Varias veces me ha atravesado la idea de que de repente
estamos ante una jugada maestra para que, a punta de presiones y provocaciones,
el indulto a Fujimori sea finalmente rechazado lo que podría levantar la candidatura
de Keiko. Esta podría ser la interpretación del reciente audio en el que
Alberto Kenyo parece confundir su lugar con el de Humala y anuncia que ya están
dadas todas las condiciones para ser indultado.
Uno podría entender que está poniendo al presidente en tal
situación que no va a caber otra opción que no indultarlo para mantener alguna
respetabilidad sobre su cargo. Pero luego de pensarlo dos veces concluyo que
esto sería así probablemente si se tratara de otros personajes. Lo que quiero
decir es que Fujimori si quiere, desesperadamente, salir libre, y se pondría de
rodillas si fuera necesario para lograrlo.
Pero también considera que con Ollanta no hay lugar a las
sutilezas y que hay que arrinconarlo para que no siga dilatando y buscando
salidas intermedias con abogados que intentan armarle castillos que se caen por
todos lados. Fujimori está clamando a gritos salir porque siente que el riesgo
de terminar de envejecer en prisión y morir, es también el de quedar para la
historia como el idiota que hizo el viaje que nunca debió haber realizado para
terminar condenado y recluido por crímenes contra los derechos humanos y
corrupción.
Si fuera liberado, el exdictador muy difícilmente tomaría el
camino de reinsertarse en la política peruana. Mi hipótesis es que se iría lo
más pronto que pudiera hacia el Japón para protegerse de nuevos juicios y
denuncias. Esto significaría, si estoy en lo cierto, que le dará toda la
prioridad a su propio reacomodo y regreso a la vida muelle, aún sobre el
proyecto político familiar. Es decir Fujimori no es un enfermo prisionero que
se va a morir a su hogar, como no pudieron hacerlo otros; ni un político
cazurro que se finge más enfermo de lo que está para regresar al espacio de la
pelea con sus adversarios.
En mi concepto es otra cosa. Un tipo que tiene mucho dinero,
cualquiera puede deducir de dónde viene, y que siente que se le acaba el tiempo
para disfrutarlo, y que tiene una red de defensa en el país de sus ancestros.
Lo demás es lo risible: que algunos días a la semana sólo puede ver abogados y
congresistas y se siente solo (el mismo tipo que invento la incomunicación
total de los prisioneros a los que no les hablaban ni sus carceleros) o que “no
hay dudas” sobre su caso, cuando se le califica de “pronóstico reservado”, que
realmente quiere decir que sí hay dudas respecto a la evolución futura. Y nada
más.
03.06.13
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