García viaja a Japón para ofrecerle disculpas a eses país, por lo mismo que el Japón debería haberse disculpado ante el Perú, que es haber protegido a Fujimori cuando era requerido por la justicia por delitos contra los derechos humanos y corrupción agravada, al extremo de permitirle contar con la nacionalidad nipona sobre la peruana, lo que no está permitido por sus leyes sin renunciar a la original, que llevaba implícito el concepto de que su condición peruana carecía de toda significación para ellos.
García ha dicho, para congraciarse con los inversionistas de la isla, que la prueba de nuestra generosidad es haber elegido un japonés como presidente, lo que nadie ha hecho en el resto del mundo, imputando a los ciudadanos peruanos un servilismo ante las grandes potencias que es más propio de los presidentes y los ministros. Con esto, además, ha replanteado los términos del juicio que se desarrolla en las instalaciones de la base policial de operaciones especiales, en el ex fundo Barbadillo, en Ate-Vitarte. Si, como espera la gran mayoría del país, el proceso concluye en una condena, lo que se habrá establecido es un nuevo precedente histórico, al mandar a la cárcel al primer gobernante japonés de un país extranjero. Y Alan García ya lo está advirtiendo.
García le ha dicho al emperador y al primer ministro en Tokio, que por todos esos malos entendidos que han habido, la inversión de su país se ha ido rezagando y perdiendo la oportunidad de aprovechar las múltiples posibilidades que ofrece el Perú por sus recursos naturales, su ubicación con respecto a Brasil, sus atractivos turísticos, etc., todo lo bueno que tenemos cuando no se incluye a la gente y sus consabidos perros del hortelano. El riesgo, ha dicho, García es que China se lleve todo… y ahí les dejo el problema.
García ha llegado luego a Beijing, para tener varias reuniones con el presidente y primer ministro de ese inmenso país, al que propone una alianza estratégica por encima de cualquiera otra que pueda tener con otros países del mundo y para reafirmar esto ha dicho que está totalmente de acuerdo con sus orientaciones políticas, que se suponen bastante distintas y hasta contrapuestas con las japonesas y estadounidenses, de las que también se ha mostrado como admirador incondicional.
Lo más importante es que ha dicho a los chinos que si no aceleran el TLC y la asociación estratégica con el Perú, los japoneses podrían superarlos en presencia económica en el país. Más o menos es lo que se le ha venido diciendo a la Unión Europea, que si se sigue resistiendo a un acuerdo por separado con el Perú, este país líder se irá buscando amigos en Asia y Norteamérica. Estas son las cuestiones que tienen importancia histórica según García, y no andarse preocupando de la inacción del gobierno frente a la escalada de los precios internos, la caída sin pausa del dólar en los mercados, la crisis financiera internacional y la recesión que amenaza a los países con los que estamos buscando alianzas.
De esos detalles podemos ocuparnos después, ha dicho el presidente, por ahora disfrutemos que los gobernantes de otras naciones puedan creer en la elocuencia de García. Porque aquí, entre los peruanos, ya nadie le cree.
23.03.08
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