“Mi
hipótesis es que se iría lo más pronto que pudiera hacia el Japón para
protegerse de nuevos juicios y denuncias… Es decir Fujimori no es un enfermo
prisionero que se va a morir a su hogar, como no pudieron hacerlo otros; ni un
político cazurro que se finge más enfermo de lo que está para regresar al
espacio de la pelea con sus adversarios.
En mi concepto es otra cosa.
Un tipo que tiene mucho dinero, cualquiera puede deducir de dónde viene, y que
siente que se le acaba el tiempo para disfrutarlo y que tiene una red de
defensa en el país de sus ancestros”.
El moribundo que clama desde
la prisión
Raúl Wiener
03-06-13
Los lectores más
memoriosos recordarán lo que el gobierno de Fujimori decía en el año 1997 del
comando del MRTA que tenía retenido a un grupo de rehenes en la casa del
embajador japonés presionando por la libertad de los dirigentes de su
organización, y que era que todo eso se hacía para que Polay u otros pudieran
mover las cuentas que se supone tenían en el exterior como producto de los
secuestros. Algo así como que si permanecían presos toda la vida nadie iba a
poder tener acceso a ese dinero.
La revelación por
cuenta de uno de los miembros de la Comisión de Gracias Presidenciales de que
el Plan de Fujimori en caso le hubieran otorgado el indulto era la de viajar a
Europa y Japón para arreglar asuntos pendientes que finalmente no especificó,
hace evocar ese criterio de sentido práctico que el propio fujimorismo endilgó
a los emerretistas para evaporar cualquier elemento romántico en la última de
sus acciones armadas.
¿Para qué tendría
que desplazarse, el exdictador hacia el exterior, teniendo presente además que
de alguna manera estaba afectado en su salud? ¿No será que si se cumple lo que
con dramatismo repite el abogado Nakasaki, de que a Fuji no le alcanzaría la
vida para su condena, se quedarían fondos en el exterior que no podrían
movilizarse o transferirse a cuentas con otros nombres? ¿A eso se han prestado
los hijitos y el entorno cercano, mientras que al gran público y a las bases
fujimoristas las conmovían con las escenas del drama médico del prisionero que circula
por distintas clínicas y que está a punto del suicidio si no lo dejan salir?
Tiene razón
Lévano cuando dice que lo que menos conjuga con el concepto de fujimorismo es
el de humanitarismo. Pero por allí se fueron los que siempre quisieron encarnar
la rudeza del poder y que pretendieron que las víctimas eran un costo
inevitable de la pacificación aunque hubieran sido asesinadas por el Grupo
Colina, y hasta hoy no hacen un solo gesto de arrepentimiento hacia ellas. Y
todavía querían tomarnos por tontos con el indulto.
11.06.13
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