Vaya, que si quisiera poder entrevistar a Sol Carreño y
Mario Ghibellini, conductores del programa Cuarto Poder, y disponer digamos de
una buena media hora de su tiempo, después de lo cual pondría unas dos frases suyas
en el periódico: Sedapal está mal por ser empresa pública, y eso se soluciona
con privatización.
Más o menos es eso lo que hicieron conmigo la semana pasada:
llamarme varias veces por teléfono el día jueves, citarme a las 12.30 pm y
llegar una hora después, entrevistarme media hora y usar un minuto de la
grabación realizada en la que aparezco diciendo que la gerente general no apoya
los planes del presidente de la empresa del agua, y que la privatización es un
fenómeno internacional para crear oportunidades de inversión a los capitales
globales.
Y punto. No se presenta la parte en la que explico la
contradicción entre el presidente y la gerencia, que tiene que ver con que uno
venía en alguna medida de las ideas del nacionalismo original sobre el
desarrollo empresarial del Estado y la otra directamente de las canteras de
Proinversión, en el área de Saneamiento, donde se viene preparando por años la
privatización de empresas de agua a nivel nacional.
¿Para qué es puesta en la gerencia general la señorita
Rossina Manche Montero, para la que se forzó las bases de referencia del cargo
(se bajó la exigencia al grado de bachiller), si su especialidad era la opuesta
a la de sacar adelante empresas del Estado ya que se dedicaba más bien a buscar
la intervención de terceros para sustituir la gestión pública? ¿Y a quién se le
echa ahora las culpas por los aniegos y las imprevisiones en Sedapal si la
persona que debe resolver estos problemas no viene de una experiencia de
dirigir una empresa gigante como esta, sino del campo de la privatización?
Tampoco aparece mi reflexión sobre los motivos que crean
tanta resistencia de la población a la privatización que tiene que ver con el
temor a la subida de tarifas y lo que dije respecto a la población sin agua que
el Estado tiene la obligación de atender y que difícilmente lo harán los
privados por ser la parte más costosa de la inversión. ¿Creen realmente los
conductores de programas de televisión que pueden hacer lo que quieren con las
ideas que no les gustan?
Mientras aparecía totalmente recortado, en paralelo se
otorgaba amplios espacios al señor Kuczynski para hablar del agua. Claro que si
Cuarto Poder no me quería escuchar, podía no haberme molestado y no había
ningún problema. Y hubiéramos como otras veces escuchado a su gurú que parece
ser el único que sabe. Igual pasó con el tema de la revocatoria: unas cuantas
imágenes y explicación en off sobre Favre, y todo el terreno regalado a Hugo
Otero para que se luzca como si sus consejos fueran los que se reflejan en las
cifras de las encuestas.
Es decir la televisión sigue siendo la expresión más clara
de la desigualdad comunicativa que se esconde bajo el concepto de libertad de
prensa.
01.02.13
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