A
Augusto Álvarez Rodrich se le ha ocurrido preguntarse en público: ¿y ahora
dónde va Humala después de la reculada de Repsol?, que según entiende habría
desatado expectativas a la derecha y a la izquierda sobre los siguientes
tiempos del gobierno.
En
un lado se habría entendido que “después de una reflexión” (unos buenos
batacazos de prensa, una insurrección empresarial, varias interpelaciones en
camino y las zanjatorias declaraciones de Nadine), el presidente habría llegado
a la conclusión de que sus cavilaciones previas no se hicieron bien, y por todo
eso estaríamos de nuevo en la senda y el futuro es que la situación no se
moverá, los grupos económicos seguirán predominando sin interferencias y Repsol
se irá a manos de quienes quieren seguir mandando en el negocio de los
combustibles. Y se acabó el espanto.
Pero
el problema, anota el columnista, es que del otro extremo pueden estar
considerando que después de esta primera batalla, podrían venir otros intentos
y a lo mejor en alguna de esas se desata una dinámica que empieza a reducir el
tremendo poder que la derecha ha exhibido en estos días. Por tanto don Augusto
vuelve a su pregunta: ¿pero adónde va el presidente?, o más claramente sea
dicho: ¿sabe realmente Ollanta dónde quiere ir?
Esta
angustia existencial del analista evade muy bien dónde estuvo durante la
pelotera de hace algunas semanas para impedir el giro chavista, velasquista,
estatista, como si hubiéramos vuelto a los días anteriores al nombramiento de
Castilla y la ratificación de Velarde. En esos días también le dieron con todo
hasta que el hombre cedió los dos puestos claves de la economía que se
mantienen hasta la fecha. Y, a pesar de ello, en todos estos años siempre ha
habido el que se pregunta en medio de tantas concesiones: ¿y adónde va Ollanta?
Quiero
responder, a mi criterio, de una sola vez la pregunta: Ollanta no va a ninguna
parte, salvo a durar, y cada vez que intenta dar un paso no lo dejan, y no es
verdad que haya una presión equivalente de derecha e izquierda (salvo que se
incluya en este último concepto a los movimientos sociales tipo Conga). En
realidad lo que tenemos desde hace tiempo es un presidente paralizado por el
poder económico y mediático de la derecha, que después se interroga: ¿por qué
no camina?
15.05.13
www.rwiener.blogspot.com
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