sábado, octubre 09, 2010

Apropósito del Nóbel

Contra lo que cree Jaime Baily, el Perú no fue ingrato con su mayor escritor cuando se negó a elegirlo presidente. Al revés, si hoy día Mario Vargas Llosa ha conseguido ganar el premio Nóbel de Literatura es porque el pueblo lo salvó de ser el que se encargara de lanzar el shock, que el líder del FREDEMO proclamaba por calles y plazas para acabar con la hiperinflación, y el que tuviera a su cargo la etapa final de guerra con Sendero Luminoso, poniéndose al frente de la lucha como indicaba su propaganda.

En la hora más difícil, la derecha se apropió del escritor y lo convirtió en el ariete que necesitaba para volver al poder. Pero eso lo colocaba en el centro de las pasiones políticas. Y en un enemigo de diversos sectores políticos que como lo probó la elección representaban una mayoría que él mismo construyó en su contra. El Perú no lo quiso como político de derecha, pero lo siguió queriendo como escritor lo que explica la algarabía de estos días.

Después de su fracaso de 1990, Vargas Llosa escribió un libro en el que tuvo la habilidad de envolver sus resentimientos en una especie de memorias de su infancia que de alguna manera explicarían la persona en que se convirtió. Luego volvió a lo suyo que es escribir más o menos un libro cada año, artículos cada semana y pronunciarse sobre asuntos internacionales y nacionales cuando le parecía que debía hacerlo.

Vargas Llosa no ha dejado de ser el ponente de causas políticas afines a los intereses de Estados Unidos y sus aliados de occidente, al punto de haber asumido una especie de liderazgo en la política de intervención sobre la Venezuela de Chávez, a conciencia de que la oposición interna no logra constituirse en una amenaza real para el poder existente. Respecto al Perú, ha sido aliado del gobierno de Alejandro Toledo y en estos últimos años se ha hecho fotografiar varias veces en la puerta de Palacio con Alana García.

Ciertamente, también ha tenido momentos en los que ha puesto alguna forma de límite a los excesos de los grupos dominantes criollos, como cuando levantó su voz contra el DL 1097 y lo acusó de propiciar una amnistía encubierta para violadores de derechos humanos, o cuando se separa de la bulla fachistona contra Susana Villarán. Pero el Vargas Llosa metido a la política interesa poco en la gran masa nacional. Estoy seguro que la mayoría de los peruanos no aprueban una “democratización” del tipo de la que Estados Unidos llevó adelante en Irak, o que crean que las explotaciones petroleras y mineras beneficiarán a las comunidades nativas, como lo ha sostenido el escritor.

Tampoco es verdad que mucha gente en el país haya leído sus mejores libros, porque desgraciadamente somos un país que en general lee poco. Si se puede afirmar, sin embargo, que Mario está entre los más leídos y eso ya es bastante. También que Nóbel hará que aumenten los lectores y los admiradores de su obra. Pero por ahora el galardón alcanzado sirve para que un país con hambre de méritos y necesidad de salir de eternos perdedores vuelva a festejar un triunfo que parece de todos, pero que se debe al trabajo y la constancia de un escritor excepcional.

10.10.10
www.rwiener.blogspot.com

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