El procurador del ministerio de Defensa para el caso Chavín
de Huántar, en los años 2012, 2013, 2014 y comienzos del 2015, es ahora el
ministro de Justicia, después de unos días de paso como viceministro en la
misma cartera. Su presencia en el cargo, por supuesto, es una afirmación de una
posición asumida por el gobierno de Ollanta Humala, de que en ese punto se
juega la cohesión militar y que cualquier investigación de los hechos supone
una agresión institucional, sin que tenga nada que ver que lo sucedido entre
1996-1997, corresponde a la época del mayor poder de Fujimori y Montesinos.
No hubo rendidos fusilados extrajudicialmente. Para llegar a
esta conclusión se hicieron nuevas pruebas de balística que pretendían que el
cuerpo que había sido acribillado de corta distancia en realidad lo había sido
desde una considerable. Que no hubo intervención de los servicios de
inteligencia para llevarse a los rendidos y cumplir con el objetivo de no dejar
nadie con vida entre los secuestradores, para que solo exista una sola versión
de lo que pasó en la casa, y lo que se negoció, con intervención de Cipriani y
ministros del gobierno de entonces. Toda duda sobre lo ocurrido, en un momento
de altas tensiones, es una condena a los comandos y cualquier exigencia al
Estado para que responda a las evidencias es también una acusación a los
comandos.
La cerrazón, sin embargo, parece responder a otros
criterios, principalmente que no se investigue el caso y nos atengamos a la
visión heroica de lo que pasó ese día. Este no es un asunto de derechos
humanos, como podría suponerse, sino de combate militar, que no se puede
perder. Así es como se asumió lo de la emerretista violada y torturada que la
CIDH tomó como suyo y condenó al Estado peruano por no haber sancionado la
brutalidad policiaca. Si se recuerda bien, la opinión de los medios y de la
clase política, era que el “terrorismo” había triunfado, por la influencia
caviar y por el despiste de los jueces de la OEA. Entonces no era que no se
debe violar ni torturar, sino que no hay que aceptar ir a tribunales
internacionales.
Hoy estamos ante el mismo trance. Lo que se quiere decir es que
una muerte de un rendido es un tema que carece de importancia, porque así es la
guerra. Si los rehenes, salvo uno, los comandos y los policías que rodeaban la
casa (a excepción de dos de los que no sabe ahora nada), “no vieron” a por lo
menos un sobreviviente en el patio exterior, y no quieren decir nada porque
están en algún pacto de silencio, eso no contradice las pruebas objetivas que
hay sobre la mesa. El actual ministro, Gustavo Adrianzén, ha sido puesto en ese
lugar para jugarse por lo que Humala se ha comprometido con su institución. Eso
es todo.
17.04.15
3 comentarios:
Nada de "anónimo", soy Ambrosio
Insistir en este tema es contraproducente. Recuerda que los MRTA secuestraron y ajusticiaron de manera cruel y salvaje como el Informe asegura.
Lean el informe.
Y que cree el miserable garcia perez que ya se libro de sus innumerables crímenes, que es inocente, que eso le da chance para el 2016.
NO pue' mi querido panzón, la opinión publica ya te ha juzgado y condenado a cadena perpetua, eres un raterazo derechista incurable y no tienes ninguna posibilidad ni el 2016 ni nunca mas.
Eres un apestado político, un cadáver gordo que ya huele a difunto y lo único que te queda es iniciar tu campaña en mi rico luri, tu próximo destino del cual no te vas a librar.
Humala defendiendo a capa y espada a los "comandos" Vladimiro Montesinos, Nicolás de Bari Hermosa y Roberto Huamán Azcurra. Nauseabundo.
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