Ya no me queda ni siquiera ese hilo de contacto que era ir a la clínica y
simplemente ubicarse en la sala de espera para recibir algún informe y oír que
estaba estable, o sea que había pasado un día más. Era un grupo reducido de
amigos que hacía esta vigilia continua. Quizás no tan reducido, pero comparado
a los que seguían con ansiedad la evolución de su estado de salud éramos
efectivamente apenas un pequeño grupo.
El 4 de mayo había sin embargo muchos más de los que solían visitarlo cualquier
tarde. Ya sabíamos que había empeorado y los que estaban ahí estaban al tanto
de que esta vez podía ser la última. Pensé que Javier nunca hubiera querido
irse de esta manera, como arrebatado a su familia, sus amigos y su pueblo. Pero
la vida sigue rutas extrañas y alguien que había dedicado su existencia a los
demás se iba de pronto, casi sin aviso, en una agonía intensa de tres meses en
los que se le pudo ver muy poco por los riesgos a los que estaba expuesto.
Sé que hasta el último momento estuvo ajustando encargos políticos sobre
los temas que lo obsesionaban. Una de las últimas veces en que conversamos me
dijo: háblame de política, con esa voz fuerte e impositiva con la que jugaba a
ser el jefe. Y yo, claro, hablé de la revocatoria, de Humala y de lo que estaba
ocurriendo en esos días. Un mes después ya tenía la voz débil y yo el oído
disminuido por efecto de las quimioterapias, así que nos entendimos más por los
ojos.
Esa imagen quedará para mí porque pude percibir la intensidad de su impotencia.
Él sabía que debía estar en otra parte, peleando, marchando, denunciando, pero
estaba en una cama hospitalaria en medio de tubos y enfermeras. Ahora está en
el corazón de muchas personas. En homenaje a Javier, transcribo un poema de mi
hija Gabriela, escrito el 4 de mayo del 2013.
No sé si fueron los hombres nuevos que la historia
les pedía ser.
No importa si fracasaron, si lo consiguieron.
Sólo sé que la trascendencia de una gran pasión
es el triunfo.
A veces la lucha fue más importante para ellos
que cualquier o...tra cosa, incluso que nosotros.
Tuvimos envidia de la lucha, del mundo que querían cambiar.
Hasta que el mundo nos cambió a nosotros.
Aún hoy, con nuestra capacidad de amar al otro
cada vez más atrofiada
Aún, en los momentos de más confusión,
siempre volvemos a ese germen de amor y de cambio.
A esas palabras con las que nos acunaron.
(y a esta canción)
A esta herencia que nos sacude las entrañas y nos subleva ante las injusticias.
Por Javier, por esos hombres barbudos que nos enseñaron a pelear por lo que creemos. Tu padre, el mío, nuestros hombres amados.
No importa si fracasaron, si lo consiguieron.
Sólo sé que la trascendencia de una gran pasión
es el triunfo.
A veces la lucha fue más importante para ellos
que cualquier o...tra cosa, incluso que nosotros.
Tuvimos envidia de la lucha, del mundo que querían cambiar.
Hasta que el mundo nos cambió a nosotros.
Aún hoy, con nuestra capacidad de amar al otro
cada vez más atrofiada
Aún, en los momentos de más confusión,
siempre volvemos a ese germen de amor y de cambio.
A esas palabras con las que nos acunaron.
(y a esta canción)
A esta herencia que nos sacude las entrañas y nos subleva ante las injusticias.
Por Javier, por esos hombres barbudos que nos enseñaron a pelear por lo que creemos. Tu padre, el mío, nuestros hombres amados.
04.06.13
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