El expresidente del crecimiento que celebró
por todo lo alto el 9.8% del 2008 y el 0.9% (reajustado) del 2009, como si
fueran lo mismo, nos sorprendió este jueves con la afirmación de que si él
estuviera en el poder estaríamos encima del 8% y no en los registros en bajada
que se han empezado a producir con Humala.
Sin confesarlo, García también nos ha
querido advertir que la opción es seguir investigando los contactos de Chinguel
y la historia de los narcoindultos y las narcoconmutaciones o preocuparnos de atraer 30 mil millones de
dólares en inversiones que su gobierno dejó en camino (entre ellas la de Conga)
y de estimular las exportaciones para que no sigan cayendo.
Es decir la felicidad está a la mano, pero
ese empeño por hurgar a los corruptos para dificultarles el regreso a
la presidencia puede frustrarla. Para marcar este detalle Alan García no
ha dudado en ponerse antojos, usar una Universidad como plataforma y leer un
documento de lineamientos de gobierno como si estuviera todavía en la
presidencia.
Todo un montaje al nivel de quién calcula
que el caso de las gracias presidenciales se va agravar en las siguientes
semanas y meses en tanto van apareciendo cada vez más testigos. La intención de
García es que, con la ayuda de los amigos de la prensa, el pico de la tormenta
lo encuentre ocupado en otra cosa.
Pero aún si no fuera una obvia cortina de
humo, la reciente propuesta de AGP, es un insulto a la inteligencia. Lo primero
es quela tasa de crecimiento no depende en los fundamental de la simpatía y el
antiestatismo del gobernante. Las propias subidas y bajadas en el período
2006-2011, con alza espectacular del precio de las materias primas lo
demuestran. Y si se está viniendo una probable situación tipo 2009, en la economía
a la que vendemos nuestros productos, ¿quién podrá llevarnos al 8%?
Pero además la falla de fondo del razonamiento es creer que la economía es una
rama de la sicología que significa que si tenemos fe en crecer, crecemos de
todas maneras, como les dijo AGP a los presidentes de la APEC en noviembre de
2008, antes de que el Perú empezara a sentir los efectos de la crisis global.
García asegura que el mundo de hoy está sobrado de capitales y que la cosa es
atraerlo.
Entonces se pone a hablar de hacernos
competitivos, de acelerar trámites, reducir controles, ajustar impuestos, como
si lo que guiara las decisiones de inversión y exportación no fuera la
posibilidad de tener compradores dentro o fuera del país. Y eso es lo que se ha
contraído y le está causando dolores de cabeza a su exviceministro, hoy
ministro de Economía. Hoy lo sensato es un programa anticrisis y no un discurso
exitista. Sobre todo si es para ocultar otros delitos.
22.06.13
www-rwiener.blogspot.com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario