Como Mauricio Mulder (también conocido como Maurice Claude o
perro de chacra), no va muy bien con eso de las formas diplomáticas, no esperó
mucho y apenas salido de Palacio dijo que en la presentación del gobierno y los
agentes de La Haya, no les habían dicho nada nuevo. Es decir que la reunión
había sido para la foto final que se resumiría en el titular de un diario
limeño: “Unidos por el Perú”, lo que se entiende también como que el Perú
estuvo representado en su totalidad aquella tarde, salvo una Keiko escurridiza,
aparentemente de viaje al extranjero, que podría haber querido mandar el
mensaje de que primero le hablen del “indulto” antes de ver a Humala, y un Alan
más inflado que nunca que evitó fotografiarse con los demás en nombre de cierto
desdén al boato del Palacio que ha habitado ya dos veces.
En fin, al margen de los desaires y de las imágenes
calculadas de distancia de algunos de los líderes políticos, lo que hay que
advertir en primer lugar es el sentido con el que Humala armó el encuentro de
supuesta “unidad nacional”. Ahí muchos han advertido que para el actual
presidente el Perú carece de izquierda, en cualquiera de sus versiones, o que
en todo caso no necesita de ella para presentarse patrióticamente unitario. No
tomó en cuenta la presencia parlamentaria que en realidad es un subproducto de
la abortada alianza que armó con este sector para las elecciones, ni tampoco se
acordó de la alcaldesa de Lima ni de los presidentes regionales.
Si se trataba de unidad política, esta ha sido una expresión
más de la molestia que produce en la pareja presidencial que la “desagradecida”
izquierda no lo siguiera en su proceso de cada vez mayores concesiones a los
grupos económicos, la tecnocracia liberal y la prensa derechista que lo tienen
acorralado. Humala no quiere una foto con sus viejos aliados y la prefiere con
varios a los que se están investigando por corrupción y que hasta unos minutos
antes de la ceremonia unitaria se venían disparando entre sí y que van a seguir
haciéndolo.
Pero hay más. En la reunión palaciega no había nadie tampoco
representando al Partido Nacionalista, como si esta entidad realmente no
existiera o estuviera encarnada en el presidente. Imaginar que Humala, Isla o
Delgado, eran el nacionalismo y que luego irían a comprometer a su partido con
las conclusiones es sencillamente ridículo. Por tanto uno tiene que quedarse
con la idea de que lo que ha habido este lunes es un encuentro entre el
partido-Estado-gobierno, y los dirigentes de la derecha peruana, no para
discutir alguna estrategia o compartir información reservada, sino para dar la
idea de cómo se maneja el país en estos tiempos en que el humalismo se acerca a
cumplir dos años en el poder.
05.06.13
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