Tal como habíamos adelantado en este diario Valenzuela hizo lo que quiso con las imágenes y audios del acto por la libertad de Roque Gonzáles. Y convirtió a este diario casi en un brazo de las FARC. Le falto una encuesta para reclamar que nos cierren.
Raúl Wiener
Redacción La Primera
Debe ser un mérito de los periodistas de investigación de la “Ventana Indiscreta” haber descubierto que estaba convocada una reunión del Capítulo Perú de la Coordinadora Bolivariana por la libertad de Roque Gonzáles y que uno de los invitados era yo, en mi condición de periodista del diario La Primera, que había desarrollado una campaña sostenida por la libertad de los 7 detenidos de Tumbes, cuando habían anuncios circulando todos los días en Internet, afiches y volantes que seguramente llegaron a la mesa de su directora.
Muy meritorio además el interés de la joven periodista Alexa Vélez de llegar a primera hora y dedicarse a filmar los asientos vacíos de las personas que aún no llegaban ratificando que los peruanos son tardones, de fijarse en el detalle del apagón de 10 minutos en la sala, de permanecer varias horas en un acto de 60 personas, y de captar tropezones, sonrisas y cualquier gesto que pudiese demostrar la vinculación con las FARC de los que estábamos presentes. Claro como que me saludo con Elsa Malpartida, Dante Castro o Moisés Sarzosa, eso lo prueba todo; como cuando Melissa Patiño es culpable por haberse sonreído con Roque Gonzáles durante su viaje.
De hecho la “investigación” en manos de Valenzuela es toda una escuela, de la que deberían aprender todos los futuros miembros de la DINCOTE, sobre todo si se trata de armar historias como las de los “malditos de Larcomar”, o “los bolivarianos que sabotearán las Cumbres”, que cuando se caen por falaces, tratan de ser mantenidas con temas como los “compañeros de Wiener, vinculados a las FARC” (porque como ustedes saben la computadora ya lo ha revelado todo sobre este asunto)
Lo que es sorprendente, cuando parecía que nada podía sorprender, es que la chichita enviada a cubrir la nota de marras haya creído encontrar la clave de la vinculación en una hermosa palabra como compañero, que me hace recordar que fue Pinochet quién prohibió usarla en Chile, después de asesinar al compañero presidente Salvador Allende y a miles de sus camaradas. A eso ha llegado la sujeta apellidada Valenzuela, que ha tenido el cuidado de editar a su reportera en la parte en que contesto a su pregunta sobre si los convocantes y asistentes son mis compañeros, que Cecilia Valenzuela fue también alguna vez una compañera, antes de acomodarse a los intereses de Baruch Ivcher y Alan García, por supuesto.
También ha borrado toda la referencia que hice a la conductora de un programa de televisión que complementó el triste papel del ministro Alva (cuya renuncia pide ahora por no haber disparado a los moqueguanos), la policía, fiscal, juez y procurador del caso de Tumbes, anunciando “pruebas” que nunca pudieron presentar y que ahora quieren sacar de donde sea, sea la computadora o la reunión de Quilca. No por gusto la única parte de mi intervención que destaca es cuando anoto que no creo en las pruebas que Uribe ha lanzado al mundo. ¡Pucha, no creer en tan respetable gobernante, que tiene como 60 congresistas, incluido el primo del presidente, procesados por sus lazos con el paramilitarismo y al que le han probado que como Fujimori compró votos parlamentarios para la reelección! ¡Joder!
Casi podría decir que debería agradecer a la fisgona por su aporte a hacerme famoso, pero no lo voy a hacer porque el raiting de su programa es más bien bajo, por lo que tiene que inflar cada lunes el número de respuestas a las preguntas tontas que plantea.
18.06.08
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