viernes, marzo 27, 2015

El primer poder del Estado

La mayoría en el actual Pleno se ha convertido en una ruleta rusa. Todos creen que tienen la bala plateada y que con un agrupamiento entre distintas fracciones se puede lograr algún resultado, aunque después las alianzas sean otras.

En tiempos del primer gobierno de Belaúnde, con el APRA asociada con el odriísmo (el fujimorismo de la época)  haciendo una mayoría estable que le amarró las manos al gobierno, se usaba la fórmula de que esto era así porque el Parlamento era el primer poder del Estado que debía prevalecer.

Han pasado 50 años y estamos viendo una caricatura de la tragedia de los 60. En vez de una mayoría opositora que traba al Ejecutivo y que pone la nota más derechista en asuntos claves como la reforma agraria y la nacionalización del petróleo, tenemos ahora una dispersión casi total, salvo el eje fujimorista que se mantiene y que hace soñar al APRA que juntando de aquí y allá podría dominar desde el Congreso con sus cuatro parlamentarios.

Humala piensa al revés. Cree que en la dispersión, el oficialismo, o lo que queda de él, puede lograr neutralizar los riesgos de un Legislativo adverso. Hasta último momento siempre es posible conseguir el voto salvador como se ha hecho en varias censuras. Para el actual presidente, el Congreso es una de esas cosas del llamado “Estado de Derecho”, que no se sabe para qué están, pero a la que hay que ser formalmente leal, maniobrando sobre ellas.

Alan García, por cierto, como siempre, está tratando de ir un paso adelante y ya está poniendo a este Congreso de las repartijas como el que debe decidir sobre los asuntos en los que el gobierno está jaqueado, como en los viejos tiempos: premier dizque que independiente, designación del jefe de la DINI (para que espíe a otros), etc. La idea de que está naciendo una nueva mayoría, es ilusoria en medio del gran desorden, pero el ego colosal no pierde la oportunidad para aparecer como casi gobernante.

El Congreso peruano tal como es hoy es una versión bizarra de lo que fue el poder congresal hasta 1992. Es una construcción chicha nacida de Fujimori, que, como Humala, no creía en estas cosas que discuten y se enfrentan, pero que la disfrazaron para cumplir con la presión internacional, mermando su capacidad de control de otros poderes del Estado, su dinámica de discusión interna y la calidad de sus componentes. De centro del debate político, que ahora son los medios de comunicación, pasó a prebenda que se reparte entre los compañeros de viaje de las campañas, y que luego se disgregan tristemente.

Pero, en fin, la votación sobre la censura a Jara, dependerá de muchos votos locos que pueden terminar apoyando o censurando a quién sea, de acuerdo a las negociaciones de último momento y a los cambios de estados de ánimo.

27.03.15

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Nade de "anónimo", soy Ambrosio

Pajas mentales de políticos en vías de corrupción. La separación de poderes o división de poderes (en latín, trias politica) es una ordenación y distribución de las funciones del Estado, en la cual la titularidad de cada una de ellas es confiada a un órgano u organismo público distinto.

Es una doctrina democrática; denomina a esta teoría, en sentido estricto, separación de funciones o separación de facultades, al considerar al poder como único e indivisible y perteneciente original y esencialmente al titular de la soberanía (nación o pueblo), resultando imposible concebir que aquél pueda ser dividido para su ejercicio

Héctor Mejía dijo...

Mientras no se cambie el sistema político via un cambio constitucional, vamos a tener un Congreso que, salvo honrosas excepciones, es una vergüenza, una especie de mercado persa donde todo se compra o se vende; y este cambio en la Constitución no lo va a hacer este Congreso o el siguiente, porque los congresistas no van a hacer algo que vaya en contra de sus intereses, así que lo que se necesita es una Asamblea Constituyente que esté conformada por los mejores constitucionalistas del país y que no tengan ya ambiciones políticas para hacer los cambios constitucionales que el país tanto necesita.

Anónimo dijo...

Hasta que ladró el pajero de alditus u odla o franco o falso ambrosio, a joder, métanle un cuete en las cuatro letras.