domingo, junio 09, 2013

Soldados por Sorteo

En el casi olvidado Manifiesto de Locumba, el jefe del levantamiento teniente coronel EP Ollanta Humala anunciaba un nuevo Ejército limpio de corrupción y no enfrentado al pueblo. Nadie imaginaba que la vía para ello fuera un Sorteo Militar Obligatorio.
  
El gobierno del comandante está preocupado porque los jóvenes no sienten el llamado de la patria y no se enrolan por su propia cuenta en los institutos armados para marchar al VRAEM o para pasar a cuidar las fronteras.

Tenemos muchos generales y almirantes, y cualquier cantidad de oficiales en distintos grados, pero han empezado a faltar soldados que sean los que reciban las órdenes que no se discuten y que saquen la cara y el cuerpo por el Estado ahí donde las papas queman.

Para varios generales en retiro que ahora se ocupan de opinar sobre diversos asuntos, el problema es de incentivos, mejor dicho de que la propina es muy baja (menos de la mitad de un salario mínimo), lo que significa que si se le suben podrían haber más postulantes. Pero el problema es que justo en estos días el MEF anda envalentonado y está muy difícil que abra el caño para nadie, menos para los soldados que si han aguantado hasta ahora con una mísera propia podrán seguir haciéndolo en los siguientes años.

Por eso a los asesores del presidente se les ha venido la buena idea de que el cupo que no se cubre de manera voluntaria sea llenado por sorteo, que quiere decir que si a uno de toca el número de la suerte pasará los siguientes años en uniforme, con el pelo recortado y recibiendo órdenes salpicadas con carajos, que es por supuesto la manera como se aprende a amar a la patria.   

Ollanta Humala dice que esta timba militar no viola el principio de voluntariedad del servicio, pero que frente al derecho a escoger su propio destino que invocan muchos de los que están bajo el alcance de la norma, el gobierno aduce que no nos podemos quedar sin soldados.

Y claro ahí viene el tema de establecer quiénes van a ser los reclutables mediante el nuevo procedimiento. Y la norma dice que los universitarios, los discapacitados, lo que sostienen a sus familias, los que están privados de la libertad, quedan fuera. Es decir está apuntado al segmento que empieza a trabajar o a los que buscan trabajo, a los estudiantes de carreras no universitarias, a los que viven en el campo y participan en la producción desde muy jóvenes, etc.

Si alguno de estos sale sorteado y no puede pagar la multa de 1,850 soles, va al cuartel porque en el Estado no piensan que todos deban ser soldados (como los israelíes) sino aquellos que antes también eran los blancos de las levas con las que se formaban nuestras tropas. El asunto de la multa, significa que si alguien tiene alguna capacidad de ahorro puede comprar su exclusión de los resultados del sorteo.

Para eso se van a sacar hasta tres boletos por cada vacante en los institutos armados; si el ganador de la ruleta se excusa o paga, entre el segundo y si no todavía hay un tercero que puede terminar pagando el pato. Hay una clara conciencia detrás de esto de que nadie festejará ser sorteado. Pero igual los ministros Jiménez y Cateriano insisten en que no se está violando el sentido voluntario del Servicio.    

El viejo SMO

Hasta hace algunos años, no tantos como parece, los militares llegaban a los pueblos en camiones y se llevaban por la fuerza a los muchachos para hacerlos soldados.

Estas prácticas violentas se justificaban, como ahora, en que se necesitaban soldados. Fue de esas prácticas que nació esa configuración de las Fuerzas Armadas en las que oficiales y subalternos representaban a las clases y las razas jerarquizadas del Perú.

Teníamos oficiales blancos y mestizos, procedentes de las clases medias, frente a tropas de indios que venían de familias pobres.

El nuevo plan del servicio por sorteo obligatorio apunta a reproducir ese esquema de viejo Ejército que sólo podría superarse si la organización militar se hiciera más profesional y tecnificada.

Algo que recuerdan mucho los generales es que en el antiguo Servicio los jóvenes soldados se licenciaban con alguna carrera técnica y un sentido de disciplina que era apreciado por los empleadores. Pero también hay otras historias de desadaptación de los licenciados que derivaron a organizaciones subversivas o directamente a la delincuencia.

Antauro Humala, hermano del presidente, que editó por muchos años un periódico con el nombre de “Ollanta”, pretendía encarnar el espíritu de los licenciados, y una parte de ellos lo acompañó en el Andahuaylazo y varios de estos continúan presos.

El tema es que en tiempos de liberalismo exacerbado, en el que la norma del mercado libre indica que cada uno debe poder hacer lo que prefiera con su proyecto de vida y ganarse la existencia como crea, el presidente Humala ha descubierto que le faltan soldados y ordenado que se los consigan por sorteo. Esto debería ser un escándalo mayúsculo para los defensores del derecho a comer comida chatarra o de poner a los hijos en el colegio que yo quiera y pueda, y tantas otras libertades defendidas en centenas de editoriales.

¿Por qué este sorteo violatorio de la libertad no merece los mismos titulares y las mismas vestiduras rasgadas? Tal vez porque todos saben quienes van a ser los reclutas de los siguientes días. Y Ellos ni son consumidores de la gran prensa ni expresan la economía del crecimiento. Entonces, quizás una nota de crítica. Pero nada como otras protestas.

09.06.13

No hay comentarios.: