Javier Diez Canseco convocó, sin estar presente, a miles de
personas en el acto de reconocimiento que se desarrolló el último miércoles en
el Centro de Convenciones del Colegio Médico. Muchos quedaron fuera por falta
de espacio pero permanecieron en los alrededores para testimoniar su presencia.
Porque de eso se trataba, de que sus
amigos y admiradores hiciéramos un gran círculo de amor que ayude a enfrentar
la grave enfermedad que le afecta.
Todos los que estábamos en el acto y muchísima gente más
podríamos responder con muchos conceptos a la pregunta de ¿quién es Javier Diez
Canseco?, sea que nos refiramos al militante revolucionario y el líder de una
generación con gravitación en la política durante más de 40 años; al justiciero
que se rebeló contra la desigualdad y la marginación; al defensor incansable de
los derechos humanos; el perseguidor sin pausa de los corruptos; al legislador al que nunca pudieron
silenciarlo; al autor de la ley sobre discapacidad; al hermano que no abandona
a los enfermos.
A Javier se le quiere porque es todo eso y mucho más, y lo
es todo a la vez, en el mismo día y en el mismo espacio. Por eso nos duele su
enfermedad y en mi caso el sentimiento es doble porque yo estoy saliendo del
mismo mal y durante los meses en que mi vida corría peligro lo tuve de ángel
guardián preocupado de cada uno de los pasos que seguía mi proceso. Como dije
en el evento, la mayor ironía de esta historia es que en noviembre del año
pasado Javier fue el encargado de darme la bienvenida del mundo de los enfermos
y esta vez me tocó a mí reclamarle desde el Colegio Médico que vuelva para reunirse
con todos nosotros.
A Javier le temen los poderosos, los abusadores, los
corruptos. Por eso urdieron el plan para sacarlo primero de la megacomisión de
investigación de los delitos económicos del período del segundo gobierno de
Alan García y luego suspenderlo en su función congresal en base a una burda
acusación que será vergüenza eterna para los que votaron por ella por venganza
o cobardía. Obviamente hicieron estas cosas porque se trataba de Javier Diez
Canseco que presidió la investigación sobre Fujimori y dejó los cimientos
plantados para condenar al más corrupto gobierno de nuestra historia y porque
sabían que a él nadie lo compra ni lo doblega.
Fácil se podría decir que con su férrea voluntad política y
su dureza de fiscalizador del poder, Javier debe tener muchos enemigos. Pero lo
fundamental es lo que se vio el otro día, que realimente tiene una enorme
legión de amigos, compañeros, camaradas, de los más diversos colores políticos
y creencias, todos los cuales esperamos
volver a abrazarlo en un recibimiento masivo como el que se merece.
10.03.13
2 comentarios:
Un gran abrazo fraternal para ambos,desde Nevada-USA,vuestro amigo Manuel Javier Rios.
Un gran abrazo fraternal para ambos,desde Nevada-USA,vuestro amigo Manuel Javier Rios.
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