Perros del hortelano, perros rabiosos, salvajes, miserables, comechados, peruanos de última categoría, etc. Son linduras salidas de la lengua de nuestro presidente y dirigidas a campesinos, amazónicos, mineros informales, maestros, movimientos regionales, periodistas y otros, durante los años que va de gobierno. Y, como se sabe, nunca han recibido el merecido lapo que debería de los agraviados, ya que se supone que ese señor gordo, grande y prepotente al que nos estamos refiriendo es el representante de la nación y por tanto no podemos hacer nada cuando nos insulta, nos miente, se roba las pruebas que lo incriminan en actos corruptos o dicta órdenes que cuestan la vida de otros peruanos.
Pero si no se le puede tocar, ¿puede a su vez el acto de responder como matón callejero al primero que le dice corrupto, como se le ha dicho tantas veces en la prensa y en el Congreso, y abusar no sólo del tamaño y el peso, sino de los guardaespaldas, para destrozar al insolente, no es considerado igualmente inadmisible?, ¿qué significa esto? Si hay que proteger la figura presidencial, así sea antipática y discutible, no es el propio presidente el primero que debe cuidarla. Si los seleccionados de fútbol no pueden dejar mal al país porque si no se van a su casa; ¿puede el presidente dejar recontramal al Perú, con una noticia que da la vuelta al mundo, por haberse liado con un joven que equivale al 25% de su masa corpórea?
El nivel de hipocresía al que ha llegado nuestro país para admitir que puede ser normal que cada día la elección de Lima avance alrededor de 0.05%, y que se lean estos resultados como gran cosa, y los diarios hablen de las ventajas de los candidatos que aumentan y disminuyen, y sobre todo que aquí nadie debe protestar sino que se debe creer en las instituciones que no creen en sí mismas; o que a nadie escandalice que después de un encuentro Alan-Ivcher se cierre el programa de Baily; es tremendamente nauseante.
Pero que a eso se añada una discusión sobre el derecho del presidente a pegar, siempre y cuando después lo reconozca y admita, como Lourdes, que le salió lo humano (posición “caviar”); o que no debe pedir disculpas, porque otro le habría lanzado un puñetazo, ya que no podemos ser un país de maricas (posición de los “duros” encabezados por Villa Stein y Mulder); o que lo que ha pasado es que la prensa estimula a los ciudadanos de baja categoría a insultar a los políticos que luego se ven en los apuros de García del último sábado (posición Alan García); es porque las patologías del poder se están apoderando de demasiada gente, que sigue creyendo que si se reconoce lo que realmente es García se nos cae el sistema y ahí si nos fregamos todos… como alguna vez nos explicaba uno de los líderes del APRA.
Un presidente descontrolado en medio de una crisis postelectoral en la que el mismo tiene la manija y que anda conspirando contra la prensa para que los escenarios que se dieron en la última elección no se repitan, es un grave peligro. Pero como ha ocurrido otras veces todos tratan de rodear el problema. Que Alan después de calma... Que no se puede hacer fraude porque todo el mundo se da cuenta... Que los periódicos de oposición siguen saliendo, a pesar del despido de Baily... O sea que no hay de qué preocuparse. ¿Ustedes creen que realmente es así?, que el hombre será un loco con poder, pero que sobreviviremos de todas maneras porque Dios es peruano.
17.10.10
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