En octubre del 2011, a pocos meses de haber dejado el
gobierno, Alan García dijo tratando de minimizar el significado de sus
encuentros en Palacio con el empresario dominicano Fortunato Canaán, que lo
había hecho con otros 1,200 empresarios, para escuchar sobre su interés por
invertir en el Perú.
Fiel a su estilo, García quería hacernos creer varias cosas:
(a) que él no buscaba nada de los empresarios visitantes salvo alentarlos a
invertir en el Perú; (b) que dentro de esos siempre cabía la posibilidad que
alguno fuera parte de una operación irregular, pero que detectar eso no era
tarea del presidente.
En resumen que nunca hizo nada contra lo correcto, ni cuando
se entrevistó con Ponce Feijoo durante la campaña del 2006, y luego BTR resultó contratando con diversos organismos
del Estado, ni cuando levantó por todo lo alto a la desconocida Discovery
Petroleum que luego de visitarlo fue protagonista del faenón de los lotes
petroleros.
No, Alan García, no hacía las malas juntas, sino que a veces
le pasaban mercadería fallada. Pero entre 1,200 qué son dos o tres. Bueno,
también se puede hablar de DH Mont, ahora estrella de la megacomisión e
invitada por García a repartirse el plato de Collique con su amigo Pepe Graña.
Es decir cuatro y seguramente algunas más.
Pero la generadora eléctrica Endesa, que curiosamente
contrata desde hace años los servicios del expresidente español José María
Aznar, también estuvo en Palacio con el presidente García, después de lo cual
ganó una concesión eléctrica en Talara. Y ahora se sabe que esta empresa pagó
60 mil dólares por una conferencia en Madrid al expresidente peruano sobre un
tema tan acuciante como: “Situación en Latinoamérica relacionada
con la experiencia del conferenciante”, que seguramente muchos españoles y
europeos querían escuchar.
O sea que entre 1,200 empresarios
invitados a Palacio hay varios que se han ido mostrando particularmente
generosos con su antiguo anfitrión aunque Mulder, en su nuevo papel de escudero
de García, quiera que creamos que no hay relación entre a quiénes el presidente
decide recibir antes de una licitación, el resultado final de las
calificaciones y los sabrosos contratos que luego ha recibido el exjefe de
Estado de las mismas empresas.
La conferencia en Madrid fue en
septiembre del 2012 y ese mismo mes le han detectado hasta ahora una
participación en un desayuno de trabajo de la empresa Kimberly Clark por 15 mil dólares para que hable de “Día de
presidentes, plan de líderes”. Otra vez debe haber representado un enorme
esfuerzo intelectual tamaño encargo. Pero lo más sugestivo es esta acumulación
de charlas superpagadas a menos de un
mes de la fecha en que se firma el contrato para la compra de la casa de San
Antonio por 800 mil dólares. Es decir la plata llega sola y con calendario de
pagos habría que decir.
17.02.12
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