martes, marzo 03, 2015

El partido de Humala

Cuando leo las declaraciones de Jorge Paredes Terry, excandidato por el Partido Nacionalista y exasesor del congresista Abugattás, realmente me espanto no por la clase de individuo que muestra ser, embarrando todo lo que pudiera estar a su alcance y convirtiendo lo que fue la esperanza traicionada de muchísima gente de hacer cambios profundos en el país, en una aparente feria de dinero, para solaz de los que deberían ser sus peores enemigos (anda asesorando a los mineros informales y buscando alianzas en la extrema-extrema izquierda, pero busca acogida en los grandes medios y la oposición de derecha), sino por la increíble capacidad de Ollanta Humala de desacertar en la selección de las personas.

Ya en el año 2006, escogió personas tan dudosas como Torres Caro, Espinoza o Meckler, sin contar el tipo de alianza superpragmática que armó con la UPP que acabó una vez elegidos los congresistas. Un día un tipo apareció por ahí diciendo que iba a matar a Vega Antonio de la UPP, y se armaron tremendos líos para estructurar las listas. Yo decía entonces que eso no era un partido sino un tumulto, pero me explicaba el fenómeno por la velocidad con la que ocurrieron muchas cosas. Hoy, fácil, se puede conseguir un precio por declaraciones de tipos que digan yo vi que este pagaba tales o cuales gastos, sin que quede claro cuál es el delito, si se toma en cuenta qué clase de poder económico está en juego y adónde quieren llevar al país en vísperas de elecciones.

Encontrarse con personas que dicen que todo era una porquería y yo era parte de ello, es algo que lleva muy lejos la crisis de la política en el país. ¿Qué se quiere decir? Tal vez que había un torrente de dinero y que todos estaban metidos en esto. La mejor forma de exculpar a la Confiep, la gran prensa, la tecnocracia, que se apoderaron del triunfo popular de junio de 2011, con la rendición de Humala. Si todo el problema del nacionalismo fuese cómo se financió antes de llegar al poder, con todas las insinuaciones que caben detrás de ello, entonces unos habríamos estado realmente despistados y otros habrían seguramente querido participar aún más de lo que pudieron hacerlo y estarían trabajando su venganza.

No estamos hablando en lo que se convirtió el actual gobierno contra todo lo que había ofrecido, sino de dónde salió el primer dinero que los impulsó en las elecciones y que les permitió competir con partidos como el fujimorismo y el APRA que tampoco nadie sabe como se financian, pero que mantienen un cierto principio de lealtad (algunas de tipo mafioso) entre sus integrantes. Hay que tener mucha atención a la línea de crisis política a crisis moral que estamos atravesando, porque puede llevarnos a cualquier parte.

03.03.15
www.rwiener.blogspot.com

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Nada de “anónimo”, soy Ambrosio

Nuevamente don Raúl concluye que el Perú está en “crisis”, esta vez “política y moral”. Crisis es la “mutación importante en el desarrollo de otros procesos, ya de orden físico, ya históricos o espirituales”. Como vengo lo vengo leyendo por largo tiempo sé que, para don Raúl, el Perú estará siempre sumido en “crisis”, sólo sanará de ella cuando su partido obtenga el poder absoluto, clausure la “prensa concentrada” concentrándola en él solito, nacionalice todititas las empresa que conforman la CONFIEP, etcétera.

A mí juicio don Raúl vive en el error. Él cree, por ejemplo, que “muchísima gente” desea “hacer cambios profundos en el país”; que, valgan verdades, significa entregarles el poder absoluto a sus amigos para que experimenten en nosotros sus trasnochados, fracasados y delirantes planes marxistas leninistas.

Don Raúl no quiere ver que la realidad no es así; los peruanos, en su gran mayoría, no queremos que la izquierda troglodita convierta el Perú en una sucursal de Cuba, vía Venezuela. No queremos ser como Cuba: queremos ser parecidos a Holanda o Dinamarca o Estados Unidos.

En la parte menos feliz y más narcisa de su columna, don Raúl denuncia “la increíble capacidad de Ollanta Humala de desacertar en la selección de las personas”.
Pregunta, Raúl. ¿No incurriste tú en desacierto también al promover a Humala como presidente y asesóralo? ¿No crees que debiste denunciar a Humala y el nacionalismo, al percatarte que “no era un partido sino un tumulto”?

Por supuesto que importa cómo se financiaron los partidos, especialmente si fueron extranjeros los que lo hicieron. ¿Qué diría don Raúl si descubre que, organizaciones en Chile o en Estados Unidos, financian partidos políticos en las siguientes presidenciales?

Anónimo dijo...

Odio al mierda del Ambrosio.

Ambrosio paredón!