El último
domingo, otro ilustre “panzón” salió a reclamar su contribución al crecimiento
a través de las páginas de El Comercio[1],
y para sorpresa de los que lo leyeron aseguró que era él y la institución que
dirige la que puso en vereda a personajes tan disímiles como Alan García, Mario
Vargas Llosa y Alberto Fujimori, que antes de las decisivas elecciones de 1990
ya estaban alineados con el Consenso de Washington y el programa del IDL, lo
que, afirma, a él le consta personalmente.
Interesante
observación para la que De Soto alcanza diversas pruebas. En el caso de García,
anota que al final del primer gobierno se dictaron diversas normas propuestas
por IDL para la formación de empresas y el presidente se adhirió públicamente al
“capitalismo popular”, pero después de la estatización de la banca ya nadie le
creía. Podrían añadirse los paquetes de ajuste que García lanzó entre 1988 y
1989, que seguían la pauta del FMI, que De Soto no menciona quizás por pudor
porque fueron gasolina a la crisis.
Respecto a
Fujimori, el economista del ILD recuerda conversaciones de 1989, en las que el
candidato asumió varias de sus ideas. Pero lo principal es lo que ocurre antes
del cambio de gobierno cuando Fujimori retira su oposición al shock y acepta
“reintegrarse a la economía mundial” de la mano del ILD. Sobre Vargas Llosa la
historia es conocida, como lo es la sonora pelea entre el escritor y el
economista. Finalmente dice De Soto que Humala no es sino un seguidor del
“contrato social” que establecieron los políticos mencionados que a su vez
escucharon al autor de “El otro sendero”.
Hay varios
ángulos para considerar a partir de estos elementos: (a) que el agudo pleito de
las elecciones de 1990, fue en buena medida una farsa que sólo buscaba resolver
quién sería el encargado de realizar las mismas medidas; (b) que los consensos
para realizar el ajuste y la reforma neoliberal se produjeron en las alturas;
(c) que cuando el presidente Humala dice que son las mayorías populares y no
los “panzones” lo que nos han dado el crecimiento, se está refiriendo tal vez
sin mucha conciencia, a quién puso el sacrificio y aguantó los dolores de la
economía de las inversiones, y a quién se le pide seguir ajustándose cuando
otros se la llevan grande.
Fue Ollanta el
que dijo que el crecimiento no era suficiente en sí mismo, ni aún si se le
añadían programas sociales para los más pobres. Pero ahora está en la ruta de los
panzones que no le gustan, de ahí ese intento de apelación al pueblo que sufrió
los engaños de los candidatos y la dureza del mal reparto de la riqueza social.
28.02.13
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