1.
Pensando en el interesante artículo de mi amigo
y camarada Pedro Francke[1],
en la edición anterior de esta revista, concluyo que yo también quisiera ver
ganar a la izquierda unida en las elecciones, con un buen programa y un
candidato que las bases hubieran elegido en un procedimiento democrático, como
el de un militante un voto, ninguna alianza con gente que tuviera un pasado que
lo relacione con la corrupción y violaciones de derechos humanos, etc.
2.
Por cierto para que esto pudiera verdad la
izquierda tendría que ser una corriente de masas, con una fuerza unificada y un
liderazgo sumamente claro. Estamos bien lejos de eso, y cuando en los 80, estuvimos
en camino de representar una opción de la política nacional, nos dividimos en
medio de una discusión que era ajena lo que preocupaba en ese momento a la
gente (la derecha se venía con todo y anunciaba un shock económico contra el
pueblo), y terminamos perdiendo nuestros votos a favor de Fujimori. La lección
fue clara, si la izquierda no quería el poder, y lo hacía tan evidente, su
castigo lo recibiría en las urnas.
3.
En el 2006, después de la larga sequía de los 90
y comienzos de los 2000, la izquierda que había hecho un gran esfuerzo por
recuperar la legalidad de sus partidos, volvió a dividirse. Algunos pensaban
que los PC y el viejo izquierdismo radical, eran una carga y de disociaron de
ellos, como si eso fuera lo que la gente estuviera esperando para darles su
apoyo, pero de esa situación quién sacó ventaja fue Humala, que llenó el
espacio de radicalidad y cuestionamiento al modelo económico. Tres proyectos de
izquierda sumaron menos de 2% de los votos y, por cierto la onda de choque de
esta derrota fue tan poderosa que condujo a nuevos errores en la relación con
Humala para las elecciones del 2011, que se convirtió en una mera asociación
pragmática que se rompió cuando el comandante se dejó domesticar apenas llegado
al poder.
4.
Para las últimas elecciones municipales y
regionales, la izquierda armó una alianza llamada Frente Amplio, que como he
dicho otras veces, no tenía para nada claro a qué clase de amplitud se refería.
Precisamente el artículo de Pedro que estoy comentando trata de estas
confusiones, y que al final derivaron en una ruptura más, en la que unos
querían ampliar la unidad hasta sectores de centro con asuntos muy discutibles
en su trayectoria, pero que podían ser parte de un gran movimiento para frenar
a Castañeda, y los otros, que se oponían a ello. El resultado fue que en cuatro
meses, el Frente Amplio desapareció, aunque el partido de Pedro quedó con esa
denominación que había adoptado para darle legalidad a toda la izquierda (solo
Tierra y Libertad tiene inscripción electoral), hasta que todo voló en pedazos.
5.
Obviamente todas estas experiencias, y otras
más, hacen desconfiar a muchos de que la izquierda llegará unida al 2016. De un
lado los errores anteriores crean una presión porque se sabe que la división
lleva al fracaso, y de otro hay diversas concepciones en juego y distintos
objetivos de unos y otros. No es lo mismo sentarse a discutir con la
inscripción en la mano, que hacerlo sin ese prerrequisito como le ocurre a los
demás, y tener en la memoria más reciente lo que significó esta correlación
hace menos de un año. Por eso todos buscan algún aliado con inscripción aunque
sea un membrete, como una manera de equilibrar las negociaciones.
6.
La pregunta me parece que no es “¿con quién
debemos unirnos?” , sino “¿para qué tendríamos que unirnos?”. En la primera
formulación empezamos a discutir los defectos y pecados, de cada posible
aliado, y nos quedamos con los que nos definimos como los buenos. En la
segunda, lo que se intenta es que dejemos de mirarnos a nosotros mismos para
colocarnos frente a los problemas y necesidades del país. Qué decir a aquella
parte de los votantes que en el 2011 votó por cambios profundos, soberanía y
una democracia que les diera más derechos, y que ahora mira que la única
alternativa que se le presenta al frente es una segunda vuelta entre el
fujimorismo y el APRA de García. Hay una enorme ansiedad en el Perú por cambiar
los términos de la elección y los riesgos que esto arrastra. Pero la izquierda
parece a veces abstraída del reto político que está sobre la mesa.
7.
Las presidenciales que se vienen plantean tres
desafíos claros: (a) identificar a una corriente de izquierda, con los ojos
puestos en la escena política, con sus banderas propias, pero capaz de actuar
con suficiente amplitud para ayudar a darle al país una salida de poder contra
el avance de la extrema derecha; (b) reconquistar ilusiones de transformación
que se perdieron con la traición de Humala y ratificar que en el Perú los
sectores progresistas, nacionalistas e izquierdistas, representan una fuerza
significativa, con profundas ganas de dirigir el país; (c) atraer, en primera,
o segunda vuelta, la mayor cantidad de aliados entre los sectores que se sienten
igualmente amenazados por la posibilidad que la ultraderecha capture todo el
poder.
8.
¿Debe haber una forma democrática (un militante,
un voto), para definir las propuestas de candidatos de la izquierda.
Teóricamente parece la mejor vía para resolver diferencias. Pero he visto
varias veces, estallar la unidad por violentas discusiones sobre los padrones
(quiénes tienen derecho a votar y quiénes no), los independientes, los
izquierdistas que no está afiliados (por ejemplo, yo), y sobre la forma de
votación y cómputo etc. ¿Tenemos el tiempo y la voluntad de dedicar los meses
siguientes a construir una izquierda democrática?, ¿acaso no es cierto que
Tierra y Libertad tiene su propio padrón, que ahora se llama del Frente Amplio
y un número de inscritos, mientras los demás tendrían que sumarse al mismo?,
¿es esto realista? El 2016 está demasiado cerca para que esto funcione. Tal vez
una dirección colegiada puede ofrecer una propuesta de consenso que las bases
puedan votar casi simbólicamente, para darle fuerza. Pero eso de primarias de
la izquierda no es posible, y debatir sobre ello, es una forma de evadir
definiciones en circunstancias muy difíciles.
9.
Finalmente no objeto la pertinencia del programa
que levanta Pedro: empleo digno y bienestar social, educación y salud de
calidad para todos, ampliar derechos civiles, enfrentar la corrupción y lograr
nueva Constitución. Pero falta decir que ofrecemos un gobierno no sometido a la
Confiep y a la gran prensa; que haremos participar a la población en todas las
decisiones importantes; que reformaremos el sistema político (todos los
partidos tendrán que reinscribirse y rendir cuentas claras de sus gastos); que
reforzaremos las instancias de integración latinoamericana; que reorganizaremos
el sistema anticorrupción; que brindaremos seguridad y paz para todos los
peruanos.
16.03.15
Publicado
en Hildebrandt en sus Trece
[1] “¿Con quiénes debemos unirnos?” Pedro Francke.
Semanario Hildebrandt en sus Trece. No.240. 06.03.15
3 comentarios:
La izquierda se parece a ese estudiante de secundaria que sale jalado en los tres pimeros bimestres y que en el cuarto bimestre necesita nota de 21 para aprobar el curso y pasar de año.
Después de que los choteó Humala, el Frente Amplio parecia una buena alternativa para agrupar a las fuerzas progresistas, pero como la izquierda no puede con sugenio, las peleas internas lo hicieron estallar y ahora lo que se tiene es T y L con algunos aliados menores en lo que queda del Frenta Amplio por un lado y los que no tienen inscripción buscando de que saco colgarse ( como la siempre desubicada Susana Villarán entendiéndose con el Premier del Baguazo Yehude Simon o como Alberto Adrianzén lamentándose de los requisitos para poder inscribir a su partido de cuatro gatos).
Saludos desde Bruselas
Buen artículo, Raúl. Me recordó mis años universitarios, las poses, dengues y frivolidad de muchos que se decían revolucionarios o marxistas. No hay propuestas serias porque no hay ni estudios ni cuadros.
En Europa votan izquierda porque los partidos de izquierda son serios, buenos administradores y gestores y proponen programas que mejorarán directamente a las comunidades; que mejoren el estados de bienestar. Si no ocurre lo que dijeron, en la siguiente elección votan derecha o centro derecha.
Aquí los asaltos al palacio de invierno no existen. Tampoco los que se reeligen para siempre.
Izquierda igual bueno es una simplificación de un sectario. ¿Cuándo los gobiernos de la izquierda han funcionado históricamente? No me digas, Raúl, que no funcionaron porque la Confiep y los USA nos los dejaron, pero el de Greogorio Santos sí lo hará.
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