A estas alturas no hay nada más antiaprista sobre la mesa que la serie de artículos sobre el perro del hortelano, escritos por Alan García y publicados justamente en el diario que más combatió a ese partido y permitió a los viejos militantes explicarles a sus hijos como era que los trataban los voceros de la oligarquía.
No es sólo que García se aleja 180 grados de las tesis históricas de ese partido y convierte en un viraje definitivo lo que aparecía como una serie de giros tácticos y de concesiones a la derecha, en un camino en el que alguna vez se realizarían sus proyectos más elevados.
De hecho la ocasión del primer gobierno de la estrella, con mayoría parlamentaria propia, fue la de mostrar hasta donde podían llegar con el mayor poder en sus manos. Y, como se sabe, el intento fue un formidable fracaso y una prueba de inconsecuencia para llevar hasta el final cada una de las iniciativas principales de esa época: ajustar el pago de la deuda a las posibilidades del país; cambiar la legislación petrolera; abrir una vía de salida a la violencia política que no fuera aumentar la militarización y las violaciones de derechos humanos; otorgarle efectiva prioridad al agro; estatizar la banca para re-direccionar el crédito al desarrollo; etc.
¿Quién fue el responsable central del peor gobierno de la historia peruana? ¿García o el APRA? Parecía que los dos. Pero, ahora, el personaje que ocupa por segunda vez la presidencia y que hasta hace poco se disculpaba con el argumento que era “demasiado joven” (de 35 a 40 años) cuando le tocó gobernar, cómo si se pudiera olvidar a cuantos debió atropellar para llegar adonde se había propuesto; nos plantea, sin decirlo, que eran las ideas en que se había formado las culpables de todo.
García joven era un perro del hortelano (fallido, pero perro en fin), por haberse criado en un partido del hortelano, con un jefe del hortelano y un programa del hortelano, que nunca dejaron completamente.
Y tan convencido está de eso que sus principales dardos del último domingo van hacia las vacilaciones del Congreso para aprobar sus iniciativas a favor del reino sin controles de la gran inversión privada, es decir a su propia bancada.
En ese contexto exacto, mencionar al Lenin de un paso atrás para dar dos adelante, o al de la NEP, es un intento de burlarse de sus lectores, porque lo que García nos está proponiendo son puros pasos hacia atrás, hacia el civilismo del siglo XIX, como si se tratara del descubrimiento de la modernidad y con una renuncia explícita a que el Estado dirija el proceso del desarrollo, reducido al papel de gran subastador de las posibilidades de negocios que existen en el país.
Imaginar que porque se discrepa abierta y frontalmente con este García y las ideas reaccionarias que ha sacado al fresco, es porque se padece de antiaprismo es intentar la victimización más simplista que puede pretenderse a estas alturas. Es imaginar que García es el “aprismo”, para cualquier lado que quiera llevar a su partido. Y es más patético aún que para contener las ideas en juego en el debate, se recurra a disquisiciones sobre el pasado político e ideológico de los que dicen su palabra.
O sea, que el antiaprismo es un pecado de fábrica, pero el anticomunismo y el antivelasquismo, son argumentos fuertes para descalificar al contrario. Qué gracioso.
Pero aquí el que gobierna fue elegido con el signo del APRA y es el mismo que no sólo quiere concesionar restingas selváticas, que como magistralmente demuestra el señor Moisés Panduro[i] son espacios que sí se explotan, dónde hay campesinos sacando arroz, frutales, y otros, lo que prueba que García está ofreciendo lo que está en manos de personas y colectividades (como con las tierras comunales, el mar en sus primeras millas, las cabeceras de agua, las áreas forestales, los denuncios existentes, etc.), y que no son predecibles en su ubicación y dimensiones en cada temporada (lo que prueba que se escribe sin el menor criterio técnico).
Yo no creo que García esté buscando debate. En todo caso se debe estar deleitando con saber que medio mundo habla de él. Pero el sentido que encuentro en sus dos entregas sobre el perro del hortelano va más allá del intercambio de ideas: es un cuadre a los apristas, es decir a los Panduro y otros que todavía tienen resistencias, y una orden a Mulder para que alinee las filas; y es un documento para que Althaus, Abusada, Dubois y otros puedan decir que les ha nacido el líder que estaban buscando desde hacía tanto tiempo.
Para advertir esto no hay que ser antiaprista. Hay que tener sentido común.
28.11.07
[i] Hortelanos del Antiaprismo 27.11.07
HORTELANOS DEL ANTIAPRISMO
Enviado el 27th Noviembre, 2007 por Edicion
Moisés Panduro Coral
Estos dos hortelanos se llaman César. Uno, Lévano; el otro, Hildebrandt. De Lévano se sabe que ha sido militante comunista -debe seguir siéndolo supongo- mientras que Hildebrandt- sino me equivoco-fue un entusiasta pro-velasquista. Los comunistas surgieron de las ideas marxistas leninistas y -por lo menos en Perú- han vivido su vida prendidos de una ilusión. Su ilusión desde antaño, aquella con la que conviven, comen y duermen es enterrar a los apristas. Y en ese propósito nuestros amigos han sido tan piñas, por que primero sucumbieron ellos -políticamente hablando- y luego cayó estrepitosamente el muro de Berlín con lo que su principal referente, la Unión Soviética, se vino abajo al igual que cientos de estatuas de Stalin en los países de la órbita del Pacto de Varsovia. Advierto al lector que aquí me estoy refiriendo a los comunistas que nosotros llamábamos ‘moscovitas’. Don César Lévano fue un comunista ‘moscovita’. Y algo le debe quedar de esa convicción que no discutimos.
Los velasquistas, en cambio, surgieron del golpismo militar, de la antidemocracia, y cuando Velasco estatizó todo creyeron que habían sepultado a los apristas. Aún conservo una revista de la época -esa costumbre de guardar publicaciones antiguas- en que un generalito primer ministro decía que como el velasquismo había hecho las reformas por las que los apristas habían luchado durante medio siglo ya no tendría sentido que existiera el aprismo. Su ilusión de sepulturero de los apristas fue efímera pues cuando Morales Bermúdez golpeó a Velasco, no solamente éste se vino abajo, sino todos los ismos que se había nutrido de su figura. Es decir -políticamente hablando- primero perecieron ellos y luego se derrumbó el tinglado “revolucionario” del que casi nada queda ni en la página del recuerdo de los periódicos de ayer.
Los dos César, además del nombre, tienen más cosas en común: son respetados, respetables y brillantes periodistas; pero por encima de todo, son antiapristas. Para ellos el antiaprismo es su divisa, una forma de ser, un principio de vida, un ‘honor al mérito’ en la política peruana, una medalla al pecho por servicios distinguidos a la nación. El antiaprismo les viene a ellos de manera natural como la reacción a la acción, el efecto a la causa y a veces, -es el caso de los temas tocados por el Presidente García en el perro del hortelano- como el freno a la propulsión. Entonces, no debe extrañar que dos profesionales insignes del antiaprismo escriban notas antiapristas. ¡Simplemente están haciendo su negocio!
Estas acotaciones vienen a propósito de las opiniones que he leído de ambos. Don César Lévano trata de refutar a Alan García cuando éste se basa en Lenin para darles una chiquita a esos que se oponen a todo lo que signifique inversión privada. En efecto, Lenin en su libro “El Capitalismo de Estado y el Impuesto en Especies” dice que “desde el momento que somos incapaces de pasar inmediatamente de la pequeña producción al socialismo, el capitalismo es inevitable” justificando con esa premisa ideológica su política de concesiones para la explotación de minas, bosques vírgenes y otros rubros de la producción. Lévano dice que esa cita no corresponde a la realidad del Perú actual -o sea aquí se vuelve hayista por que eso precisamente es lo que dijo Haya de la Torre desde 1924- pero estoy seguro que si quien argumentaría con la cita de Lenin las propuestas de inversión vía concesiones en el Perú del siglo XXI fuera un ‘moscovita’ -o alguien de la parentela ideológica cercana a don César Lévano- éste diría exactamente lo contrario. A eso se llama antiaprismo. Y para quienes como él señalan que aquello de la política de concesiones fue una táctica transitoria de Lenin para acomodar el ´capitalismo de Estado’ evidentemente no han vivido en este mundo, por que ese capítulo de la historia económica duró decenas de años y continúa hasta hoy en la flamante Rusia post-soviética que hoy no tiene nada de marxista ni de leninista.
No me sorprende tampoco que los perros del hortelano citen con entusiasmo la opinión de César Hildebrandt. El se ha convertido en un adalid ideológico para todos los gustos –igual de humalistas, chavistas, comunistas ‘pekineses’; igual de mercantilistas, de liberalistas económicos. De velasquista se pasó a liberal y en los años noventa se puso la vincha del vargasllosismo contra la estatización de la banca. El antiaprismo no tiene banderas. Es justo reconocer sin embargo en este recorrido antiaprista que hay un punto donde tiene razón: Y es en el ítem en el que el Presidente García toca la explotación de las ‘restingas’. Creo sinceramente que el Presidente no se ha asesorado bien en este punto. Primero por que ‘restinga’ es una parte del suelo de selva baja que sobresale a la inundación cíclica, es un lugar de ‘altura’ y por lo tanto es diferente de un barrizal o playa que surge cuando el río baja su caudal. Segundo, por que no es cierto que ésas sean tierras ociosas, pues un rápido recorrido por los ríos en época de vaciante le indicaría al Presidente que allí miles de campesinos ribereños producen el arroz, la sandía, el melón, el frijol caupí que constituyen el alimento del poblador selvático. Estamos de acuerdo en que falta tecnología, asistencia crediticia, canales de comercialización, mercados para esta producción, pero no son tierras ociosas y más bien apuntan a una falta de compromiso del gobierno regional y de los gobiernos locales en el impulso de la producción. Tercero, por que esos barrizales constituyen sistemas edafológicos temporales y por el cambiante curso de los ríos en la amazonía baja no es posible conocer donde `saldrán` las playas el año venidero, por lo que una concesión -que tiene un horizonte de más de varias décadas- sería absolutamente inviable.
Yo creo que los artículos del Presidente García apuntan a generar debate. Y eso es lo que hacemos. Un país que no debate es un país condenado a la monotonía ideológica, a la cerrazón política, a la fragilidad económica, a la injusticia social. Pero de allí a pretender que todo lo que el Presidente ha establecido como pautas de inversión está mal me parece una exageración. Esa es una actitud propia de los hortelanos del antiaprismo. Y hay que decirlo sin medias tintas.
1 comentario:
Mas allá de las valoraciones y calificaciones personales que hace el señor Panduro, tanto de Hildebrandt como de Levano, su escrito cerrada en defensa del Doctor García omite muchas justificadas preocupaciones que tenemos todos los peruanos racionales sobre la visión colonial que el Presidente ha esbozado en su "Perro del hortelano". Primero que nada, el Gobierno ha decidico apuntalar esa restauración de la vieja aristocracia guanera, representada ahora por los señores Romero, Brescia, Chlimper etc. que han decidido reconvertir al Perú en un mero exportador de materias primas.NINGÚN PAÍS HA AVANZADO AL DESARROLLO SIGUIENDO ESTE ESQUEMA y por supuesto menos lo hará el nuestro.Por ejemplo, Argentina podría abastecer a nivel alimenticio a una población diez veces mayor que la que tiene y sin embargo no deja el subdesarrollo porque depende del agro para exportar. Y no me hablen de Chile como paradigma de desarrollo porque Santiago está tan lleno de pobres como los que rodean a Lima. Segundo asusta la alianza con ese sector teocratico - empresarial (Opus dei + Grupo Romero) cuyas ideas ultra conservadoras infectan ya la legislación peruana y se están convirtiendo peligrosamente en grosero paradigma cultural (Hicieron retirar un comercial que promovía el uso de condones entre jovenes que se inician en la actividad sexual).
Tercero, sin dudas García mantiene una alianza con el Fujimorismo, ducho en psicosociales como el supuesto rebrote senderista de las últimas semanas, activando a celulas de inteligencia que permancieron dormidas durante años esperando el momento propicio para actuar sembrando la paranoia entre la población, tal y como hicieron durante la decada infame.
Cuarto, la supuesta proclividad del Gobierno a favorecer la inversión privada.En realidad García solo piensa en el capital de los grandes grupos económicos y sobretodo de las transnacionales que son las que mayores rentas pueden darle por debajo de la mesa, mientras la pequeña empresa es ahogada (e impedida de pagar mejores sueldos a los empleados) por los impuestos que tiene que asumir, subsidiando de este modo a las grandes empresas mineras y las de RUC sensible, que evaden alegramente sus obligaciones ante la complacencia de la prensa comprada por el régimen.
Finalmente, entregar la selva amazónica a las empresas norteamericanas, avidas de apoderarse de las reservas de agua )El agua es un derecho humano, no un bien de consumo)sería el disparate final de este Gobierno y de la clase empresarial para terminar de hundir al país.
Plantearse todas estas cuestiones amigo Panduro no es marxismo, al menos yo me siento en las antípodas de Castro. Pero claro, el manejo mediatico de la realidad ha convertido en terroristas comunistas a todos aquellos que no aceptamos el modo de vida norteamericano (que conocemos bien) como el mejor sistema.Es posible encontrar otro camino que no signifique esta brutal explotación y saqueo del país por 5peruanos y 20 extranjeros. Y por supuesto, espermeos que cuando en diez años surga otro Sendero o algo peor (Los peruanos siempre econtramos las formas mas degeneradas de hacernos mierda), mientras estallan las bombas, no econtremos a los Panduros que pueblan este país golpeeandose el pecho y preguntandose ¿que hice para merecer esto?.Su complicidad en el mantenimiento de la miseria de millones de personas del Perú esta probado por su escrito anterior.
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