los campesinos de Huancavelica y demás departamentos de la sierra se vengan a la costa para dejar las alturas a los proyectos mineros, y que los asuntos de la coca y la violencia se resuelven con un círculo donde se echa napalm. Hay que no saber nada del país, para proponer estas necedades. Y no es problema de edad, porque hace rato que el tipo pasó la edad a la que la enfermedad venció al abuelo, y sigue sin tener una idea de la complejidad peruana, aunque siempre opinará sobre las elecciones para alcalde Nueva York.

Es bien temerario confundir anticomunismo con cultura; amigotes políticos y empresarios con inteligencia; y un hojita resumen de Milton Friedman, con conocimientos económicos. Malpica y Mariátegui son dos cumbres del pensamiento peruano, como también lo es Flores Galindo. Están al nivel de Basadre, Porras, Víctor Andrés Belaúnde y algunos otros, a los que sería estúpido mezquinarles su valor intelectual por encima de cualquier controversia ideológica. La inteligencia, ciertamente, no es patrimonio de la izquierda. Pero tampoco de la derecha, que puede producir algunos especimenes realmente delirantes.

07.11.09
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