Cuando vamos entrando al último año de gobierno, a Humala y
Cateriano se les ocurre pedir facultades para legislar sobre todo, desde
asuntos policiales, de “inteligencia” y judiciales, economía (“destrabar las
inversiones”), corrupción, terrorismo, narcotráfico, espionaje, etc. Es decir
casi no deja escapar un sólo campo, en lo que para muchos será una sorpresa
después que nada de esto estaba insinuado durante el gabinete de Ana Jara.
El pedido solo tiene un antecedente que es el del
fujimorismo en 1991, que botó más de 100 decretos que ponían de cabeza el país
y que fueron parte del camino al golpe de Estado en 1992, porque evidentemente
una autorización como la dio el Congreso de entonces (de mayoría
vargasllosista), era una invitación a que se le pasase la mano y se generara
una mayor tensión entre Ejecutivo y legislativo. Por si no lo saben, Cateriano
estaba en ese Congreso que dio facultades (la izquierda se negó) y que luego le
reprochó al gobierno por sus “excesos”.
Todo indica que hay algo más o menos enredado en marcha, que
se cocinó en los días en que Jara estaba de salida y todavía no se había
anunciado el nombramiento de Cateriano. Me imagino que para un Humala picón (no
por Jara, sino por él mismo), la necesidad más alta es la de humillar a la
representación parlamentaria que lo desafió, y eso empezaba haciéndoles votar
la confianza, que no había en un
ministro que no les gustaba pero que se había puesto “dialogante” para las
circunstancias, y continúa en el tema de la facultades que podría ser volteado
por el gobierno con una denuncia de que no se le está permitiendo cuidar la
seguridad y mejorar la economía.
En fin, Humala no quiere sacar al gobierno de escena como
normalmente ocurre a 15 meses de su retiro oficial. ¿Qué hay detrás? Solo se
puede especular que de pronto haya aceptado disfrazarse de alguna opción
centrista, del mismo programa económico,
pero con programas sociales, y que por eso se las vaya a buscar en el
tiempo que queda al fujimorismo y el aprismo, como ya lo había empezado a hacer
Urresti. Los puntos de las facultades requeridas tienen un sonido a plan de
gobierno, o algo así como: o nos dejan hacerlo ahora o iremos a pelear
nuevamente el gobierno para poder hacerlo.
Evidentemente el pedido es una audacia. Y de ser aprobado
dejaría a los partidos del Congreso como unos perfectos sonsos. Pero la
negativa no les resuelve exactamente el problema porque vamos a estar ante la
supuesta urgencia de que se de alguna solución a lo que se requiere. El sistema
de la facultades extraordinarias es una trampa antiparlamentaria que una
representación fragmentada como la que tenemos, va a tener un montón de
dificultades para eludir en las actuales circunstancias. Vamos a ver.
30.04.15
1 comentario:
Nada de "anónimo", soy Ambrosio
Me inclino por que Jara lo cocinó, al niño Ollanta le gustó y, debido a la desaparición de Jara, se lo puso por delante a Cateriano.
Y claro: ¿pueden ser tan sonsos como para delegar facultades al niño Ollanta, algo que ellos pueden hacer, están facultados, es su deber y están en vitrina con elecciones ad portas? Don Raúl dirá que sí.
¿Por qué le van a servir la mesa al humalismo de salida?
Quizá a algunos en el Parlamento se les ocurra "interpelar" a Cateriano porque no les gustan sus corbatas y tiene mal aliento. Lo censuran; el niño Ollanta nombra otro Premier, al que, el Parlamento, le da el visto bueno para censurarlo poco después. Así llegamos al 28, luego octubre, toros en Acho, Navidad y Año Nuevo, las playas...
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