miércoles, marzo 25, 2015

Marchas y abortos

Nadie que no sea una mujer violada, con un feto mal formado o un embarazo que complica seriamente su salud, llena de hijos a la que se le viene otro, adolescente y no preparada para ser madre, a la que se le niega los anticonceptivos y la píldora  del día siguiente, puede una decisión tan dolorosa y difícil como el aborto.

Ni medio millón, ni diez millones de marchantes, pueden determinar lo que hará una sola persona con su  cuerpo. Y  el reclamo de legalidad, no tiene que ver con la realidad en la que hay abortos, sino con el acceso a servicios y la protección de la salud de la gestante. Muchas cristianas y católicas deciden abortar y luego van a misa. Pero lo esencial es que el ámbito legal tiene que estar separado del de las creencias religiosas.

Los países que han legalizado el aborto no son más o menos pecadores que el nuestro. Y si el aborto es una contravención de la ley de Dios, de acuerdo con los que creen en eso, hay casi un millón de peruanas al año que se sobreponen a la creencia y que no son ningunas malvadas o asesinas, y muchísimas veces han tomado este camino en  defensa de la vida, que es una materia mucho más compleja que la que dicta el dogma religioso.

Lo que Cipriani y la Iglesia quieren que creamos es que el no nacido, que se está formando en las entrañas de su madre, es un  hijo de Dios y no se sus padres, y que terceros pueden tomar decisiones sobre el útero de las mujeres. Yo quisiera que todos los no nacidos vinieran al mundo rodeados de amor, de ganas de sacarlos adelante, sin riesgos para su salud y para la de sus madres. Pero, y cuando esto no es posible, ¿qué hacemos?, ¿cerramos los ojos?, ¿obligamos a la mujer a moverse hacia la clandestinidad, que cuando menos dinero se tiene, es más riesgosa?

Cada persona es dueña de su cuerpo, y no sólo tiene que ver con abortos, sino con eutanasia, homosexualidad, y otros asuntos en los que la Iglesia quiere decidir cómo son las cosas y trata de imponerse a través de congresistas católicos y evangélicos, columnistas volubles y marchas contra los derechos de los otros. En todos los casos se trata de una confusión entre Estado y religión, legalidad con dogmas, que termina impidiendo que el país avance. La hipocresía institucionalizada que ilegaliza la parte de la realidad que no se quiere ver y que trata de manejar masas a su disposición de colegios religiosos, parroquias y congregaciones.

Dicho sea de paso, ¿qué tan tonto se puede ser para comparar las marchas políticas contra la ley pulpín, de miles de jóvenes durante más de un mes; y medio millón llevados por el cardenal a partir de convicciones y miedos religiosos?, ¿compararemos los recibimientos del Papa, con los mítines de García?  No digo Jua, Jua, Jua, porque me parece más tonto todavía.                                    

24.03.15


6 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Por qué este fariseísmo que renuncia a analizar la realidad? La pobreza de este periodismo parcial denota una grave miseria moral.
Asi los defensores de la realidad serán recordados por su compromiso con la verdad. Ese es el periodismo que el Perú necesita, no el que encubre y niega la realidad.

pdta:
No me publiques Wiener, este mensaje esta dirigido a ti no a la platea.
"El Censurado"

Raúl Wiener dijo...

¿Cuál es la realidad anónimo censurado? ¿Acaso que la Iglesia con todo su poder salga a decir que es lo que debe decidir las mujeres con su cuerpo?

Por cierto si la Iglesia quiere prohibir el aborto y la homosexualidad, que intente hacerlo entre los que son parte de ella.

Pero no somos una sociedad religiosa sino laica.

Y sobre el periodismo que el Perú necesita, tal vez habría que leer todos los días El Comercio y sus variantes. Las opiniones diferentes no serán recordadas. Que chiste

Anónimo dijo...

El pobre diablo que se quiere hacer pasar como "El censurado", no es otro que bien sabe que por las paporretas que pretende blandir no es más que un AUTOCENSURADO.

Anónimo dijo...

Nada de "anónimo", soy Ambrosio

Aldo Mariátegui (nieto del amauta) y Raúl Wiener tienen su “lío de blancos”, se sueltan petardos verbales esporádicamente.

Está vez lo empezó Aldo. En la columna de lunes 23 titulada "(Na)DINI y El Niño", dijo: "Huamán o los ‘pulpines’ mueven a dos mil personas y es primera plana. Cipriani moviliza a casi medio millón este sábado y solo es notita interior escondida (y ni siquiera sacaron una línea en Villarán-16 o en Diario 1… ¡Me río de eso de poner a Lévano como maestro del periodismo!)".

Aldo en esto tiene razón. Con los “pulpines” Diario UNO cubría la noticia como si fuese lo más importante ocurrido en el Perú desde la llegada de Pizarro; los pulpines estaban a punto de tomar el palacio de invierno, eran la “esperanza” del “gran cambio”. Sabemos que, máximo, eran cinco mil a todo dar. Pues medio millón de convocados por Cipriani no le parece noticia a Diario UNO, don Raúl dice que, los convocados, fueron “llevados por el cardenal a partir de convicciones y miedos religiosos”. ¿Medio millón de católicos limeños asustados marchando en calor de 30º? No es así, Raúl, debería darte vergüenza afirmarlo. Si Diario UNO ignora una manifestación de medio millón de limeños no practica periodismo ético ni de calidad. Por el contrario, admite, al ignorar la realidad, que es únicamente un medio chicha.

Respecto al aborto don Raúl la tiene confundido.
Dos principios para ver el tema, a todos luces complejo.
1. Únicamente la mujer, y su pareja, tienen la responsabilidad sobre el feto en los primeros tres meses. No le corresponde al Estado, tampoco la Iglesia, la decisión particular de abortar o no.
2. El concepto de que la vida se inicia en la concepción es respetable; nadie es dueño de feto como nadie es dueño de la vida de otros seres humanos, creen fundamentalmente aquellos que se inscriben en esta tesis. Un ejemplo en forma de pregunta. ¿Puedes alguien decidir por la vida de su hijo (de un mes o quince años) por más hijo suyo que sea?

Anónimo dijo...

Saludos desde Bruselas

Raúl Wiener no censura, por más que bien podría hacerlo. Prueba de ello son las opiniones de Ambrosio, que publica a diario. El mismo Ambrosio lo dice.

Un fuerte abrazo, Raúl
CJ

Anónimo dijo...

Ese Ambrosio se dedica de lleno a Wiener. Q tanto le dolera lo q diga Wiener en cada articulo? La unica postura q tiene es la de ser anti. Acaso don Wiener ha herido a alguno de los suyos con sus opiniones?