Hasta que habló Nadine. Y la derecha que andaba
supuestamente en pánico por la “reelección conyugal”, sintió que le venía la
ayuda por donde menos lo esperaban. Si los números no dan, Repsol no va, dijo
la primera dama precisando otras declaraciones del gobierno y del propio
presidente sobre el estado de la negociación en relación a los activos de la
empresa española, la mayor parte de los cuales fueron de Petroperú.
Los que decían no poder dormir por el peligro inminente de
que la compra de la refinería “chatarra” y los demás bienes de Repsol, pudiesen
convertir a la petrolera peruana en un remedo de la PDVSA venezolana y de ahí
convertirse en la caja chica para mantener en el poder a la familia
presidencial, han tomado la frase casi de Perogrullo emitida por la primera
dama, como el anuncio de que el impulso neochavista de los últimos día ha
empezado a debilitarse.
¿Y si los números dan?, podría ser la pregunta. ¿No era
acaso que lo que estaba mal era la participación del Estado en la economía, no
importa si en buenos o malos negocios, peor quizás si fueran buenos porque esos
son los que está buscando el capital privado?, ¿no era que se iba a censurar
ministros por el hecho de estudiar la posibilidad de participar en la compra de
lo que deja la empresa española?
¿No será que con singular astucia Nadine les está diciendo
que ella es la que puede contener con razones numéricas al estatismo esencial
del presidente y que debido a eso van a tener que seguir soportando muchos más
meses de ambigüedad en el tema de la candidatura? De ahora en adelante si no
hay compra de Repsol deberá entenderse que fue ella la que enderezó el rumbo.
Entonces quién le va a poder decir allí que está haciendo demasiada política y
entrando en temas que no le corresponde.
La derecha que ha estado bastante DBA (bruta y achorada) en
todos sus sectores en los últimos días (piensen en las declaraciones de los
Vargas Llosa, toledistas y los periodistas que fungían de caviares de derecha),
debe estar meditando sus excesos verbales: ¿le conviene realmente enfrentarse a
Humala?, ¿es la fórmula Nadine 2016 tan terrorífica para sus intereses?, ¿se
puede pensar con seriedad que después de La Pampilla vendrían cada vez más
estatizaciones, aunque sea por la vía benigna de la compra negociada?
El punto es que se ve muy tranquila a la pareja presidencial
en sus más recientes decisiones e indecisiones, mientras que los que se sentían
que habían ganado la partida después de constituido el actual gobierno,
sacándole la vuelta a sus electores, han lucido pálidos y desesperados como que
recién estuvieran perdiendo el poder. Ahí encajan las declaraciones de Nadine,
cualquiera sean sus intenciones.
02.05.13
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