Cuando llegó a nuestras manos la información sobre el
extraño poder que el gerente de recursos humanos de Petroperú ostenta dentro de
la empresa estatal y que parece haberse reforzado con el cambio en la
presidencia ejecutiva, lo que hicimos de
inmediato y durante varios días fue intentar comunicarnos con el aludido
para que hiciera los descargos
correspondientes. Pero en vez de él, nos atendió el Jefe de la Unidad de Medios
de Comunicación de Petroperú, subordinado del señor Arévalo quién hizo una
explicación por escrito del caso que aparece resumida en el texto que
publicamos el 24 de marzo. No es que nosotros pusimos al Sr. Beteta como su
representante, sino que el fue el que tomó su lugar.
El día de la publicación el mismo Sr. Beteta se comunicó
telefónicamente conmigo y pidió hacer nuevas aclaraciones a lo que contesté que
tenía abiertas las vías para una carta de rectificación en el diario. Al día
siguiente me llamó una persona que se presentó como abogado del Sr. Arévalo
proponiéndome un encuentro al día siguiente para conversar sobre mi artículo en
la Tiendecita Blanca de Miraflores, cita a la que asistí y en la que permanecí
media hora en espera, suponiendo que los que habían hecho la invitación podían
identificarme y que si no podían hacerlo usarían mi número telefónico que ellos
consiguieron por su propia cuenta. Luego llegaron dos cartas una de Petroperú
firmada por el gerente administración (e) y otra directamente por el señor
Arévalo que han sido publicadas en la edición del jueves 28 de marzo.
Ahora, si alguien tenía alguna duda sobre lo poderoso que
puede ser un gerente de recursos humanos en una empresa pública, la secuencia
anterior puede darle una idea de lo que se trata. No es usual que ante una
discusión sobre responsabilidades personales se produzca un movimiento
corporativo tan fuerte como el que hemos visto en este caso. Más aún que la
empresa como tal insinúe que se podría llegar a la denuncia fiscal, como le
habría ocurrido a otras personas, por haber calumniado al señor Arévalo, o que
se nos ponga un ultimátum de publicación de una carta a la que no estábamos
obligados porque nuestro tema no fue Petroperú ni su gerente administrativo,
sino el actual doble gerente de recursos
humanos y relaciones corporativas que es una persona diferente.
Deuda
Sobre el fondo de la cuestión, sin embargo, ninguna de las
comunicaciones niega lo que dice el titular de La Primera de que un gerente de
Petroperú debe millones a la SUNAT, y por lo que sabemos que el procedimiento de
cobranza ya estaría notificado al demandado. Asimismo es enteramente cierto que
Petroperú es quién lo exculpa, como se ve en la manera como la empresa ha
respondido a nuestra investigación. Lo que se dice, sin embargo, es que el
origen de la deuda tributaria no se
correspondería con la singular modalidad
de pago que se aplica al señor Arévalo (fuera de planilla), sino a asuntos
personales del aludido que se ventilan en el poder judicial.
Anotemos que en este punto nos basamos en cartas de una
exfuncionaria de Petroperú que nos fueron entregadas por terceros, y que nos
pareció significativa porque forma parte de un pedido de investigación ante la
Contraloría,. No habiendo tratado con la autora del texto que lo que hace es
pedir un examen de los hechos, le dimos un tratamiento condicional al contenido como se puede apreciar en el
artículo. El señor Arévalo y Petroperú bien podrían mostrar la información
sobre las retenciones realizadas y aclarar definitivamente el asunto. Porque de
que hay una deuda, la hay, y que en esos casos los deudores buscan forma de
protegerse de embargos con modalidades especiales de remuneración también es
cierto.
Contrataciones
En la nota del 24 de marzo se mencionan los casos de las
esposas de dos altos funcionarios ascendidas recientemente tras los cambios en
el directorio y las gerencias, que reflejan situaciones de posible favoritismo.
Pero el señor Arévalo se defiende argumentando la supuesta rigurosidad de los
procesos de contratación. Lo que no se termina de explicar es porque personas
relacionadas salen continuamente ganadoras a pesar de tanto “rigor”.
Finalmente, cabe decir que el suscrito y el diario en el que
escribo han defendido y defienden la actividad de Petroperú como empresa
estatal y apostamos a que pueda lograr recuperar el liderazgo que le fue robado
en la época corrupta del fujimorismo. Pero para que este sueño se cumpla se
requiere de mucha trasparencia entre los directivos y altos funcionarios de
esta gran empresa.
29.03.13
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