¿Por qué al Sí le
disgusta tanto que una encuestadora presente un estrechamiento de las cifras de
la revocatoria entre las dos opciones y haya decidido salir a desmentirla con
excesos del tipo Patricia Juárez que aseguró que la alcaldesa, o el fantasma
llamado Favre, le habían pagado por sus resultados sin acreditar una sola
prueba de lo que estaba diciendo, y de Nidia Vílchez que afirma que ya
conocemos a los de Datum y lo que están buscando?
Meses de meses
con todas las encuestas en contra, incluidas las de Datum, han acostumbrado a
Susana Villarán a contestar que son situaciones de momento y que no vive
pendiente de esas cifras y otras fórmulas más o menos conocidas para estos
casos. ¿Por qué los revocadores no pueden admitir, con alguna frase de
circunstancia, el movimiento natural de las tendencias y añadir que aún quedan
más de veinte días para saber quién es el que gana?
La razón cae de
su peso. Y es que toda la historia de la revocatoria y de por qué vamos a ir a
votar el 17 de marzo para saber si la ciudad destituye a una mujer que
cualquiera sabe que es honrada, bienintencionada y que está haciendo lo que
cree mejor para Lima, se fundamenta en que hay una mayoría capitalina que no la
quiere y que prefiere a otro que se supone haría más obras y estaría más
dispuesto a transar con los grupos de interés que se benefician con el desorden
de la ciudad.
Las encuestas
establecieron esa correlación desde el 2011 y permitieron a un grupo marginal
asumir una fingida representación de ese sentimiento difuso. En otras palabras primero
fueron los números que aseguraban que había descontento y después las supuestas
razones para revocar. Así dijeron que la alcaldesa no trabaja, no hace obra,
las hace mal y se caen, no continúa lo de Castañeda, sólo continúa lo que dejó,
etc. Podían decir cualquier cosa porque lo que estaban haciendo era traducir
las encuestas.
Por eso cuando el
APRA entra a la revocatoria oficialmente asegura que lo hace porque está
recogiendo un estado de ánimo popular. La prueba: las encuestas que colocaban
al Si sobre el 60% y a Susana debajo de 40%,
que aunque fueran valores muy similares a las de la elección (que fue por
mayoría relativa), se presentaban como si fueran evidencia de alguna urgencia
para sacar a la alcaldesa del medio.
Entonces ¿qué
pasa cuando las estadísticas se sinceran, los que contestan van madurando su
decisión y ya no siguen el sentido de la corriente, y las campañas empiezan a
funcionar? Lo que ocurre es que los revocadores sienten que se les cae el
soporte de toda la operación política. Y se desesperan. Las encuestas los están
traicionando. Y eso no puede ser.
20-02.13
www.rwiener.blogspot.com
1 comentario:
Muy de acuerdo con Ud. estimado Raúl, nos estamos enfrentando a una maquinaria experto en hacer cualquier cosa con tal de lograr sus objetivos. Ademas creo que es hora que exijan el que debe estar al frente de la revocatoria es el tal Vidal que compro los Kits. y no los payasos en este caso como Marco turbio y los otros que están tras esta revocatoria. Deben de exigir como responsable de esta revocatoria que este Vidal salga al frente. para asi demostrar a la opinión publica que estos sres. como utilizan a otros para sus interés personales como en el caso de comunicore. saludos.
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