Cuesta bastante trabajo imaginar a Humala elaborando una
estrategia para la turbulencia que se viene con el nombramiento de Cateriano
como premier. En cuatro años de gobierno, el presidente ha practicado la
política más anodina y predecible del mundo, carente de toda muñeca política.
Y, en el aspecto formal, el último cambio post censura, sigue los lineamientos
del estilo de gobierno humalista: la mayor pare de ministros se repite, un
ministro del gabinete se convierte finalmente en premier, los viceministros
reemplazan a los ministros, la tecnocracia convive con algunos cuadros
políticos (ahora el único político, propiamente dicho, es el nuevo premier).
Pero, más allá de la rutina, todos sabemos que el gordito de
la luz verde, viene con lo suyo. No solo porque ha hecho abundante pelea contra
el Apra y el fujimorismo, por lo que lleva el mote de confrontacional, sino
porque es el peón más importante de Vargas Llosa en el gobierno, lo que
desmiente que el rol del garante se haya agotado como se decía hace una semana.
De hecho el Premio Nobel, se ha jugado en la coyuntura para balancear el
triunfo de los dos partidos de la derecha extrema que ya se creían a un paso
del poder, saludando a Jara y criticando la censura, y ahora prestando a su
mejor alfil.
Los caminos que se abren, a partir de la decisión, son pocos
y difíciles, y dependen de las bancadas llamadas “intermedias”. Ellas fueron
decisivas para que los cuarenta y tantos votos aprofujimoristas alcanzaran las
72 balotas contra Jara. La pregunta es
si, ahora, esos grupos los seguirán, quedando bajo su liderazgo y arriesgando
una crisis mayor en la que se pueden quedar sin curul Eso no está definido aún,
porque hay intereses cruzados y diversas victorias y derrotas en que cada sector
se puede ver involucrado.
Además es probable que la votación empiece llena de
abstenciones, que ni dan confianza ni censuran al gabinete. Ese será el terreno
abierto para las negociaciones en las que el gobierno tiene más que ofrecer que
la derecha extrema, que juega con el tema de la mesa directiva, pero que no
tiene sentido si el actual Congreso se disuelve. Han aparecido también lectores
auténticos de la Constitución, que dicen que con Jara no se cumple lo de la
censura al gabinete, porque ella fue la censurada, lo que alejaría el riesgo de
disolución. Este, por cierto, es un forzamiento, porque es bien claro que
cuando se censura al primer ministro cae todo el gabinete que es lo que señalan
las normas y acaba de suceder.
De hecho se ha abierto una nueva crisis política y vuelvo a
considerar si Humala y sus más cercanos se han dado cuenta en el lío que han
armado y que está rompiéndole la cabeza
a todas las fuerza políticas, o la achuntaron de chiripa.
04.04.15
1 comentario:
Nada de "anónimo", soy Ambrosio
Por mí que la pareja presidencial ponga el Estado y Gobierno en piloto automático, se mude a Punta Sal, permanezca allí hasta su regreso a Lima para entregar, el 28 de julio de del 2016 al nuevo presidente.
Me alegro sobremanera que cumpla la "hoja de ruta" que le firmo a los Vargas Llosa es lo mejor de su gobieno. Lo único bueno que se puede decir del presidente Humala es que pudo ser peor.
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