Este año podría haber pasado a la historia como el de los
paquetazos y paquetitos fallidos para despertar a un modelo económico armado
para aprovechar el crecimiento de otros países y poderles vender nuestras
materias primas, y que entró en declive porque los gigantes del mundo se
frenaron y no había con qué sustituirlos. Un rosario de medidas de distinto
tipo con un denominador común: facilitarles las cosas a las grandes empresas a
costa del fisco, del ambiente y de los derechos de los trabajadores, con el
apoyo ciertamente de la derecha económica, política y mediática.
Pero, evidentemente, este año será recordado por algo muy
distinto: la enorme cantidad de escándalos que se levantaron a lo largo del año
y que fueron transformando la imagen del gobierno de Ollanta Humala, de un
mediocre neoliberalismo y un zigzagueante actor político que buscaba evitar
enfrentamientos, a un apabullado régimen que debe responder sobre redes,
personas y actos de corrupción que parecen haber brotado de un momento a otro y
vincularse de alguna manera con la pareja gobernante. En este punto la derecha,
sobre todo la de los medios y el Congreso, han sido implacables y han colocado
a Humala en una defensiva de la que todo indica que no va a poder salir.
Estos últimos días esta dualidad se ha reflejado en una
campaña para tumbar al ministro Figallo, con el acompañamiento de dos
exprocuradores que, se ve, están dispuestos a empujar la crisis tan lejos como
puedan; y en la simultánea defensa de la ley sobre el empleo juvenil que los comercios
han aplaudido editorialmente, la Confiep ha saludado como un primer paso a la
flexibilización total de las condiciones laborales (dejándolas a merced del
mercado, es decir al libre albedrío de la gran empresa), mientras que la
derecha política que votó la norma se va arrepintiendo, uno por uno, al
visualizar el movimiento de rechazo que se está levantando.
Bien, entre paquetes y escándalos, el 2014 ha sido también
un año para ensayar en profundidad las estrategias y tácticas para el futuro
cambio de gobierno en el año 2016. Lo principal es haber encontrado el sentido
a la concentración de medios que se concretó el año anterior. Para quienes
pudiesen haber creído que esto no era más que la misma tendencia acaparadora de
años anteriores y no una modificación cualitativa, los hechos que han ocurrido
a lo largo de 12 meses deberían haberlos convencido de lo que el finado Du Bois
dijo alguna vez en rueda de empresarios, que la compra de Epensa no era una
operación económica sino política.
El 2014 ha sido el primer año en que El Comercio y sus
satélites, han podido dominar claramente la agenda política del país. Pudieron
hacer en lo económico, remachando que la “reactivación” dependía del grado de
concesiones que el Estado le hiciera a los inversionistas. Para eso empujaron
fuertemente los paquetes de la etapa final del ministro Castilla y los de la
era Segura. Pero nunca dieron una explicación creíble de por qué los que
aplaudían las medidas, no arriesgaban su dinero en nuevas inversiones, en otras
palabras, la razón por la que hemos seguido debajo del 3% de crecimiento en el
segundo semestre del año. Cuando muchos dejan de creer en los pronósticos
económicos que resultan sistemáticamente fallidos y empiezan a alejarse del
modelo, los yuppies que dirigen El Comercio y Perú 21 (al Correo, lo dirige
realmente nadie), insisten que todo el futuro debe ser dejado en manos de las
fuerzas ciegas del mercado, que de ahí saldrá la recuperación, lo que no es
sino una grosera simplificación de la realidad que va trasladando los efectos
del bajón económico a los más débiles y sirviendo a los intereses de los más
poderosos.
El mayor éxito
Pero, si de algo no se puede dudar, es que el principal
logro de la gran prensa concentrada ha sido apropiarse del tema de la
corrupción y manejarlo a su gusto. Debemos a la potencia de los medios
combinados de los Miró Quesada que en este año hayamos empezado a creer algunas
cosas que no sabíamos: (a) que la corrupción más importante en el Perú,
proviene de los gobiernos regionales; (b) que Álvarez es el mayor corrupto de
la historia y no los que pensábamos; (c) que bajo el gobierno de Humala han
funcionado redes de influencia en gobiernos regionales, para lograr la
asignación de obras a empresas amigas; (d) que el lobby que se hace
cotidianamente desde las grandes empresas hacia los ministros y altas
autoridades, a través de personas como Cecilia Blume y otras, no tiene
relevancia, ni merece investigarse; (e) que los narcoindultos de García o las
fechorías de Fujimori, van pasando al olvido en la medida que los medios hacen
lo posible para que ya no se hable de ellos.
Todo esto lo han conseguido en seis o siete meses en los que
las primeras páginas han sido dedicados a Álvarez, Orellana y Belaúnde, lo que
además sirve para probar lo que se puede lograr con dos canales de televisión,
tres diarios políticos y otros de refuerzo, una radio amiga y media docena de
periodistas de otros medios que son también columnistas de la gran
concentración. La gran concentración está haciendo una relectura del Perú,
tarea fundamental para poder manipular a la gente en el sentido que les
interesa
Encuestas
La otra cara del poder de prensa es su sociedad con las
empresas encuestadoras. Si exceptuamos a GFK, el resto de compañías son
contratistas de la corporación El Comercio. Eso, por supuesto, adelgaza hasta
el límite, la pretensión de ser competitivas entre sí y apunta fácilmente a
concertar en busca de los resultados que su cliente espera. La campaña
municipal de Lima, se armó a partir de una premisa: que Castañeda arrancaba a
tal distancia que era inalcanzable. Así mientras las informaciones demolían a
la alcaldesa que iba a la reelección y evitaban tocar a Castañeda, las
encuestas consolidaban la idea de que lo esencial estaba resuelto.
La experiencia ha sido satisfactoria a tal grado que ahora
hay al vista la intención de acostumbrarnos a la idea de que la elección ya
está casi ganada por Keiko Fujimori y que nos encaminamos a uno de los más
grandes retrocesos políticos de nuestra historia. Las encuestadoras
subordinadas al semimonopolio de la prensa han dejado definitivamente de ser
observadores imparciales y se han convertido en parte de la desigual lucha
política que se desarrolla actualmente.
Humala no gobierna
Si en los primeros años de gobierno, el presidente Humala
era la viva imagen de la debilidad, al que se le podía imponer decisiones
políticas, ministros y altos funcionarios, con un poco de presión de prensa,
hoy lo que queda de él es un fantasma que camina en un Palacio casi vacío y que
cuando tiene oportunidad explica a viejos amigos que no podía poner en riesgo
la economía haciendo los cambios que había ofrecido, y que campañas como las
que recibe a diario también se las hicieron entre 2006 y 2011, y que todas
formas ganó. Son las expresiones de un naufrago que no termina de entender lo
que hizo mal para mandar a pique a tantas esperanzas.
22.12.14
Publicado en Hildebrandt en sus Trece
2 comentarios:
Nada de “anónimo”, soy Ambrosio
La realidad muerde a don Raúl. No entiende por qué los peruanos no le hacemos caso, por qué no aceptamos sus prédicas marxistas leninistas trotskistas que tan bien y tanta prosperidad ha logrado en otros países como la URRS, Cuba, Venezuela, Corea del Norte.
Don Raúl es un hombre muy equivocado a pesar de su inteligencia. Cree que el “mercado” es un monstro de mil cabezas terrible porque determina precios libremente, siguiendo la oferta y demanda conducida por la “mano invisible”. Él odia la libertad, por el prohibiría la libertad. Es un liberticida, cree que los precios los debe establecer el Estado comunista gestionado por uno de sus amigos, ignora que “mercado”, o “el conjunto de actividades realizadas libremente por los agentes económicos sin intervención del poder público” es la solución civilizadora, que la economía de mercado es la receta que ha hecho prósperos a la Unión Europea, Canadá, Estados Unidos, Japón, los tigres asiáticos.
Esa es la parte peor de “El fantasma de palacio”. El resto es un refrito, regresa a lo mismo: que la prensa concentrada, que El Comercio, que Perú21, que Alan, que los narcoindultos, que perdemos las elecciones del 2016…
Estimado Raúl mientras leía con suma frunción lo que reflejas en tu artículo sobre el, día a día, de cosito comencé a escuchar un gran bullicio con una apoteósica marcha de la juventud limeña que venía a lo largo de las 54 cuadras de la av. arequipa, de lima a miraflores, coreando frases en contra de la llamada ley pulpin, me remonté a más de 40 años atrás cuando jovenes también salíamos de la cuatricentenaria UNMSM a las calles a protestar contra el imperialismo yanki y todos sus lacayos, contra la eliminación de los estudios generales en los 70's, gratos recuerdos que hoy con suma emoción he comprobado como la juventud unida puede hacer retroceder al gobernante de turno, a sus aliados neoliberales criollos, a la DBA, con su CONFIEP, a la alianza de gansters conformada por el ALANFUMONTEMUDISMO en el único propósito para que se derogue dicha ley. Dicha banda, con su prensa mediática y concentrada está advertida, la JUVENTUD UNIDA JAMÁS SERA VENCIDA.
Que tal sintonia en las arengas contra el ex pp, alan baba y sus cuatro escuderos, contra la hija del chino rata, contra el norteamericano pepekuy, contra el robo pero hago obras.
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