En esa historia de espías neo-montesinistas en que nos ha
metido Rospigliosi desde hace casi un mes, saltan a la vista por lo menos tres
gruesas incongruencias: (a) Que la “prueba” que según el exministro no tenía
porque presentarse para sustentar sus acusaciones, porque en el mundo de la
inteligencia las cosas son secretas, haya venido a aparecer de la manera más
idiota con una mujer vigilando “la zona”
donde se ubican sus oficinas (ni siquiera el edificio mismo), y haya terminado descubierta
por un guachimán y unos serenos que la consideraron sospechosa.
(b) Que el “reglado”, que seguramente fue seleccionado por
su especial peligrosidad para los planes del gobierno, haya resultado siendo el
propio Rospigliosi, junto con sus más cercanos amigos, lo que quiere decir que
o Villafuerte ordenó perseguirlo precisamente por sus denuncias, lo que
significaría que la idea en vez de llamarse “ acción inteligencia” debería
utilizar el nombre opuesto, o que realmente los exministros y
exviceministros de Toledo se han vuelto
los principales enemigos de la conocida como “reelección conyugal”, aunque nadie
sabe todavía lo que se proponen.
(c) Que Rospigliosi se ha sacado la lotería con el primer
ministro, y los ministros del Interior y Defensa de este gobierno, que no pueden hacer frente a quién
el propio Pedraza llamó un profesional de la desinformación y que en un mes sin
ningún elemento concreto (ya no digo pruebas), como podría ser una lista de
chuponeados, algún informe sobre tecnología de espionaje, algún documento
secreto, ha mantenido un escándalo en
cuyo centro estaba la acusación de que los montesinistas no eran los Fujimori
(que ahora lo defienden), sino los Humala-Heredia, a pesar de que todas las
evidencias indican que así quisieran armar un aparato como el de los 90 carecen
de los más elementales criterios para hacerlo.
Rospigliosi por supuesto ya se metió a la coyuntura política
como el valiente denunciador, que es a la vez la víctima del espionaje que
denuncia y el que se da el lujo de pedir la cabeza de varios ministros de la
mano de Keiko, Salgado, Alcorta y otras de sus nuevas amistades. Todos sabemos
además con quién consulta sus operaciones políticas el exministro y exjefe de inteligencia de Toledo, por lo que
cabe presumir que esto no sea sólo una inspiración local. En cualquier caso
Rospi se está dando la mano con AGP, en
la construcción de fantasmas de aparente fortaleza en un gobierno como el de
Humala que muestra debilidades por todas partes.
PD: tengo obsesión con
el baguazo y la responsabilidad de García, con el respeto a la memoria de JDC
que finalmente se probará ante la justicia, con los derechos de los trabajadores
y otros. Y si eso me hace chocar con Aldo M, pues choco. Y no por eso le
recomiendo que vaya a escribir o actuar en pornografía porque hace tiempo que
lo viene haciendo pero en variante política.
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