sábado, agosto 31, 2013

Petrotech, Petroaudios y petropresidente

La revista Miércoles de Política trae en su última edición (aún en los kioscos) una información que, de confirmarse, podría recalentar el ambiente político hasta un grado difícil de predecir: existirían evidencias en poder de la Megacomisión de que la razón por la cual Alan García escogió a la empresa estadounidense Petrotech para acusarla de financiar el chuponeo que llevó hasta el destape de los petroaudios en octubre del 2008, no habría tenido que ver ni con alguna deducción inteligente, ni con algún hallazgo de las investigaciones, sino con el interés del presidente de formar parte de un grupo de inversión que pretendía comprar sus yacimientos en el Perú que eran parte de una proceso de venta internacional anunciado en agosto de ese mismo año.

Si se recuerda, el famoso “faenón” de Rómulo y Bieto, consistió en la asignación de varios lotes petroleros a una desconocida empresa noruega, algunos de los cuales también eran de interés de Petrotech. Este, si se quiere, era el único “indicio” que podría relacionar a la empresa con el caso. Pero a pesar que nunca hubo pruebas serias, el presidente cito en Palacio a los embajadores de Colombia y Corea, así como a los representantes de Ecopetrol y Korean Oil, para prevenirlos que la empresa que querían comprar estaba implicada en el delito de escucha telefónica hacia sus competidoras y entidades del Estado, lo que podría derivar en una grave denuncia judicial.

En el Congreso, y a pedido de García, se conformó nada menos que una comisión investigadora sobre Petrotech que no sólo se abocó al tema de los chuponeos, de lo que nunca salió un informe claro, sino a estudiar las condiciones de la venta de la petrolera a inversionistas colombo-coreanos. En un gobierno totalmente pro-inversión, en el que se seguía el principio alanista de qué importa si se nos filtran dos o tres empresas piratas, si llegan una centena de inversionistas (igual que en los narcoindultos), el caso Petrotech fue excepcional por la saña con la que se insistió en su culpabilidad, llegando incluso a sugerirse que tenían algo que ver con  un extraño atentado que sufrió la Fiscal de la Nación, al salir de una peluquería.

El caso que relatamos, de comprobarse, confirmaría no sólo la frialdad del personaje para seguir actuando como si no pasara nada cuando su gobierno era sacudido por un gran escándalo y para inventar un falso culpable que tapara los contenidos de corrupción política de los audios con el tema de la “guerra comercial”, sino su capacidad increíble de sacarle ventaja económica a esa situación presionando para quedarse con una empresa en venta, castigando el precio de las acciones con la misma acusación pública de fuente estatal. El caso estaría a punto de salir a la luz con otras interioridades de lo que fue el asunto BTR. A prepararse.       

31.08.13

viernes, agosto 30, 2013

Humala y el diálogo

El martes al mediodía, RPP logró un contacto con el presidente Humala en Puno adonde había llegado para dirigir la entrega de ayuda a los damnificados de la nevada. Desde Lima, el periodista Armando Canchaya, empezó su entrevista preguntando sobre la situación en la zona y las acciones del gobierno, a lo que el presidente contestó ofreciendo un gran número de detalles sobre cantidades de pacas de avena para forraje, vacunas, medicamentos, frazadas, que estaban esperando en el aeropuerto a que mejore el tiempo y pudiesen llegar a los lugares más afectados y sin comunicación terrestre.

Fueron como quince minutos de explicación, luego de los cuales el periodista quiso hacer su contribución indicando que su radio tenía llegada a los puntos más lejanos y menos accesibles, a los que el presidente podía hacerles llegar un mensaje de aliento. Pero Humala contestó de inmediato que ellos ya estaban comunicados por teléfono con toda la población azotada por la nevada y que ya les habían comunicado las medidas adoptadas por su gobierno. Resignado, Canchaya, anotó entonces: “valoramos lo que se está haciendo, pero no podemos perder la ocasión de preguntarle sobre el diálogo con los partidos que viene impulsando el Ejecutivo, ¿qué le parece?”. De inmediato se hizo un silencio largo hasta que el hombre de la radio dijo que se había perdido la comunicación y que tratarían de restablecerla.

Un rato más tarde se informó que nuevamente estaban en contacto con el jefe de Estado y el mismo Canchaya repitió la pregunta fallida sobre el diálogo. Pero Humala volvió a hablar de forrajes, vacunas, medicinas y frazadas, y agregó que un día antes había llegado el ministro Von Hesse y que ahora estaba allí con la primera dama y cinco ministros. Pero, ¿y sobre el diálogo? Y otra vez sobrevino el silencio, a lo que el periodista de RPP anotó que debía ser por el mal clima (Humala estaba en Puno) que se cortaban las comunicaciones. Hacia la tarde escuché un resumen de noticias que señalaba que el presidente había por fin respondido a la pregunta y asegurado que no intervenía en el diálogo por una cuestión de estilos y porque también era jefe de un partido y no quería dar pie a malas interpretaciones. Además había criticado por soberbia al APRA y al fujimorismo que no deciden si ir al diálogo.

Evidentemente Humala hubiera preferido que lo vean como un jefe de defensa civil y un presidente sensibilizado ante la tragedia de sus compatriotas más pobres, que como alguien con expectativas en una reunión de líderes políticos, lo que hace pensar que Jiménez y Cateriano lo metieron en el diálogo a pesar de sus resistencias y que los está dejando solos buscando resultados en otros campos. Lo que confirma una hipótesis con la que hemos trabajado desde el primer día: nadie cree en el diálogo, sólo que Humala lo hace más evidente.

30.08.13

jueves, agosto 29, 2013

El procurador valiente

Julio Arbizu es como un personaje de otra historia que se ha quedado entre nosotros para hacernos recordar las promesas que hicimos cuando el régimen de Fujimori llegaba a su fin y prometimos que nunca más permitiríamos que nuestro país fuera gobernado por ladrones que habían usado el poder para llenarse de dinero y para corromper todo el sistema político, y que repetimos más tarde durante la campaña en la que Ollanta Humala anunciaba que tras diez años perdidos por fin la corrupción recibiría su merecido castigo, tanto en su vieja versión dictatorial como en la de los demócratas que engordaron con la plata del fisco.

No fue Humala, sin embargo, que estuvo atacado de una bacteria de “realismo” desde el primer día con la banda presidencial y abandonó la ofrecida cruzada por la limpieza moral del Estado y el sistema político, de la misma forma como desertó de sus demás juramentos transformadores, sino un personaje desconocido para la mayoría, un abogado joven, parapetado en una oficina del Estado con apenas unos cuantos medios técnicos y unos ayudantes, al que el gobierno y el partido oficialista han mantenido casi abandonado como si su tema no fuera el de ellos, quién se compró el pleito de demostrar que sí era posible hacer algo en el campo de la moralidad pública.

Este jacobino de tamaño físico más bien pequeño, pero de corazón e inteligencia realmente fuera de serie, ha concitado la atención pública porque se ha enfrentado a los más pintados del poder corrupto. Tal vez la mejor forma de aquilatar su dimensión sea ver la manera como levanta odios en el fujimorismo y el APRA, que son los partidos con mayores pasivos de corrupción, y el extraño acompañamiento que éstos han recibido del PPC y el partido de Acuña que ahora también piden la cabeza de Arbizu. Pareciera que el nuevo ambiente de supuesto “diálogo” con los partidos ha puesto sobre la mesa la relación de cabezas que deben rodar para que se produzca el abrazo del conjunto de la clase política y el abandono de las investigaciones sobre corrupción. Pero Arbizu no es solo un perseguidor de políticos y funcionarios con uñas largas, sino que es el primero de nuestra historia que está haciendo pagar las reparaciones civiles a las que estaban obligados los asaltantes del fisco, el que ha impuesto embargos a los que se resisten y el que ha desenmascarados diversas maniobras para trasladar los bienes de los corruptos a terceros. Ha logrado también regresar al país dinero en cuentas al exterior.

Hay quién dice que la primera dama ya le bajó el dedo a Arbizu y que Ollanta no hará nada para defenderlo. Si ocurre será uno de los baldones más sucios de este gobierno. Porque atentará no sólo contra Arbizu, sino contra las últimas esperanzas que existen de que en este país no nos gobiernen delincuentes.

29.08.13

www.rwiener.blogspot.com

miércoles, agosto 28, 2013

El debate sobre las cifras de la CVR

Diez años han pasado y si el Informe Final de la CVR hubiera sido escuchado es posible que fuéramos un país con menos odio y con mayor justicia. En plan de homenaje, nuestro director hace un balance de un debate a los primeros días del Informe del que fue protagonista.

Cuando Salomón Lerner Febres leyó ante el país las conclusiones de la Comisión de la Verdad y Reconciliación aseguró que del resultado de sus trabajos se había establecido que la cifra más probable de muertos durante el conflicto interno era 69,280, lo que lo convertía en el más sangriento de nuestra historia, incluida la guerra con Chile.

Hasta ahí se había venido calculando un número de víctimas mortales cercano a los 30 mil con un registro disponible y disperso entre el Ministerio Público, la Defensoría del Pueblo y la Coordinadora de Derechos Humanos, de alrededor de la mitad de esa cifra. Era como decir que por cada muerto con nombre, apellido y localización geográfica debería haber uno más del que no teníamos noticia exacta.

 La CVR obtuvo testimonios propios en un trabajo impresionante de jóvenes registradores que elevó la cifra de muertos identificados, en un consolidado de todas las fuentes, a 24,600. Pero en las conclusiones del Informe el número, no estimado, sino “más probable”, se multiplicó por  1.8, es decir cerca del triple sobre los registrados. O sea se sabría más o menos la tercera parte de lo que ocurrió.

Más aún, en todos los registros previos la mayor parte de las víctimas eran causadas por las fuerzas estatales (militares y policías), lo cuál seguía un patrón similar al de otras experiencias y que derivaba de la diferencia de poder de fuego de las fuerzas regulares respecto a las irregularidades y a las acciones de arrasamiento con que se recuperan los territorios. La CVR imputó sin embargo el mayor número de la victimas  estimadas estadísticamente a Sendero Luminoso en una relación tal que pasó a ser el principal perpetrador de actos con resultado de muerte.

En fecha tan temprana como septiembre del 2003, hice observaciones sobre los dos puntos de la estadística de la CVR que no me convencían y discutí sus implicancias políticas que evidentemente tenían que ver con la necesidad de asegurar que las conclusiones fueran asumidas por el Estado como propias: (a) que recién se sabía de la gravedad de lo ocurrido; (b) que las graves violaciones de derechos humanos que implicaban a agentes estatales habían sido menores que las realizadas por los subversivos, lo que por lo menos nunca fue definitivamente probado.

Tiempo después, aparecieron estudios estadísticos de especialistas demostrando que el método empleado por la CVR había tenido errores y desviaciones, y poco a poco la soberbia del 69,280, fue dejada de lado. Claro que en el camino hubo una polémica mayor sobre las responsabilidades políticas en la conducción de la guerra y la obligaciones del Estado hacia los derechos humanos y las poblaciones en mayor vulnerabilidad en período de conflicto armado, y que la DBA que se convirtió en enemiga mortal de la CVR tomó el debate de las cifras como un pretexto para descalificar todo el enorme trabajo realizado para construir una mirada más cercana a una parte crucial de nuestra historia reciente.

Hoy puedo decir que el Perú no estaba preparado para el debate que inicié, porque una parte de los que tienen mayor poder no quería otra lectura de los veinte años de la violencia que no fuera que esos casos se resuelven directamente con el mayor empleo de fuerzas y con las consecuencias que traen siempre este tipo de intervención represiva del Estado y que no hay nada que hacer como prevención o reparación, y menos con removidas de la memoria histórica.

La mirada propuesta por la CVR, proviniendo de una entidad con autoridad pública, a la que después sus enemigos le han metido el nombre de “caviar”, extensión de la ONG, conciliadora con el terrorismo, que son pura reacción hepática de los que se sienten afectados por sus conclusiones, es la plataforma más progresiva que se puede encontrar para interpretar al Perú de comienzos de nuevo siglo.

Por tanto pudiendo discrepar con mis razones aquí señaladas con las cifras del informe final y tener observaciones sobre el trato de otros temas específicos, soy de los que celebra los diez años de ese valioso trabajo y comparte con los familiares de las víctimas y gran parte de la sociedad peruana el incumplimiento sustancial del Estado de sus compromisos por la pacificación, la justicia y una digna reparación para los afectados.     

28.08.13

Miércoles de Política Nº 9

El diálogo

La historia es más o menos así: un conocido periodista, que viene recomendando desde hace algunos meses que el gobierno tome medidas para recuperar la “confianza” de los empresarios y estimularlos a la inversión, se reunió con el presidente del Consejo de Ministros después de las fiestas patrias y le resumió su conclusión en el sentido de que Humala no estaba dotado para trasmitir energía a los inversionistas y sacar al gobierno del hoyo en que estaba metido.

La opción era que el premier pudiese conseguir algún aire que hiciese bajar la temperatura de julio en la que se juntaron todas las formas del malestar social: protestas salariales, oposición a las reformas gubernamentales, movilizaciones regionales, con el malestar político generado por la repartija en el Congreso; y eso tal vez podría conseguirse si desde el más alto nivel del poder se convocaba a un diálogo del gobierno con todos los partidos para hacer algo por el país.

¡Un diálogo! Pero, ¿sobre qué dialogar?, ¿con quién dialogar?, ¿y quién convoca a este diálogo?, ¿qué se conseguiría con este intento? El periodista que había sido de la idea explicó: no se puede poner una agenda, porque cada quién tiene la suya, mejor hablar cosas generales a las que nadie puede oponerse como necesidad de fortalecer la seguridad ciudadana, unidad contra el terrorismo en el VRAEM, lucha contra la corrupción, etc.

Sobre los participantes del diálogo, lo mejor es que no haya exclusiones, y que si alguien se autoexcluye sea su problema. El problema va a ser el del APRA y el fujimorismo que si aceptan asistir van a perder algo de su perfil de oposición dura y si se mantienen fuera se van a aislar. Es posible que hagan varios zigzags después de la invitación y eso ya les va a quitar un poco de beligerancia.

Sobre quién convoca y quién dirige el diálogo, estoy seguro que la oposición va a reclamar que sea el presidente, si no lo hicieran no serían oposición y no tendrían nada de que agarrarse. Pero no conviene meter a Humala en esto. Primero porque no se le ve cara de que crea en estas cosas y segundo porque van a haber, casi desde el comienzo, partidos que sí acepten reunirse con el premier. Esto va a crear una presión mediática en contra de los duros.

Además dice la regla del ajedrez que usar al rey en las primeras jugadas hace perder la partida. Finalmente sobre lo que se busca, lo principal es no ilusionarse con conseguir grandes cosas. Si se logra que la atención pública cambie de eje y la gente empiece a hablar del diálogo, ya se ha conseguido algo. Si el APRA y el fujimorismo dejan de perseguir ministros por algunas semanas, también hay una ganancia. Si sale alguna declaración general de todos los participantes sería excelente.

El diálogo tiene buena imagen y es bien difícil decir algo en su contra.

Además, si en septiembre se emite finalmente el fallo de La Haya, como ha sido anunciado, y nos favorece, entonces el gobierno habrá podido pasar al otro lado de la tormenta y podrá tener otro tiempo adicional que podrá empatarse con la etapa electoral que comienza el siguiente año.

El periodista se retiró después de haber dicho estas palabras seguro de que le había abierto una pista al ministro. Cuando estuvo frente a su computadora escribió: el diálogo es una buena idea, pero no hay que crear demasiadas expectativas en lo que puede conseguirse a través de él.

Y así es que comenzó el diálogo y por supuesto Lourdes Flores fue la primera en aceptar hacerse presente.

28.08.13
Columna de Wiener

Miércoles de Política Nº 9