A Rafael Rey lo vi indignarse con la pregunta de la prensa que quería saber quién había financiado el Estudio Apoyo S.A. que recomendaba la implantación del sistema de cuotas por embarcación para la pesca de anchoveta para la producción de harina. ¿Qué importa quién lo pagó?, dijo; es más, no me interesa saberlo; sólo sé sus conclusiones.
Poco después este diario demostró que el Estudio había sido dispuesto formalmente por el ministerio de la Producción, o sea no era espontáneo, y que se había orientado a los consultores a buscar financiamiento en las empresas pesqueras interesadas en el contenido de la ley. Pero lo mejor fue cuando descubrimos que el director gerente de Apoyo S.A., era también miembro del directorio de Pesquera Austral, una de las grandes hermanas de Sociedad de Pesquería, propulsora y beneficiaria de las cuotas, y era también integrante a del patronato de la Universidad del Pacífico encargada de auditar la aplicación del DL 1084 (ley de cuotas).
A Rey le convenía no saber.
Antier volví a gozar a un Rey fuera de foco, chillando contra la “intolerancia” de los que lo habían descubierto consultando a los abogados que menos debía haber consultado para una ley sobre derechos humanos y procesos judiciales por delitos de “lesa humanidad”, violación de las leyes de la guerra y obligación de protección de la población civil. ¿Por qué proscriben al doctor Nakazaki, que tiene todos sus derechos civiles vigentes y puede ser consultado como cualquiera?, ¿qué tiene de malo el doctor Sergio Tapia Tapia y qué importa de quién sea asesor?, ¿de qué los acusan?, dijo en plena calentura, como si le costara entender que su selección entrañaba un claro sesgo político-ideológico, y no sólo eso, sino una opción en el tratamiento de los derechos humanos.
Nakazaki, es el nexo con la defensa legal de Fujimori y su gobierno, el vínculo directo con Rolando Sousa y la bancada de Keiko; mientras que Tapia es el abogado de la Marina que ha orientado a esta institución a boicotear todos los procesos en que estuvieran involucrados sus miembros, oficiales y suboficiales, bajo el sambenito de “no desmoralizar a su personal”. Vía Sergio Tapia entraban en la colada de la ley ganzúa, los almirantes Giampietri y Montoya, en nombre del núcleo duro de la Armada. Todo esto ni siquiera es el gobierno como totalidad, o el partido gobernante, como se ve en la actual crisis en que varios apristas critican abiertamente la norma y los aliados de Rafael Rey, y García, sin el cual no habría decretos legislativos, toma distancia del ministro que patalea porque no puede defender lo que acaba de hacer
Visto desde lejos el Rey de estos días recuerda mucho al “tío George” de comienzos de año, cuando hacía esfuerzos solitarios por defenderse y el resto del gobierno y el partido lo veía caer. La 1097 y su gestor, están en trance de muerte. Es lo que pasa con un gobierno que no es gobierno, sino intereses reunidos buscando decisiones comunes. De vez en cuando uno mete la pata y los otros se ponen en el balcón.
12.09.10
www.rwiener.blogspot.com
1 comentario:
Muy bien Raul. Es cierto Rey quien acuso a Garcia hoy es el todopoderoso y hace firmar a Garcia lo que le conviene. Cuantas oscuridad hay en estos corruptos.Debemos ya estar listos para denunciar a este gobierno por traicion a la patria por corrupcion y llamar a la Insurgencia
sigue sigue
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