Estoy viendo que la señora Patricia Juárez y otros
dirigentes de Solidaridad Nacional han aprendido el mejor estilo de campaña de
Castañeda, aquel que aseguraba que aunque fuera cada vez más rezagado en las
encuestas de la primera vuelta del 2011, en la segunda vuelta le ganaría a
cualquiera de los otros candidatos. Ya se sabe que llegó quinto, debajo del
10%, que quedó lejos en Lima donde dicen que es un candidato formidable, y que se
fue a apoyar abiertamente a Keiko Fujimori que tampoco ganó.
Bueno ahora sus seguidores, que como el mudo aspiran a
reinstalarse en la Municipalidad de Lima, difunden conceptos más o menos
parecidos: que la alcaldesa Villarán ha paralizado las obras de Castañeda y que
lo que está haciendo no son más que los planes que ya dejó la gestión amarilla
y que los contratos que se suscribieron hasta 2010 no pueden ser renegociados
porque ellos dejaron cláusulas que lo prohibían, o sea que había que someterse
a los compromisos del que se iba sin considerar el interés de la ciudad.
Apreciarán ustedes, amigos lectores, la fina lógica de los
verdaderos promotores de la revocatoria. Susana no sigue las obras de
Castañeda, porque es picona y mala leche; pero es lo único que hace, porque no
tiene ideas; pero las cambia, cuando ellos habían amarrado bien para que no
pudieran cambiarse ni siquiera en acuerdo entre el contratista y la
administración municipal. Sin duda el pensamiento Castañeda-Juárez-Morales y
otros debería ser elevado al rango universitario para estudiar el poder de la
contradicción en las comunicaciones electorales.
Ahí nomás tenemos al congresista Urtecho de Solidaridad
Nacional diciendo que su partido no apoyará el Sí de la revocatoria y como los
fujimoristas “deja libre” a sus militantes para decidir su opción el 17 de
marzo. Pero su presidente y líder insustituible porque es el que les surte de
ubicaciones ya reveló su voto y su intención de volver al sillón municipal por
un atajo. Martín Belaúnde cabeza de lista de los amarillos al congreso y miembro
de fiscalización, a la única que fiscaliza es a la alcaldesa, a pesar que tiene
a un exalcalde con tremendo chicharrón de corrupción entre otros tantos
olvidos. Fabiola ataca todos los días desde las redes. Y Patricia Juárez
organiza portátiles de su partido, con camisetas y banderas, en zonas de la
ciudad para levantar falsas denuncias contra Villarán.
Es decir ese tipo de coherencia que tan bien reflejan las
caricaturas de Carlín.
Y, claro, en medio de todo el barullo creado por la
revocatoria, siempre es bueno entrevistar casi una hora a Roque Benavides, sin
hacerle ninguna pregunta que lo inquiete, y permitiéndole asegurar que los
problemas de Susana Villarán tienen que ver con haber empezado a investigar a
la gestión de Lucho Castañeda en sus primeros meses de gobierno.
Y Beto Ortiz nada de usar la palabra Comunicore ni de los
problemas de malos manejos económicos que dejó el mudo en el municipio. En
resumen a Castañeda lo fastidiaron por gusto y ahora cobra su merecida venganza.
O quizás peor, las denuncias a los jefes políticos que están dentro de la
alternancia que más conviene a los grandes intereses económicos, deben evitarse
así hayan cosas oscuras, para que el sistema siga funcionando como lo ha hecho
hasta hoy.
08.02.13
www.rwiener.blogspot.com
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