El general y congresista, Daniel Mora, ha dicho que no hay
razón para no creerle al Comando Conjunto cuando presenta la llamada “versión
oficial” (varias veces corregida) de los hechos de Echarate, donde nueve
personas resultaron heridas luego de ser tiroteadas dentro de la combi en la
que viajaban durante la madrugada para llegar a tiempo a sus centros de
trabajo.
Parece que lo mismo piensa el ministro de Defensa que ha
declarado con el tono adusto que le pone a todas las cosas, que sólo los
terroristas disparan a inocentes. En nombre de lo cual asume como cierta la
insólita parte del relato de que fue del vehículo donde salieron los primeros
disparos, o de alguien que viajaba sobre el techo, y que esto justificaría lo
que pudo haber sido una brutal masacre.
Por supuesto nadie más le cree al almirante Cueto, presidente
del Comando Conjunto, empezando por las víctimas que niegan unánimemente la
versión del disparo desde dentro de la combi (¿cómo se acomoda un rifle dentro
de una combi repleta de pasajeros?, ¿por qué los afectados protegerían a un
terrorista nocturno?, ¿desde cuándo los seguidores de los Quispe Palomino
disparan desde dentro o desde arriba de las combis?), siguiendo por las principales autoridades
del Cusco: la alcaldesa de La Convención, el presidente regional, así como casi
todos los medios de prensa.
Resulta de veras sorprendente que con los antecedentes de
Kepashiato, con las probadas mentiras de la liberación de los trabajadores
rehenes que nunca se produjo, el cerco a los secuestradores que terminó con
muertos y pérdidas brutales sin ninguna baja del adversarios, y los falsos rescates
de los policías que llegaron solos o en hombros de su padre; y de Ranrapata,
con niña asesinada y otros pequeños supuestamente “rescatados” (que tuvieron
que ser devueltos a sus padres), en un enfrentamiento que nunca existió; haya
todavía aplomo para no reconocer que hubo un tratamiento bárbaro contra los
pasajeros de la combi de Echarate.
Pudo haber un error, y si lo hubieran admitido quizás el
tema hubiera sido mejor manejado. Aunque nadie se explica como se puede emitir
una orden de disparar al bulto en una zona agreste y en plena oscuridad. Tal vez se tenía alguna información de
“inteligencia” sobre alguna persona y acribillaron a 14 para ver si pescaban a
uno, que tampoco ha sido identificado. En realidad más da la idea de torpeza y
planes inconfesables que pretenden ser acallados con un grito castrense como si
nos pudieran imponer la “verdad” por acto de fuerza.
El tiroteo de Echarate está destinado a comerse el último
rasgo de prestigio del ministro Cateriano que como sus antecesores entendió que
su función no era tomar el mando de la estructura militar sino ser su
taparrabos civil, mientras hace como que marcha en todas las ceremonias. Y es
que entendió muy rápido que la verdad militar es distinta a la verdad
verdadera.
14.05.13
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