La izquierda en las elecciones

¿Cuáles son los factores que hacen particularmente difícil la coyuntura electoral del 2016?

(a) la tremenda concentración de medios de comunicación en una sola mano, que permite manejar la agenda del día a día definiendo lo que es importante y lo que no lo es, construyendo corrientes de opinión pública y destruyendo sistemáticamente a sus adversarios;

(b) la colocación temprana de tres candidatos con propuestas similares en los primeros lugares de las encuestas, de donde será bien difícil bajarlos, a pesar que los mismos sondeos indican que la mitad de los votantes espera nuevas alternativas;  

(c)  la construcción de una falsa polaridad entre el gobierno y una oposición que no se opuso nada, durante la mayor parte del período, y que funciona colocando las cosas como si el Apra, el fujimorismo o PPK, ofrecieran una salida a los descontentos, y el partido de gobierno cumpliera el papel de único freno posible para que no retornen las opciones más reaccionarias;

(d) por si las moscas nos están bombardeando con un “outsider” tecnocrático, para el gusto de los que no acepten el menú existente, pero el tal personaje no viene a cuestionar el sistema, sino a ofrecer su eficiencia en la aplicación del mismo modelo económico.   

No hay que ser muy perspicaz para darse cuenta que se quiere cerrar el espacio y evitar que los decepcionados e indignados de los últimos 25 años, tengan ocasión de representarse. La constante de 30% por un cambio económico y social que se ha visto en sucesivas elecciones y que Humala capitalizó en dos primeras vueltas, y la coalición de las fuerzas democráticas contra la pretendida restauración fujimorista del 2011, que alcanzó el 51% en segunda vuelta, desaparecen del mapa, en una maniobra que elimina la izquierda, como corriente real de la sociedad peruana.

Presumo que los dirigentes izquierdistas son conscientes de que no solo son minoritarios y carecen de un candidato indiscutible, sino que los están ninguneando para borrarlos del mapa. El problema es que si sabemos todo esto tendríamos que entender de inmediato, que necesitamos las más amplias fuerzas, la cohesión en torno a algunas propuestas básicas y la resolución al más corto plazo de quién encabeza esta lucha.

Esto no está sucediendo y hay quienes dicen que lo que deslinda campos entre los bloques de izquierda es la presencia de Yehude Simon y otros, como si quisieran convertir el tema de la unidad contra un gigantesco enemigo, en una revisión sobre los rabos de paja y las cosas que no nos perdonamos a pesar de las autocríticas.

Queremos ignorar que Yehude está en uno de los bloques porque tiene no sólo una fuerza regional, sino una inscripción nacional, y que mejor está a nuestro lado que en el campo contrario. Pero si empezamos por estos debates de exclusión no haremos una fuerza de pelea y nos envenenaremos otra vez en discusiones bizantinas, cuando se debería resolver como unirse a pesar de las diferencias.    

16.04.15

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