Esta semana, Roberto Abusada, exasesor económico de
Fujimori, expresidente Ejecutivo de Aeroperú privatizada mientras seguía en la
alta dirección del MEF, supuestamente encargado de supervisar ese proceso, y
empleado casi vitalicio de las organizaciones Camet y Graña y Montero, decidió
desatar un debate llamémosle “light”, a propósito del reciente discurso
presidencial de Fiestas Patrias.
La idea era que Humala sólo tenía 12 meses para no quedar
como el “peor presidente” de la historia. Inmediatamente empezó una ola de
comparaciones tontas con Velasco, el primer gobierno de García, que vendrían a
ser algo así como los insuperables, pero también los belaúndismos, Morales
Bermúdez, Toledo, y los que quedaban mejor parados por supuesto eran Alan II y
Fujimori.
Lo que sin embargo se pasaba por alto es que Abusada no
había hablado de la línea y los hechos en general de los gobiernos, sino de la
incapacidad de Humala para ganarse la “confianza” de las inversiones. Cuatro
años lo empujaron en esa dirección y
cada vez más el presidente se superó en derechismo, como se puede ver con el
gabinete Cateriano, pero no logró ganarse la resbalosa confianza. Y lo que el
exasesor quiere decirnos, más bien decirle al presidente, que la desconfianza
puede aumentar, así que no se mueva mucho.
En otras palabras, Fujimori (de la manera autoritaria) y el
segundo García (de la forma demagógica, que le es propia), se hicieron líderes
de un proceso de inversión que tuvo como ganadores a los grupos económicos que
crecieron en esos años. Los presidentes interiorizaron tanto el proyecto
neoliberal que los inversionistas se pudieron olvidar de las interferencias de
la política porque tenían alguien que hablara por ellos. A esto se refería
Abusada. A la debilidad del actual mandatario para marcar el paso, el paso que
ellos quieren por supuesto.
Les da la impresión que el presidente ha entregado a sus
ministros técnicos todo lo administrativo, pero que el siguiera pensando en
otra cosa. Como en la escena de los selfies con cada uno por su lado, y el
presidente queriendo decir algo. Para la población esta es la tragedia, no sólo
no se hizo lo prometido sino que se afectó el sistema en sus raíces, al
aceptarse como válido de que los candidatos tergiversen y hagan lo que quieran
con las ideas con las que reunieron votantes. Ese también puede ser un sentido
para el concepto de “peor gobierno”, el que mata las esperanzas.
En fin, en un concurso de gobernantes, Humala no sólo será recordado
por haber cambiado el programa en el poder, por haber mantenido la economía en
las manos de los neoliberales, por no haber hecho una sola reforma que afecte a
los grandes intereses y haberles hecho innumerables concesiones que no
conquistaron su confianza, sino por aumentar el descreimiento en la democracia,
en que en el terreno del voto cualquiera puede ganar. Lo que no es verdad.
05.08.15
No hay comentarios.:
Publicar un comentario