El nuevo procurador que tiene que seguir el caso Fujimori ha confesado en público que sobre este asunto no sabe más allá de lo que se lee en los periódicos. Pero lo cierto es que al lado del otro, encargado de investigar a Toledo, que está preocupadísimo por la cantidad de whisky que se consumía en las reuniones donde se festejó durante cinco años la recuperación de la democracia, se forma una pareja que bien merecería el título de sistema anti- anticorrupción.
No hay mejor manera de sacarse de encima la carga de tener que estar permanentemente detrás de los corruptos que ridiculizar a los agentes del Estado responsables de las acusaciones. Esto debe haber sido planeado por García y su entorno. Ese Patio Ríos y ese Briceño, son ideales para que todo se confunda. Y para que los tipos decentes que todavía quedaban en la Procuraduría se vayan yendo rápidamente.
Tiene lógica. Si hay una asociación a la luz pública entre fujimoristas y alanistas, no sólo en el Congreso, sino que se extiende a temas comunes: Fuerzas Armadas, ONG, privatizaciones, etc., ¿qué sentido puede tener mantener la presión para que Fujimori no vuelva y no pueda reingresar al sistema político?, que era lo que se hacía en tiempos de Toledo, intentado extraditarlo.
Y con el de Cabana, la cosa debe ir por el lado de arrinconarlo con escándalos para que finalmente acepte entrar a algún arreglo de clase política, en el que todos se tapan finalmente entre sí. No se están investigando, por supuesto, los puntos serios: Bavaria, canales de televisión, firmas falsas, CORPAC, etc., sino los bravazos: etiqueta azul, Punta Sal, compras de Karp en el extranjero, etc. Imaginen ustedes que García apretara a Toledo por sus lazos con Delgado Parker. Se la devolverían de inmediato con el papel del otro Delgado Parker en la reventa de los aviones Mirage en los 80. Y así sucesivamente. En cambio esto de las borracheras, los amantes y otros hueveos del poder, son de las cosas que dan titulares, pero no necesariamente citas con la justicia.
Todo dice que de la embarradera actual sobrevendrá alguna forma de armisticio con un Toledo en el exterior y un García perdonando a los demás, que es una forma de perdonarse a él mismo. En ese momento la sonrisa más famosa de los años 90 volverá a lucirse en todo su ancho desde Santiago de Chile. Aquí se puede hacer de todo. Hasta ser enemigo de la partidocracia y concluir en un abrazo de impunidad con ella.
Razón tiene el procurador especial para la extradición de Fujimori, que ha indicado claramente que su renuncia al cargo no se refiere únicamente a que Briceño se haya convertido en el reemplazo de Maldonado, o que la ministra de Justicia esté cada vez más enredada en sus propias contradicciones, sino a problemas más de fondo, de los que evita hablar porque todavía no ha entregado el cargo. ¿Qué cosa es más de fondo que un jefe de procuradores que no entiende la materia para la que ha sido designado, y una ministra que reconoce en público, que se casó con un procesado al que previamente absolvió como jueza?
Obviamente hay una sola cuestión que puede resultar aún más difícil de tolerar para una persona honesta y esa es estar convencido que el gobierno no sólo está desertando de la anticorrupción, sino que se está burlando de ella. Y que mientras Iván Montoya trabaja para extraditar a Fujimori, el gobierno de García se abraza con los fujimoristas.
27.09.06
http://rwiener.blogspot.com/
3 comentarios:
Gracias Raul, nos ayudas a ver mas alla de donde quieren que veamos... si ahasta parece que Carlin hubiera leido tu articulo: www.larepublica.com.pe
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