Difícil de creer en la espontaneidad de tantos súbitos
opinadores sobre la pesca de anchoveta que forman parte de la segunda ofensiva
en contra del DS 005-PRODUCE, sobre todo si se observa de qué manera se han
repartido los argumentos que están siendo presentados ante el público. Así
estamos escuchando que los verdaderos depredadores del mar son las
embarcaciones pequeñas y medianas que forman parte de la flota no industrial;
también que si no autorizamos a los grandes a llevarse la anchoveta que está
cerca de la costa se irá a ser pescada por naves chilenas; que el Perú debería
estar feliz de producir harina en vez de alimentos si por eso se paga más en el
mercado internacional; que con la cuotas del año 2009 el mar peruano estaba “ordenado”,
porque cada quién tenía su pedazo hasta que llegó Triveño y su DS 005; y que
fue el estatismo de los 70 el que depredó la biomasa marina por lo que ahora no
hay peligro de daño en manos privadas.
Todo esto es perfectamente falso. Pero lo dicen. Una
enorme industria basada en unas cuantas empresas que captura casi el 98% de la
anchoveta para harina y aceite, pretende que son los otros los que afectan la
riqueza marina. La ley de cuotas favoreció la
concentración de la actividad pesquera eliminando a las empresas medianas
y menores. Y a lo que hoy asistimos es a una ofensiva de los barones del mar
para reafirmar su poder monopólico. Y claro que no es verdad que si no matamos
lo que nos queda de anchoveta ésta se irá a Chile. Eso por simple física,
porque la corriente marina va de sur a norte y los peces no nadan en sentido
opuesto. También es una mentira de a kilo afirmar que se puede ganar más con
harina que con alimentos. En realidad lo que pasa es que no se quiere invertir
en refrigeración y procesamiento, y se busca seguir ganando en un estatus quo que
además paga pocos impuestos. ¿Y los índices de desnutrición en el país? Mala suerte.
Obviamente si el DL 1084 de Rafael Rey hubiera
cancelado las disputas por la anchoveta, la pesca negra, las balanzas
alteradas, la falsa supervisión, la invasión de zonas prohibidas y la captura
de especies jóvenes, no existirían. Pero continúan. Aunque esta vez el reparto
es sólo entre unos pocos. Por cierto que es una falsa historia decir que el mar
se depredó en los 70, cuando eso ocurrió
en la década anterior, con el primer auge de los privados. Finalmente lo
que hoy vemos es la repetición de ese drama. Y es de esperar que al presidente
y a la ministra no les falle esta vez el pulso para poner a la SNP en su sitio.
24.03.13
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