A Nadine la conocí cuando usaba jeans, sonreía a todo el
mundo y mandaba realmente aún sobre lo dispuesto por su marido. Hoy usa
vestidos de marca famosa, sonríe a todos y ordena y manda, aún sobre lo que
parece que quisiera su marido.
Nadine tiene una opinión sobre cada persona en una amplia de
amigos, conocidos y referencias, y esa manera de ver a la gente suele
trasladarse a Ollanta. Tal vez, también, le haya trasmitido la sangre fría para
dejar atrás viejos compañeros y adoptar nuevo aliados.
Mientras el comandante muestra timideces excesivas para
tratar a las élites de “alta sociedad”, como lo aprecié en el CADE del 2010 en
Cusco, Nadine se integra sin problemas y se
llena de amigas y amigos en este exclusivo mundo.
Ollanta hizo el milagro de construir una candidatura instantánea casi
bajando del avión de que lo trajo de Seúl, ocupar el espacio que había dejado
su hermano que estaba preso, y cambiando el etnocacerismo que inventó su padre
en un más licuado nacionalismo, que todavía sonaba bastante radical para el
Perú, y se apropió del 31% del electorado que lo acompañó en dos primeras
vueltas.
Nadine hizo otro milagro: censó todo ese entusiasmo,
seleccionó dirigentes nacionales y locales y conformó el Partido Nacionalista,
que es partido de acuerdo a los estándares peruanos, aunque parezca un tumulto de
gente en una chacra de los Humala-Heredia, y lo que es más importante, logró
añadir al candidato que crecía como la espuma en las plazas del país, un
financiamiento como el que nunca tuvieron los postulantes que se colocaban a la
izquierda.
Para las derechas del 2006 y 2011, Humala fue una completa
anomalía. Como nunca estaban enfrentados a un candidato radical que disponía de
recursos para un pelea igual a igual con sus partidos. ¿Cómo lo hizo Nadine? Yo
no le sé. Puedo tener algunas hipótesis. Pero la pregunta que va por delante es
si alguien se preguntó de dónde vino el dinero que hizo ganar a Toledo el 2001,
o a Alan García el 2006 o perder por estrecho margen a Keiko Fujimori el 2011.
No es que Nadine no tenga cuentas oscuras, sino que todos lo
tienen. El sistema esta hecho para que no se diga la verdad de los aportes, y
nadie la dice. Lo que es escandaloso es que unos nacionalistas salidos de la
nada tuvieran fondos para competir con los fujimoristas que seguramente siguen
usufructuando de la herencia de la corrupción.
Sé, por lo demás, que si hubo una relación entre Nadine y
Venezuela, esta terminó a las alturas del año 2009 y fue reemplazada por una
alianza con Lula y el PT del Brasil. ¿Por qué a los que se empeñan en encontrar
el hilo de la conexión venezolana, no les inquietan los tratos con el gigante
brasileño y sus empresas en función del 2011, al punto que ha movido a
desempolvar una investigación de hace seis años, cuando Humala era candidato.
Nadine puede ser frívola, como lo es casi toda la fauna
política peruana. Pero aún está lejos de Alan García desde su mirador de Las
Casuarinas y los vehículos de lujo de la Universidad San Martín de Porres,
donde no debería ejercer ningún cargo, y la recatafila de propiedades en el
Perú y el extranjero que adquirió sin trabajar, y que según dice todo está
debidamente sustentado, y ningún banco ni la Inteligencia Financiera ven nada
de raro en su condición de nuevo rico.
Nadine puede ser poco creíble en alguna de sus
justificaciones, pero no lo es más que Keiko y sus rifas o que las
explicaciones que Toledo le da a los asuntos del dinero. ¿Por qué no se les
puede creer? Porque la Ley Electoral obliga a dar cuenta de los aportistas y estos
muchas veces no quieren dar su nombre. Y claro, ahí pueden entrar empresarios
que apoyan a un candidato y terminan en el gobierno de otro, o los que apuestan
a varios a la vez, o los que meten dinero sucio a las campañas, o los que
mandan plata desde el exterior. Todo cabe bajo la fórmula “la plata llega
sola”.
La ley dice que habrá financiamiento público de los partidos
que participan en las elecciones. Pero la opinión pública se resiste y
considera inaceptable que sus impuestos costeen organizaciones a las que no
tienen ninguna simpatía. ¿Pero habrá alguna forma diferente de hacer
trasparente un movimiento de varios millones de soles por participante en las
elecciones y de eliminar la posibilidad de aportes indebidos?
No creo que Nadine sea especialmente corrupta y que merezca
carátula tras carátula casi un mes. Menos que le hayan descubierto algún hecho
grave que justifique tirarla a la hoguera. Pienso que lo que estamos viendo es
el poder de la gran prensa y la batalla casi final por doblegar y humillar a
Ollanta que hace cuatro años les ganó las elecciones y sembró un pánico de
ricos como nunca había ocurrido en la historia.
El pobre Humala creyó que para evitarse un choque con la
clase dominante y todo su poderío, lo mejor era ponerse bajo su ala y olvidarse
de sus promesas nacionalistas. Para la derecha del dinero y de la prensa, fue
un alivio y no hubo oposición ni en el Congreso ni en los medios durante casi
tres años. Pero, sonso, Humala habría creído que le iban a dar las gracias. No.
La derecha tiene que decir que de ninguna manera este fue su gobierno o uno más
o menos aliado, que ejecutó su política económica y que ejerció el poder a
través de la tecnocracia avalada por los organismos internacionales.
Tenía que dar una explicación de lo que ha sido Ollanta y
por qué nunca más hay que votar como el 2011. Y esa explicación es que la
pareja que sorprendió al mundo capturando la presidencia, no era sino la cabeza
de una pequeña banda de corruptos, a los que los fiscales ya están investigando
antes que se vayan. Así el humalismo pierde oda dimensión policía, y lo dicen
los que podrían ser juzgados de la misma o peor manera. Ya no es el régimen que
traicionó a sus electores, mantuvo el modelo económica, se batió por Conga y se
sometió a las trasnacionales, reprimió a las protestas sociales, dejó entrar
soldados estadounidenses para la lucha antidrogas y antiterrorista, etc.
Un gobierno que abandonó un programa y que se movió como una
veleta. Trabajando para la derecha que lo detestaba, y alejándose de la
izquierda que rompió profundamente con el humalismo por faltar a su palabra.
Nadine es responsable de todo esto, quizá más que el propio Ollanta, si tomamos
en cuenta que él todo le consulta. Pero quererla agarrar por el lado de los
depósitos que en tres años hizo su hermano Ilán y otras personas, y sacarlo en
el año preelectoral, es una jugada sucia.
03.03.15
Publicado en Hildebrandt en sus Trece
6 comentarios:
Nada de “anónimo”, soy Ambrosio
Prefiero mil veces a la señora Nadine Heredia de presidenta que a su marido.
No estoy solo; lo he escuchado varias veces a funcionarios que prefieren llevar temas serios a ambos, los dos despachando. ¿Por qué? Ella es más ejecutiva, comprende claroscuros, entiende prioridades. Él es un picón. Ella es de la misma manera desenvuelta, sin complejos idiotas como Ollanta.
Obviamente doña Nadine no es Dame Margaret Thatcher (mi gobernante favorita), pero es mil veces mejor que su marido.
¡Gracias, Nadine! Gracias a ella el Perú no se volvió un manicomio, sucursal de Venezuela, como lo tenía planeado Raúl Alfredo Wiener Fresco. El humalismo es lo que es: una socialdemocracia chicha y mediocre. Lo mejor que se puede decir de los años de Humala es que pudo ser peor.
Por supuesto que importa si Lula y la corrupción de su partido apoyaron con dinero la campaña de Ollanta Humala en el 2011. Aldo Mariátegui no deja de decirlo, teme que repitan el plato por cierto. Por supuesto que importa cómo se financiaron los partidos, especialmente si fueron extranjeros los que lo hicieron. ¿Qué diría don Raúl si descubre que, organizaciones en Chile o en Estados Unidos, financian partidos políticos en las siguientes presidenciales?
PD. "Nadine" es una de las mejores columnas de don Raúl.
Buena, pero muy buena, estimado Raúl
Impecable como siempre. Muy bien Raúl.
Saludos desde Bruselas
La primera vez que vi en la tela a Nadine, la entrevistaban, declaraba que el Perú debía "alinearse" con Argentina por "solidaridad". Era la chica progre limeña, en jeans, futura dirigente de una ONG, guapa, linda sonrisa.
Esa impresión de Nadine es fuerte en mi memoria. Desconozco a la señora que actúa como jefe de gabinete o ministro de presidencia. Es realmente extraordinaria la evolución.
Ollanta nunca me gustó, tampoco me disgustó como Toledo, por ejemplo. Lo atribuyo a la poca simpatía que en mí despiertan los militares.
Me alegra leer a Ambrosio comentando. Veo que está más sanguinario, nadie, que no sea Raúl le rebate con inteligencia: insultar no sirve de nada. Lamento que los otros comentaristas se esfumasen.
Gracias Raúl por tus columnas. No me las pierdo.
Espero que estés en franca recuperación.
Un fuerte abrazo.
CJ
La pegada de la candidatura de Ollanta no fue milagrosa señor Wiener. Fue el producto de años de trabajo de su hermano hoy preso y abandonado en el penal de Piedras Gordas. El sacrificado ANtauro fue su predicador evangelista quien de manera desinteresada lo pregonó por todo el país. Mientras Antauro gastaba las suelas de sus zapatos llevando el mensaje hasta el ultimo confin, Ollanta y Nadine con un sueldo dorado se daban una gran vida.
Nadine es una arribista. Una María Antonieta. A la guillotina con ella
Publicar un comentario